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Mostrando entradas de junio, 2020

Todo con más calma

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"Jesús increpó vivamente a los vientos y al lago, y sobrevino una gran calma". (Mt 8, 23-27) Aunque la tempestad sea fuerte, la confianza en Dios nos permite vivirlo todo con más calma. Aquí reside nuestra seguridad y calma: Saber que en nuestro barco va un pasajero a bordo. ¡Un polizón que ha cogido el timón de nuestras vidas y nos llevará a buen puerto! ¿Quién es el que puede calmar las tormentas del cielo y de la tierra y, a la vez, las de los corazones de los hombres? Sólo quien «durmiendo como hombre en la barca, puede dar órdenes a los vientos y al mar como Dios». (Nicetas de Remesiana). Jesús, aumenta mi fe. Dame una confianza más grande y fuerte en el amor del Padre. Que en medio de las tempestades que me toque vivir sepa poner mi corazón en la roca firme de tu amor. Amén.

Responde

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«Sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará» (Mt 16, 13-19)   Conocer a alguien implica mirarle, escucharle, compartir sus luces y sus sombras, dejarnos interrogar e inquietarnos también; cuanto más si es aquel que guía nuestra vida: ¡Descúbrelo! En el Evangelio de hoy Jesús hace una pregunta vital a los discípulos. Y hoy, también, nos la hace a cada uno de nosotros:  «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?».  Jesús declara dichoso a Pedro porque el Padre le ha revelado el misterio de reconocerle como Mesías y como Hijo de Dios. Le confía la misión de ser la roca sobre la que se asentará su Iglesia, reunida en torno a los discípulos. Tú eres mi Señor, mi fe se apoya en tu Palabra de Vida. El don de la fe se lo dona el Padre a Pedro no por mérito de Pedro ni por sus cualidades personales -era pescador- sino por su propia bondad Dios. Es el don más precioso, el de reconocer a Dios como Mesías, como la auténtica luz que guiará nuestros pasos hacia la fel

Acoger

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  “El que no carga con la cruz no es digno de mí.  El que os recibe a vosotros, me recibe a mí”.   (Mt 10, 37-42)   Mira a tu alrededor y en tu interior. Busca tu cruz. Tómala. Ponte en camino. Síguele. Tomar la cruz para seguirlo, en una opción que rechaza el mal en todas sus formas, y expresa el amor en gestos sencillos y concretos, dirigidos a los más pequeños, nos hace experimentar la dignidad de los hijos de Dios. Todo esto es imposible con el sólo deseo o esfuerzo, es fruto en nuestra vida, de un amor que nos amó primero; hasta dar la vida. El que nos invita a cargar la cruz y seguirlo; ha cargado primero, por amor a nosotros, la cruz siguiendo obedientemente la voluntad del Padre. Jesús encontró a un cirineo que le ayudó a llegar, porque tenían miedo de que se les muriera en el camino; yo, al igual que él, puedo ayudar a que mis hermanos lleguen a Dios en lugar de crucificarlos con mis palabras y obras.  Acoger lo que llega y quien llega a tu vida. Que to

¡Dichosos nosotros, si creemos!

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  “Vendrán muchos de oriente y occidente  y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob”.   (Mt 8, 5-17)   Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo: “En verdad os digo que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe”. ¡Bendita fe del centurión! ¡Bendita humanidad de Cristo! ¡Y dichosos nosotros, si creemos! Nuestra dignidad está en la fe que ponemos ante la acción de Dios en nuestra vida. Somos dignos cuando nos reconocemos criaturas limitadas, enfermas, necesitadas de Dios. Somos valiosos porque Dios se ha hecho hombre para hacerse cargo de nuestra humanidad rota. A Jesús no le importa 'habitar nuestra casa', quiere venir y encontrarse con nosotros, quiere llenarnos de vida... lo que necesitamos es la verdad, la fuerza, la fe para que eso sea real. Dame, Señor, la fe y la humildad del centurión. Esa humildad que nace de la fe y que da la confianza, la seguridad, de ver en todos los sucesos de la vida tu mano providente y amorosa. Dame la gracia de entregarm

Misericordioso y compasivo

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  « Extendió la mano y lo tocó diciendo:  « ¡Quiero, queda limpio! ».  Y enseguida quedó limpio de la lepra. »  (Mt 8, 1-4) A Jesús, nuestro maestro y Señor, le dijo el leproso: "si quieres, puedes limpiarme" ¡Maestro límpianos el corazón! Reconocer que no estamos limpios, precisa una gran dosis de autoconocimiento, cantidad de deseos de cambiar, y sobre todo, no mirar para otro lado. Si no hay humildad para ver la suciedad, y deseo de limpiarla, no puede hacer nada, ni Dios mismo. 'Quiero, queda limpio' Deja atrás tus miedos, suéltalos. Abre tus ojos y mira a tu alrededor para dar gracias. Coge la mano del otro y construye fraternidad. Sal de tus escondites, de tus comodidades y anuncia la Buena Noticia... A veces, tan solo necesitamos que alguien nos diga: “tranquilo, todo irá bien” mientras nos mira a los ojos. La vida es así, más sencilla de lo parece La voluntad de Jesús hacia nosotros es siempre la de liberarnos de nuestros pecados; pero r

Edificar en Cristo

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“El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica  se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca”   (Mt 7, 21-29)   El 'Señor, Señor...' debe estar acompañado del compromiso con la historia haciendo de Él el verdadero y único fundamento de nuestra vida, así será sólida y resistente a las crisis, la tentación, los miedos... En el  evangelio   encontramos una invitación a construir nuestra vida sobre la base sólida de la fe. Será esto y no otras cuestiones, lo que nos ayudará a superar las principales adversidades que nos encontremos en la vida. ¡Qué importante es que no nos dejemos llevar y que asentemos nuestra vida en lo esencial! Edifiquemos nuestra vida sobre la Roca, que es Cristo, para permanecer firmes en la fe en medio de las tribulaciones y las tempestades de nuestro mundo, relativista y caprichoso.  Roca y arena Son de arena los suelos donde nada echa raíz. De roca la base donde plantamos, firmes, buenos cimientos. De arena, los besos sin me

El más grande

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«Inmediatamente se le soltó la boca y la lengua, y empezó a hablar bendiciendo a Dios» (Lc 1, 57-66. 80) Natividad de San Juan Bautista. De padre anciano y madre estéril nace aquel de quien Jesús diría que no había nacido nadie más grande. Confía en el Señor. Él escucha tus plegarias, aunque parezcan imposibles, y las concede a su tiempo si son para bien. Isabel es mujer, anciana, estéril, pero recibe la misericordia de Dios.  Zacarías escucha el anuncio del nacimiento de Juan, pero ella es la que lo cree.  Él quedará mudo por su falta de fe, ella le pone el nombre: Juan.  El plan de Dios cambia el orden establecido Juan el Bautista fue el más grande de los profetas porque pudo señalar al Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Juan es el Precursor de Cristo con la palabra y con la vida. ¡Juan es la voz, Cristo es la Palabra!. ¡Juan es la lámpara, Cristo es la luz! Dios con Juan Bautista quiere hacer un anuncio, preparar al pueblo, convertir la sorpresa de su pueblo a

La "puerta estrecha"

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“Tratad a los demás como queréis que ellos os traten” (Mt 7, 12-14) Tratar bien a los demás, es una manera nueva de vivir, es una manera nueva de mirar a los otros, es una manera sencilla de cambiar el mundo. Además con generosidad y gratuidad, sin esperar nada a cambio. La puerta es el medio por el que pasamos de un espacio a otro. Cuánto más estrecha, más dificultad para atravesarla. Esto despierta el ingenio, la confianza en nosotros mismos, el conocimiento propio y de lo que nos rodea, y con quienes podemos compartir el reto. El Señor nos invita con fuerza en el Evangelio de hoy:  “Entrad por la puerta estrecha”. Sólo el que se abaja, se hace como un niño, puede entrar por esa puerta estrecha y acceder así al Corazón de un Dios que también se ha abajado por amor al hombre La cruz es la "puerta estrecha", la sabiduría escondida, que nos introduce en los secretos del Reino; el lugar del encuentro íntimo con el Amado; la experiencia de un amor que vence a la muerte;

¡Qué difícil no juzgar!

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“No juzguéis, para que no seáis juzgados” (Mt 7, 1-5) La Palabra de Dios se nos da como Palabra de vida que transforma el corazón, que renueva, que no juzga para condenar, sino que cura y tiene como fin el perdón. ¡Una Palabra que ilumina nuestros pasos! (Francisco) Esos juicios destructivos y malintencionados, tan comunes entre nosotros, no los quiere Dios A veces vivimos tan atentos al "bien" del otro que no nos importa destruirlo con nuestros juicios, mientras somos incapaces de reconocer nuestras propias faltas y pecados. Corremos el riesgo a veces de pasarlo todo por nuestro prisma y de señalar sin siquiera ser conscientes de lo que somos: romper con la inercia del que juzga injustamente es una obligación. No estás solo. Saber ponerse en el lugar del otro, entender y comprender sus circunstancias, aplicar el beneficio de la duda, preguntar en vez de sentenciar, aceptar más y etiquetar menos, saber crecer con la diferencia y la discrepancia... Es menos cost

No temas

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"No tengáis miedo a los que matan el cuerpo" (Mt 10, 26-33) En el Evangelio de este domingo, Jesús nos invita a no tener miedo, a ser fuertes y a confiar en Él ante los desafíos de la vida, porque a pesar de atravesar insidias, nuestra vida está segura en las manos de Dios, que nos ama y nos custodia. Estamos llenos de miedo. El miedo es nuestra condición humana. Lo sabíamos, pero la pandemia nos hizo ser más conscientes de ello, hasta el punto de entrar en pánico y encerrarnos, y tomar la distancia incluso de los más íntimos y llenarnos de cuidados. Vivimos en unos tiempos en los que el miedo se ha metido en nuestras vidas. ¿Cómo afrontarlo? Los cristianos tenemos que afrontar la vida y todo lo que suceda en ella, incluida la enfermedad y la misma muerte con la confianza en Dios. El miedo es lo opuesto a la fe. Si la confianza y el abandono está puesto en Dios, no hay de qué temer. Si nos apoyamos y esperamos en nuestras propias fuerzas y capacidades, habrá mi

Dulce Corazón Inmaculado

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«A los tres días, lo encontraron en el templo,  sentado en medio de los maestros,  escuchándolos y haciéndoles preguntas»  (Lc 2, 41-51) Hoy celebramos, el Corazón Inmaculado de María. De María aprendemos a saber vivir la fe desde el corazón, a gustar a Dios desde la intimidad, a disfrutar de su presencia en la nuestra. A poner toda la confianza en Dios y esperarlo todo de Él. Un corazón roto por el sufrimiento de aquel a quien ama. Un corazón que solo tienes 'ojos' para el fruto de sus entrañas, unos 'ojos' que le hacen ver a Dios. María guarda en el corazón todo lo que va a sucediendo para amar más. Aprendamos de María que guardaba todas las cosas en su corazón. A través de su sí se abrió paso la revelación del amor de Dios para la humanidad. Su silencio, su presencia humilde, su disposición para ponerse  en marcha hacia donde necesitan ayuda. Su fidelidad junto a la Cruz... Oh Dios, tú que has preparado en el Corazón de la Virgen María una digna morada a

Con el corazón lleno de fiesta

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“Venid a mí todos los que estáis cansados  y agobiados, y yo os aliviaré”  (Mt 11, 28). La solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús es una canción al amor humano y divino de Jesús. Muestra que todo se debe al amor: desde el plan original de Dios hasta la creación, la redención, la plenitud de la comunión en Dios. Todo esto brilla en el corazón de Jesús. Nuestros cansancios y agobios encuentran alivio y descanso en el corazón de Cristo, fuente inagotable del amor y de la misericordia del Padre. Humildad de corazón es la capacidad de alegrarse con el éxito de los otros, saber reconocer nuestras limitaciones. Ser manso significa buscar y ver la bondad de las cosas, es la templanza, la suavidad y la calma en las relaciones. Acerquémonos a Él con una fe profunda, con un amor ardiente y no le toquemos la orla del manto, besemos su Corazón, adoremos su Corazón y robémosle la gracia. Él lo único que pide es que vayamos a Él. ¡Él está deseando darnos, deseando curarnos, está deseando aliviarnos.