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A multiplicarlas

 


“Muy bien, siervo bueno; 
ya que has sido fiel en lo pequeño, 
recibe el gobierno de diez ciudades”. 
(Lc 19,11-28).

Ante la certeza de que el reino de Dios llegaría de forma inminente, Jesús les cuenta la parábola de los talentos. El relato nos habla de una provocadora historia que concluye con una imagen: Jesús que caminaba delante de sus discípulos subiendo hacia Jerusalén.


«Caminaba delante de ellos»
Al afrontar las dificultades de la vida debemos recordar que Él nos acompaña, no al lado sino delante, espantando nuestros miedos y dando razón a una vida que debemos vivir con actos donde el bien se vea en la relación entre las personas y con Dios.

Cuando no tenemos claro que somos siervos, desperdiciamos el tiempo, la energía y los talentos. Estamos llamados a negociar con las minas recibidas. A multiplicarlas. La maldad se oculta en el egoísmo, el miedo a Dios y el mal concepto que de él se tenga.


En esta parábola hay una llamada a trabajar incansablemente por el Reino. En este tiempo de la Iglesia debemos hacer fructificar los dones que el Señor nos ha dado a cada uno. No temas ante Jesús, Señor de la vida y de la muerte. No viene a condenar sino a invitarte a vivir el riesgo de fe y a producir frutos de amor.

Gracias, Señor, por todo lo que cada día recibo de ti.
Gracias por la vida, la fe, la esperanza.
Gracias por la alegría y la fraternidad.
Gracias por la Eucaristía.

No podemos pensar sólo en nosotros mismos. Los dones son un regalo del Señor que es para que el mundo sea mejor, para que ayuden a otros a ser, para que podamos mostrarle las manos vacías, al darlos, pero los dones multiplicados.

Pensar sólo en nosotros no es la manera, poner en juego lo que somos para que el mundo sea mejor es la propuesta de Él. No acepta ni miedo.

A tanta bondad, a tanta gracia que nos da la salvación, acaso no hemos responder del todo, para alcanzar el Todo Eterno.


Al que se ocupa y cuida de lo pequeño, del detalle, se está capacitando para dar un fruto grande. La relación entre lo "micro" y lo "macro" está en ponerlo en las manos de Dios. ¿Qué tendrá lo pequeño que a Dios tanto le gusta? Tres peces y cinco panes dan de comer a la multitud. Unas monedas en el templo, hacen que la viuda dé más que nadie. Si amamos lo concreto desplegamos nuestra identidad eterna.

Señor, sé que a mí mucho se me ha dado:
la vida, el día a día, tantas capacidades,
tantos talentos, tantos proyectos,
tantas posibilidades, tantas experiencias,
tantas relaciones, tantas oportunidades,
tantas personas, tantas pasiones,
tantas experiencias, tantos dones… tanto.

Señor, sé que a mí mucho me has confiado:
ser hijo tuyo, ser hermano de todos,
ser discípulo tuyo, ser testigo de tu proyecto,
ser profeta en medio del mundo,
ser tu palabra y tus manos… ser desde ti.

Señor, sé que a mí mucho se me ha dado
y mucho se me ha confiado.
Ojalá esté a la altura de las circunstancias,
Mucho me has dado, Señor
mucho quiero regalar y entregar de todo corazón.
mucho quiero darte.

Dame la capacidad necesaria
para agradecerte cuanto soy y tengo,
y la fe necesaria para nunca olvidar
que todo procede de ti y a ti se dirige.
Así sea.

 

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