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Mostrando entradas de octubre, 2019

Profetizar

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"No cabe que un profeta  muera fuera de Jerusalén" Lc 13, 31-35 Es preciso que Jesús siga su camino hasta el Golgota, hasta el final para que se manifieste el poder del amor de Dios. Es preciso que hoy tú camines, no te dejes paralizar por los problemas, tú camina porque en el amor que hemos recibido somos nosotros los grandes vencedores de esta vida. Cada día es el tiempo propicio para testimoniar nuestra fe en medio de un mundo que nos quiere asfixiar y apagar el deseo de Dios que hay en nuestro corazón El Señor nos envía a profetizar, es decir, a dar testimonio, con la coherencia de nuestra vida y la fuerza de su Palabra Confesamos, Señor, que nos hemos preocupado, por las muchas demandas que esta vida tiene. Que nos hemos afanado por buscar la comodidad que la sociedad ofrece, que nos enredamos en competencias desleales, anulando la vida de otros y otras sin importarnos su dolor. Que el activismo nos ha aturdido de tal man

puerta siempre abierta

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«Hay últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos»   (Lc 13, 22-30) Es urgente que recordemos, en todo momento, las palabras del Señor:  Esforzaos en entrar por la puerta estrecha .  El Amor de Dios ha abierto esa puerta, la de la Cruz, para nosotros.  Ahora nosotros debemos cruzarla, configurando nuestra vida con Cristo crucificado. Hay puertas anchas que son un espejismo.  Solo Jesús es la puerta que conduce a la felicidad. Señor, todos queremos ser felices, plenamente felices. Tú has puesto en nuestro corazón el deseo de una felicidad infinita. Pero no siempre acertamos a entrar por la puerta que conduce a esa felicidad, a esa salvación. Y, a veces, llegamos a pensar que no existe esa puerta, que nunca podremos disfrutar una felicidad a la medida de nuestro corazón. Pero tú, Jesús, nos dices que existe una puerta que nos hace entrar en la familia del Padre, en el calor de su casa. Tú, Jesús, eres la puerta, el paso hacia la salvación,

Haciendo crecer del Reino

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“El reino de Dios se parece  a un grano de mostaza...  a la levadura...”  (Lc 13, 18-21).    Jesús Maestro con sencillez, con claridad, con brevedad y con gran profundidad comparte con los suyos los secretos del Reino. Nuestra vida es como una pequeña semilla de mostaza. En lo más pequeño podemos encontrar lo grande. Nuestra misión es ser fieles en lo pequeño y sembrarnos. La semilla de mostaza y la levadura son pequeñas pero transforman la realidad.   Llenemos de pequeñas cosas, gestos y palabras de Evangelio nuestra realidad para que sea una realidad 'esponjosa' y que acoja al hermano. Si entregas generosamente tu vida, aunque sea insignificante y permanezca oculta, como una semilla, puede dar vida en abundancia. Los que queremos vivir el Evangelio, podemos dar vida a los demás porque la semilla del Reino está sembrada en nosotros para llevarnos a plenitud. Basta una pequeña parte de levadura para que se produzca la fermentación. Cris

Nos ha mirado

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“Llamó a sus discípulos,  escogió de entre ellos a doce,  a los que también nombró apóstoles” Lc 6, 12-19 Jesús ora toda la noche, y desde la fuerza de su oración llama a los discípulos, hace apóstoles y cura a todos los que se acercan a Él. Jesús te invita a orar.   A acercarte a Él, a escucharle y tu fe le arrancará esa fuerza sanadora. Señor, tú llamas a todos a tu mesa, nos acercamos... ¿Tenemos suficiente fe  para que tu fuerza nos cure?     Entre ellos estaban San Judas Tadeo y San Simón, que dijeron sí. También hoy como ellos podemos decir amén a Dios a su proyecto en nuestras vidas. El Señor se ha fijado en nosotros, nos ha mirado con ternura y nos ha amado, y nos ama cada segundo de nuestra vida; y este amor suyo nos hace felices. Oración a San Judas Tadeo Dios nuestro que nos has dado a conocer a tu Hijo por la predicación de los Apóstoles, por intercesión de tu santo apóstol Judas Tadeo, bendice y protege nuestra familia y

Nada somos sin su misericordia

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"El publicano  bajó a su casa justificado,  y el fariseo no   " ( Lc 18, 9-14) En la comunidad de Jesús todos somos hermanos y hermanas. Todos estamos cubiertos por el inmenso amor de Dios. No hay razón para despreciar a nadie. Si alguien debe tener un lugar de privilegio ha de ser el pobre, el marginado, aquel al que le ha tocado la peor parte en esta vida. ¿Quiénes somos nosotros para juzgar a nadie, para entrar en su corazón y decir que es malo? Cuando nos presentamos delante de Dios sin ningún mérito que exhibir, sino con nuestra propia miseria, Dios se conmueve. No hay nada que tengamos que no nos haya sido dado, empezando por la propia vida. Nada somos sin su misericordia. ¿Es necesario que cuando oremos nos golpeemos el pecho y nos cubramos de pesimismo?  Cristo nos pide que nos acerquemos a su corazón como niños, agradeciendo los dones que nos ha dado, y con humildad para reconocer nuestras faltas. Hacernos pequeños, depe

Paciente y compasivo

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«Si no os convertís,  todos pereceréis  de la misma manera»   (Lc 13, 1-9) Convertir el corazón es tarea de toda una vida. Hay mucho que desbrozar en el jardín interior. Muchos rincones donde poner luz. Queda orgullo por disolver. Queda aprender el amor incondicional, amar al enemigo y descubrir que no era tal. Aprender a curar heridas. El olvido de sí. El Señor es paciente y compasivo con nosotros. Él es nuestra salvación. Los frutos no son una conquista, son un regalo que nos ofrecen las circunstancias, las personas, los acontecimientos.  En nosotros está el acogerlos, cuidarlos, y hacerlos don para otros.  No dejemos a Dios, lo que es nuestro trabajo y responsabilidad Señor te pedimos perdón por las veces que sometemos a otros, y a todo lo que has creado abusando de poder, desconociendo que el único PODEROSO eres Tú. Señor te pedimos perdón por ser en ocasiones, soberbios, queriendo imponer “nuestra verdad como única”, cuand

Signos

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«¿Cómo no sabéis juzgar vosotros mismos  lo que es justo?»   (Lc 12, 54-59) Jesús reprocha a la gente que sepa interpretar qué tiempo va hacer pero ande muy lejos de comprender el signo por excelencia que es Él mismo. El verdadero discípulo es el que mira la vida en profundidad y procura la paz a su alrededor. Es el que no se deja atrapar por el remolino de la falta de perdón y practica la misericordia y la reconciliación. Tenemos que aprender a vivir, saber mirar con los ojos del corazón. Señor, danos los ojos adecuados para saber leerte entre las líneas de la vida. Contempla con gratitud y asombro el amor que Dios nos manifiesta de mil maneras: en los pequeños detalles, en las sonrisas, en la belleza de la creación... Lleva ese amor a quienes necesitan comprensión, cariño, respeto, acogida... La misericordia de Dios nos lleva a la esperanza. Todos tenemos que estar atentos para descubrir las llamadas de Dios en los acontecimientos de la vida,

Fuego

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«He venido a prender fuego a la tierra, ¡Y cuánto deseo que ya esté ardiendo!» (Lc 12, 49-53) San Antonio Maria Claret, cuya fiesta celebramos hoy, tomó como lema de su vida: “el amor de Cristo me apremia”.   Sólo desde el intenso amor que llenaba su corazón se puede explicar la dedicación tan espléndida al servicio de la Iglesia Jesús dijo:  “He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ya ardiendo!”. San Antonio María Claret ardió con el fuego de Jesús y nos dejó a sus seguidores una gran tarea: la evangelización por todos los medios posibles para que ese amor de Dios se difunda por el mundo. "Haz, Señor, que ardamos en caridad y encendamos un fuego de amor por donde pasemos; que deseemos eficazmente y procuremos por todos los medios contagiar a todos de tu amor. Que nada ni nadie nos arredre, Señor..."    El fuego del odio y la corrupción mata. No es de Dios. Pero el fuego del amor que nos calienta y anima, también puede divid

Decirte "sí"

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“Estad preparados,  porque a la hora  que menos penséis  viene el Hijo del hombre”   (Lc 12,39-48) La oración y la práctica de la misericordia nos ayudarán a estar despiertos y atentos a la venida del Señor y nos permitirán reconocerlo, aquí y ahora, en nuestras realidades cotidianas. ¿Somos sal y luz? ¿somos levadura? o ¿nos vemos apagados, insípidos, hostiles, desconfiados, irrelevantes y cansados?.. Luchemos contra el sueño que como narcótico ha invadido nuestra vida de fe y ha impedido que nuestras vidas sean sal y luz.  Pongamos color a nuestros grises días. Aprendamos de María, que siempre está en vela, pendiente de todo lo que podamos necesitar.  María pura y hermosa mesa puesta, preparada; sala de puertas abiertas siempre iluminada; bienaventurada servidora del Señor siempre vigilante. Me da miedo, Señor, decirte “Sí”

¡¡¡ Estad en vela!!!

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"Tened encendidas las lámparas"   (Lc  12, 35-38) Seguir a Jesús es estar siempre pronto. Seguir a Jesús es estar siempre disponible. Seguir a Jesús significa no hacerle esperar. El Señor nos pide tener la "cintura ceñida", estar atentos, para reconocer su Venida, su Paso y su Presencia liberadora, en cada persona y en cada acontecimiento. Preparados sobre todo para servir, para que nadie se quede sin una caricia, sin un abrazo, sin una ayuda. Los ojos abiertos, el corazón dispuesto, las manos preparadas, los pies calzados... y salir, y buscarle, y esperarle... ¡¡¡ Estad en vela!!! Hoy Jesús nos invita a estar atentos, a estar vigilantes... a saber esperar sin desesperar. Estamos llamados a estar atentos a la voz de nuestro prójimo, de nuestro amigo,... a esa voz que resuena en medio de múltiples y diferentes voces. Pero la voz que nos lleva a implicarnos en Reino. Estar preparados y disponibles para el servicio, entraña estar abiertos y

Lo demás se nos dará por añadidura

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«Guardaos de toda clase de codicia.  Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes»   (Lc 12, 13-21) El dinero en sí mismo no es ni bueno ni malo. El problema es que con frecuencia nos roba el corazón Vivimos afanados y agobiados por acumular riquezas y consumir bienes pensando que eso es la vida y eso es vivir bien, cómodamente. Este mundo nos educa para ser ricos, Dios nos educa para ser felices y así sepamos distinguir el valor de las cosas y no su precio. Dios nos recuerda como a Marta que "sólo hay necesidad de una cosa": buscad el Reino de Dios y lo demás se nos dará por añadidura La vida no depende de los bienes. Ni la vida, ni la felicidad, ni nada que tenga realmente valor a los ojos de Dios. Una vida plena y feliz es consecuencia del amor, de la fe, de la entrega... Señor, líbrame de la codicia de tener mucho dinero y hazme generoso, como Tú. Líbrame de la codicia de acaparar mucho poder y hazme servicial, como Tú.

Persevera.

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«Dios,  ¿no hará justicia a sus elegidos que claman ante él día y noche?;  ¿o les dará largas?  Os digo que les hará justicia sin tardar»   (Lc 18, 1-8) Toda una invitación a que oremos e insistamos a ese Dios que, sobre todo, es Padre La oración es entrar en diálogo con el creador de todo, el Padre que nos conoce, nos ama y quiere ayudarnos. La oración es sólo esto: ¡una elevación piadosa del alma a Dios! Hay que orar incesantemente, sin desanimarse. Dios es Padre, nos ha creado y nos ha elegido para la vida. No va a dejar que se pierda la obra de sus manos.  Sé paciente.  Persevera. En el silencio de Dios que a veces nos envuelve, no dejes de mantener la fe y la confianza. Jesús sabía bien que a veces el cumplimiento de la oración se puede retardar, o incluso no realizarse, al menos a nuestros ojos. Precisamente por esta razón contó la parábola de esa viuda, instándonos a "rezar siempre, sin cansarnos nunca" Orar Orar es perder

Proclamar tu grandeza

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“El Espíritu Santo os enseñará  en aquel momento  lo que tenéis que decir”  (Lc 12,8-12).    Reconocer a Cristo ante los hombres significa también aceptar su forma de amar y su servicio incondicional a la verdad y a la vida. Si nuestras palabras, nuestros gestos, nuestro pensamiento, nuestras inquietudes, no están movidas por el Espíritu, terminaremos afirmando nuestras doctrinas, ejerciendo violencia, imponiendo ideología y dejándonos llevar por lo que satisfaga nuestros instintos. Señor que toda mi vida sea proclamar tu grandeza, tus maravillas, que todo ello lo haga mediante mi estilo de vida y también de palabra, a ejemplo de María. Creo en un Dios que sin límites me ama, que vino a darnos luz, como nos da el sol, cada mañana. Creo en un Dios que penetra mi pensamiento, que se mete en mi corazón y conoce mis sentimientos. Comunidad: Creo en un Dios que sabe todo lo que me pasa, que sufre y ríe conmigo, que me sostiene y que me abraza. Creo en un D

Estoy dispuesto

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"Está cerca de vosotros  el Reino de Dios."   (Lc 10,1-9): Celebramos hoy la fiesta de San Lucas evangelista, autor también de los Hechos de los apóstoles y reconocido por todos como el evangelista que mejor revela el rostro humano, manso y misericordioso de Dios. La clave del evangelio de hoy es el sentirnos enviados por Dios.   Sentir su Gracia cada día para decir con nuestra vida a las personas más cercanas "el Reino de Dios está cerca". El envío hoy no es más fácil o difícil que en otros tiempos. Pero en todo momento necesita disponibilidad, ardor, desprendimiento y deseo inmenso de ser anunciadores “A donde pensaba ir él” Nuestra única labor como Iglesia es limpiar caminos, preparar corazones, abrir puertas, derribar muros, limar asperezas, crear necesidades, roturar terrenos... Lo demás, depende de Él. El discípulo de Jesús es alguien desinstalado, que se pone en camino a impulsos del Espíritu Santo, para seguir las