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Los invitados de Dios

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  «La boda está preparada». (Mt 22,1-14). Algunos consideran la religión como una imposición cultural o social. No es así, al menos en el cristianismo: en su esencia está una invitación a una boda. Podemos rechazar la invitación, aunque tal decisión tenga sus consecuencias. Aceptarla le da a la vida un aire más festivo. Así es la relación con Dios, como una boda a la que hemos sido invitados. Él invita, la boda está preparada. No podemos decir que no, estamos invitados a un evento, un encuentro de amor, nada de reproches ni de tristeza. Algunos le dicen que no pero Él insiste. Tenemos sitio. «La boda está preparada». Comencemos a buscar nuestro mejor vestido, nuestro mejor traje, Él nos espera. "Porque muchos son los llamados, pero pocos los elegidos."   La llamada que nos hace Dios a vivir y a colaborar en su proyecto es universal e irreversible. Nunca deja de llamarnos aunque nuestra respuesta no sea inmediata. No se decepciona de nuestras indiferencias y olvido

Libera y sana

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  "Vete a casa con los tuyos  y anúnciales lo que el Señor ha hecho contigo y que ha tenido misericordia de ti." (Mc 5,1-20) Jesús va a la región de los gerasenos y es encontrado. Un hombre poseído de un espíritu inmundo. Jesús cura a un endemoniado que "se pasaba el día y la noche en los sepulcros y en los montes, gritando e hiriéndose con piedras." Jesús libera a aquel hombre de esos espíritus. Recupera su serenidad y se sienta, el vestido de su dignidad y su juicio.  Y como con demasiada frecuencia los negocios han estado reñidos con Jesús de Nazaret. Su acción liberadora con las personas no casa con el interés general. Como no están dispuestos a perder sus cerdos y los beneficios que les reportan, le suplican al Señor que abandone su tierra. Señor, también hoy hay personas poseídas por una legión de demonios: aislamiento, miedos, culpas, autodesprecio, dolor, fracasos… Ayúdanos a no esquivarlas, a estar cerca, a ofrecerles tiempo y cariño, a valorarlas..

Hablan por ti.

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  "Todo árbol sano da frutos buenos;  pero el árbol dañado da frutos malos"   (Mt 7, 15-20) Los falsos profetas muestran una apariencia indefensa, pero en su interior son agresivos. Una advertencia para no guiarnos por lo que vemos sino por lo que conocemos. A las personas se las conoce no por sus bonitas palabras, sino por sus acciones (sus frutos) «Cuidado con los profetas falsos» Vivimos un tiempo que nos invita a crecer en la desconfianza. El más cercano se convierte en un traidor. El verdadero profeta construye el Reino no desde su soberbia sino desde el cuidado del hermano que implora misericordia. Las obras hablan siempre más y mejor que las palabras. Mientras puedas, no estés sin tan buen amigo como Jesús; su acequia va llena de agua. Junto a él brota la vida. El fruto del amor es el servicio y el fruto del servicio es la paz   Siembra el bien que brota de un corazón orientado hacia Dios. Siembra y aprende a esperar, como el labrador que trabaja su tierra