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Mostrando entradas de enero, 2021

Una enseñanza nueva

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  "Les enseñaba con autoridad". (Mc 1,21-28) Jesús no pertenecía a las clases dirigentes del pueblo. Y sin embargo, la gente sencilla percibe que su palabra y sus acciones tienen una fuerza especial… que llama la atención.  Sepamos nosotros transmitir con ese ímpetu la Palabra de Dios   El hombre con espíritu inmundo está en la sinagoga. En un ambiente espiritual y religioso. La autoridad de Jesús se manifiesta ante este hombre, y también ante quienes lo rodean, pero sólo el espíritu inmundo lo reconoce. ¿Hemos descubierto esta enseñanza nueva?   Su autoridad es capaz de devolver al hombre a su lugar, su Palabra va unida a 'echar', liberar, la condición humana de todo aquello que la tiene aprisionada, atada, ninguneada.   Sanar, limpiar, purificar el corazón de todo lo que nos impide vivir como hijos de Dios. Discernir la voz del Espíritu en medio de tantas voces inmundas que nos corrompen. No pongáis los ojos en nadie más que en Él, Jesús, porque Él nos consuela, nos

Ser luz

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«Acaso se trae la lámpara para ponerla debajo del celemín» (Mc 4, 21-25)   Él es luz, no lo escondamos, pongámoslo en un lugar donde su luz se contagie, donde nos llene de ella para ser también nosotros luz para los otros en medio de nuestro mundo. La fe crece cada vez que la compartimos, cada vez que damos testimonio de ella. De lo contrario, mengua.   Cualquier pequeña luz es un faro que rasga la oscuridad y abre una brecha a la esperanza. Cada persona que ama y confía, que persevera en el bien a pesar del mal que nos rodea, es una chispa del fuego del Espíritu, que alumbra la oscuridad y da calor de vida en un mundo de hielo.   Lámpara que no esconda su luz. Medida que mide a uno mismo. Al que no tiene se le quita. Palabras, sentidos, significados que se nos escapan. El conocimiento da luz. La formación nos enseña a medir. La preparación es don para darse.   Cree que el bien tiene siempre la última palabra. Es la verdad que se esconde tras los disfraces que un día caerán. Deja que l

Sembrar

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  «Salió el sembrador a sembrar»... (Mc 4,1-20)  Lo nuestro es sembrar. Dios es quien hace crecer. No juzgues el día por lo que recojas, sino por lo que siembres. Sembrar y sembrarnos. «El sembrador siembra la Palabra» No seas camino; no seas piedra; no seas espino. Que seas la tierra, la buena tierra. Lo importante es un sembrador que sale a sembrar semilla. Lo necesario es una tierra fecunda donde la semilla de cosecha. Lo decisivo es la preparación de la tierra. Todo es cuestión de gracia y de trabajo. De dejarse hacer, y de hacer sin dejarse. Solo el Espíritu puede liberarnos. Solo la gracia nos hace vivir de otra manera. Nada bueno hay en el hombre sin su impulso. El corazón está sembrado de trigo y cizaña. Solo quien se olvida de sí, quien pierde su vida y se abandona en sus manos se transforma en cosecha plena. Abramos el corazón a la semilla que cae de sus manos con nombres que gritan pidiendo compañía o miran como llamada profunda o ese Evangelio que nos

No podemos llegar solos a Cristo.

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  “El que haga la voluntad de Dios,  ese es mi hermano y mi hermana y mi madre”.   Mc 3, 31-35. Y lo es no por ser fiel, que lo es, sino porque somos elegidos por Dios como hijos predilectos a los que llama para una misión excepcional que vivimos cada día.  Con Jesús llegó también un nuevo tipo de familia: la de los que anuncian y realizan el Reino de Dios. Familia por encima de lazos de sangre, procedencias físicas o mentales. Una familia que acoge, comparte y protege. ¡Una familia que nos hace a todos hermanos! ¿Cuál es la voluntad de Dios para mí hoy y ahora?  La mirada de Jesús va más allá de la pura biología. Penetra en quienes hacen la voluntad de Dios. Su mirada ahonda en los vínculos más profundos de nuestra humanidad. “Hágase tu voluntad”. Dejar que Dios haga, querer lo que Dios hace   «Estos son mi madre y mis hermanos» La comunidad cristiana es la familia que nos acompaña en nuestro caminar. No podemos llegar solos a Cristo.   La voluntad de Dios pasa por dejar sitio al otro

Id

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  “Id al mundo entero y proclamad el Evangelio”.    (Mc 16, 15-18). Hoy Fiesta de la Conversión de San Pablo Como él, también nosotros decimos: «Todo lo considero pérdida si lo comparo con Cristo». Necesitamos el encuentro con Jesús. Sólo entonces es posible la conversión. Él lo hace todo nuevo. Así será posible su reino. Una humanidad nueva, fraterna, solidaria. Nos busca en la oración, en su Palabra, en los pobres, la Eucaristía, en el sacramento de la reconciliación... Me pregunto cómo va a contar Jesús conmigo, si soy un desastre, si no tengo fuerza, si caigo en mil tentaciones... Es sorprendente que me llame, que no tenga en cuenta mi pecado, mis limitaciones. Alguien me dijo que Dios no elige a los capaces, sino que capacita a los que elige. Evangelizar hasta los confines de la tierra. No sólo con palabras, también con obras. En silencio y en medio de los ruidos de este mundo. En la oración contemplativa y en las redes sociales. En compañía y en solitario.

Siempre llamas.

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  Convertíos y creed en el Evangelio  (Mc 1,14-20) El Espíritu de Jesús... va creando el ambiente, entre graves dificultades, para la manifestación definitiva del Reino de Dios.  El Espíritu se mueve. El Reino se realiza. La Palabra de Dios se cumple. Es hora de rezar con más intensidad que "venga a nosotros su Reino". La Palabra de Dios es viva y eficaz. Es poder creativo infinitamente. Intento escucharla, leerla, meditarla, rumiarla un poco cada día y dejar que poco a poco me transforme, me convierta. Y en la Eucaristía me siento revitalizado, alimentado  con su Cuerpo y su Palabra. La conversión que propone Jesús es un volver a Dios, un cambio radical, del nada al todo. Cambiar el corazón, pero antes la mentalidad, que es lo que impide dejar Ser a Dios. Abandonar el modo rancio y convencional de la religiosidad para ser creyentes de verdad. Jesús quiere contar con colaboradores para llevar a cabo su obra. También contigo. A Pedro, Andrés, Santiago y Juan le propuso tareas

Bendita locura

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  «Vinieron a llevárselo»  (Mc 3,20-21) La familia es la raíz de nuestra fe, pero también puede ser fuente de discordia si se eclipsa la relación con Dios. Cuidar y amar, siempre en la verdad.   El seguimiento a Jesús tiene mucho de locura para los criterios de este mundo. Hay que estar “fuera de sí” para de permitir a los demás entrar, para vivir la entrega, para tener una palabra de esperanza, para mirar más allá de lo material e inmediato.   La locura de Dios es su inmenso amor por el hombre, que estalla en su corazón y revienta nuestros miedos, nuestra mediocridad.  En Jesús se hace accesible, se desgasta, se deja comer para nutrirnos, sanarnos, levantarnos. No está en sus cabales, porque es misericordia infinita.   ¿Es locura compartir? ¿Tener menos para que a nadie le falte lo necesario? ¿Acoger a quien sale de su tierra buscando una vida digna? ¿Defender que todos tenemos los mismos derechos como seres humanos? ¿Es locura ponerse al lado de los maltratados, los violentados? ¡Sea

Estar con Él

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  «Llamó a los que él quiso y se fueron con él»  (Mc 3,13-19)   Ningún acto de amor, por pequeño que sea, cae en saco roto. La entrega generosa no se pierde. Y todo encontrará eco en la eternidad. Ama con todas tus fuerzas.   Todo se fragua primero en el corazón. Ojalá Dios ponga su ley en mi corazón para que no puedan anidar en él el odio, el miedo, el egoísmo, la envidia, la soberbia... Cuida tu jardín interior para que no crezcan malas hierbas. De la abundancia del corazón habla la boca.   Y eligió a doce. Cada uno diferente. Cada uno con su nombre propio. Con sus características, que los hacían singulares. Muy distintos entre sí. Pero todos unidos todos por la misma misión de anunciar el Reino.   Elige a los que quiso. No lo hace por intereses, sabiduría o capacidades. Lo hace porque quiere. De los que elige, a doce, lo hace para que estén con él, y para enviarlos a predicar. La misión es sencilla y clara. Estar con él y decir de él.   Toda llamada precisa de una respuesta. ¿Cuál e

Tocar a Jesús

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  «Todos los que sufrían se le echaban encima para tocarlo» (Mc 3,7-12)   "Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del lago" Cuando nos retiramos no estamos solos, los demás están con nosotros, con ellos vivimos nuestra fe, de ahí que tomar distancia no es alejarnos sino ver mejor su presencia entre nosotros   Acudamos a la fuente de la vida y de la salvación. ¿Me acerco a Jesús cuando sufro?   A veces no entendemos que el otro también sufre, que está librando su propia batalla. Vivamos atentos a quienes nos rodean. No cerremos los ojos ni los oídos ante las lágrimas o los lamentos del prójimo.  Son llamadas al amor que anida en nosotros, deseoso de darse, de expandirse.   ¿Somos capaces de renunciar a nuestra comodidad para abrir caminos de amistad con el desprotegido, el solitario o perdido en esta sociedad? El amor se manifiesta en obras, disponibilidad, tiempo compartido, esfuerzo y renuncia por el bien del hermano más vulnerable y necesitado.   Habían oído decir q

Extender la mano.

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  «Extiende la mano»  (Mc 3,1-6)   El Evangelio nos invita a ponernos en movimiento, a levantarnos del sofá y abrazar nuestra misión.   Lo permitido o consentido son los límites que establecemos, tan estrechos que terminan atrapando. Ante la cerrazón, la parálisis, Jesús pide abrir, extender la mano.  Dejar que Dios actúe, libere y sane. No se puede atrapar el amor en una norma. La rompe.   ¿Qué haré hoy: lo bueno o lo malo?, ¿salvarle la vida a alguien o dejarlo morir?   Tiene que dolernos el sufrimiento, la indiferencia y la injusticia ante el hermano. Cambiemos el corazón de piedra por un corazón de carne, sensible a las necesidades de los otros. Que el dolor del corazón nos lleve al compromiso no a la ira.   Señor, ¡que nunca me canse de hacer el bien! Hazme comprender que mi misión se resume en vivir de amor mediante la práctica auténtica y generosa de la caridad. Que sea capaz de asumir que mi tarea no es otra que la de predicar y dar a conocer tu amor.     Dame la fuerza para em

Lo más preciado

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  "El Hijo del Hombre es Señor también del sábado" (Mc 2, 23-28). El sábado, la norma, la ley, debe estar subordinada al ser humano.  La persona es el centro de toda regla porque es lo más preciado. Y sus necesidades lo más urgente y prioritario. Somos seguidores de una persona no de una legislación ni código de comportamiento. La propuesta de Jesús es diferente.  Está en juego la vida, y por ello no hay normas sino entrega, no hay horarios sino la vida misma, no hay cumplimiento sino relación.  Cuando esto pasa 'el sábado' deja paso a la persona. Ya va siendo hora que nos demos cuenta como toda persona merece la dignidad y respeto por ser los preferidos de su Creador.   La persona lo primero. Ninguna norma ni ley debe anteponerse a la vida, la dignidad de nadie. Todo puede cambiarse, adaptarse, renovarse. La creatividad, la capacidad de asumir riesgos en favor de los que sufren, son actitudes de quienes viven en la libertad de los hijos de Dios. Es momento de poner a

La alegría

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  “El esposo está con ellos”.   Mc 2,18-22) No encaja en nuestros viejos esquemas. Choca con privilegios y prejuicios. Jesús, con su Palabra y su ejemplo, nos invita a vivir de una manera nueva. Hay que "morir" a todo lo que nos impide acoger la buena nueva para nacer con un nuevo espíritu. La novedad precisa un cambio de mentalidad, una ruptura con el “siempre se ha hecho así”, y una apertura a cada momento.  Despertar la fidelidad creativa. Avivar el don recibido. Dejar a Dios ser Dios. Que las estructuras no condicionen. Que las normas no ahoguen.   «¿Es que pueden ayunar los amigos del esposo?» Hoy el Señor te invita a mirar dónde y cómo estás custodiando la fe. Somos amigos del esposo, reconciliados bajo el árbol de la Cruz, testigos de vida nueva en el Espíritu Nuestro ayuno es tu ausencia. Un ayuno que deja un vacío imposible de llenar. Sin ti el hambre se multiplica, nada ni nadie nos sacia como Tú. Si faltas Tú nada tiene sabor, todo se vuelve insípido. ¿Para cuándo

"¿Qué buscáis?"

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  "¿Qué buscáis?"... "Maestro, ¿dónde vives?"... (Jn 1,35-42)   La vida es una búsqueda, porque siempre estamos en camino, en crecimiento. Conviene saber qué es lo que buscamos para no vivir a lo loco. También es fundamental saber cómo encontrar lo que busco. ¿Cómo encontrar lo que busco?   Todo empieza por una búsqueda. La insatisfacción nos mueve, el encuentro responde, conduce, transforma. Cambia nuestro nombre, nuestra identidad. Y eso se queda marcado como un tatuaje en la piel de nuestra afectividad. Recordamos la hora. Revivimos el momento.   Somos buscadores buscados por un Dios que añora abrazarnos.   "¿Qué buscáis?" Hoy Jesús nos repite esa misma pregunta, en el fondo la respuesta es siempre la misma, nuestro corazón lo busca a Él, a su mirada, para poder descubrir nuestra identidad y misión.   Él invita a su casa. Nuestra búsqueda no puede terminar de otra manera que no sea aceptar su invitación, 'ven'. No es solo a conocerle, es a estar

Se acerca a nosotros.

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  "Sígueme. Se levantó y lo siguió" (Mc 2,13-17)     El Espíritu Santo ora en nosotros. Abre nuestro corazón que no descansa hasta encontrarse con Cristo. Le buscamos a oscuras, ciegos, vacilantes. Pero Dios, que nos ama con locura, nos busca aun con más eficacia e insistencia. Asombro, gratitud y alabanza al sentir su misericordia   Sabemos que se acerca a nosotros, que nuestro pecado no es impedimento para que nos busque, nos llame, nos invite a su mesa. Cargamos pesadas mochilas a la espalda. La culpa de muchos años. Penas que no se acaban. Heridas sin cicatrizar que vuelven a sangrar al menor descuido. ¿Quién nos devolverá la inocencia, la alegría, la salud integral? ¿Quién curará de una vez todo el mal que nos atenaza?: Jesús.   La gente acude a Jesús. Él les enseña. No se queda en palabras. También mira y llama. Y la enseñanza de hoy es a quien busca y a quien llama. Su selección depende de la situación de necesidad, de pecado. Una lección que aún no hemos aprendido sus

Fe y docilidad

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   «Coge la camilla y echa a andar»   (Mc 2,1-12)   Jesús propone la palabra. Esto atrae a tantos que no queda sitio. Es una propuesta atrayente. Tanto que traen a un paralítico. Alguien que no puede ir a él por si mismo. Lo llevan quienes han sido atraídos. La fe se transmite por contagio. Y pone en movimiento   “¡Levántate! ¡Ponte en pie y camina!” A nosotros hoy también nos invita Jesús a ponernos en pie, dejando atrás lo que nos paraliza Nos lo dice hoy, no cualquier persona, sino la Voz de Poderosa de Jesucristo, que nos renueva la fuerza y nos conduce hacia un futuro maravilloso. Requisitos: Fe y docilidad.   Jesús perdona los pecados y nos pone de píe ante nuestra historia y en medio de nuestro mundo. Su Palabra llena de dignidad a los hombres y mujeres de este mundo   Que la piedra con la que tropezaste se convierta en parte de tu reconstrucción. Que las lágrimas por tus errores rieguen nuevos campos de flores.  Que el Buen Alfarero amase tu barro agrietado hasta sacar la vas