¿Por qué quieres verle?
"¿Quién es este de quien oigo semejantes cosas?" (Lc 9,7-9) La pregunta de Herodes ha resonado en el correr de la historia: “¿Quién es este de quien oigo semejantes cosas?”. Jesús despierta curiosidad e interés, pero también desprecio y amenaza. No es alguien indiferente o desapercibido porque él también nos cuestiona. Jesús despertaba interrogantes irresistibles. Acerca de su identidad, de sus orígenes, de su autoridad para predicar, de su poder sanador. Tenía una vida tan plena y desplegada que no cabía en una definición. Definir es limitar. Era más que un carpintero, más que un maestro, más que un profeta, más que un amigo, era más que un sanador. Era divino porque dejaba salir de su humanidad visible toda la fuerza creativa y amadora del mismo Dios. «Herodes se enteró de lo que pasaba sobre Jesús y no sabía a qué atenerse» Las palabras del evangelista san Lucas se refieren al tetrarca Herodes. Los tiranos siempre tienen miedo a aquellos que con su vida