"Les enseñaba con autoridad y no como los escribas"
(Mc 1,21-28)
La palabra de Jesús es poderosa y eficaz, no sólo nos
instruye sino que nos sana y nos libera.
Modela nuestro corazón al modo del alfarero a imagen de su propio corazón.
«Éste habla con autoridad»
Jesucristo habla con autoridad en tu vida, en tu historia, y con hechos concretos.
Que nos mueva siempre la compasión ante el dolor de cada persona, viva cerca o lejos.
Alegra el corazón conmovido de Dios respondiendo:
«Aquí estoy, Señor, envíame a mí».
Gracias, Señor, por enseñarme que lo fundamental en mi vida es la caridad.
Ayúdame a amar a mi prójimo con el mismo amor con que te amo a Ti.
Dame la gracia de descubrirte y servirte en
los demás, porque eso es la verdadera fe cristiana.
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