Comenzamos el tiempo ordinario con la llamada de Jesús a estar con Él, y a colaborar en las tareas del reino.
Jesús provoca en
nosotros el deseo de un SÍ que no admite demora.
¿A qué estoy dispuesto para llegar a ser decidido discípulo de Jesús al
iniciar el Tiempo ordinario?
Abandónate en mis manos.
Suelta tus temores
y las redes que te atrapan.
Yo estaré contigo
en cada tramo de tu vida.
No tengas miedo.
Ven y sígueme.
Llamados a una relación, 'venid conmigo', que cambiará nuestra vida.
El cambio es estar a su lado, dejarle sitio.
El camino es con Él, saber que no estamos solos.
Anuncio, cambio, llamada... para ser hombres y mujeres nuevos.
Sigámosle.
La vida tiene un sentido, y todo cambia cuando lo encuentras, búscalo en
todo momento.
Si en tu corazón
el Señor reina, todo se llena de gozo y alegría.
Señor Jesucristo, que enviaste a los tuyos a anunciar por el mundo el inmenso amor que Dios nos tiene, danos a nosotros fuerzas y capacidad para seguir los caminos de tantos cristianos que te han anunciado en todo el mundo, y han hecho de este espacio de vida un lugar más humano y más fraterno.
Que anunciemos y practiquemos la fraternidad, la justicia, la libertad y la solidaridad.
Y, si quieres enviarnos a anunciar tu mensaje en el mundo de una forma especial, con un compromiso de por vida, danos con tu llamada los talentos necesarios para seguirla con fidelidad y juventud, con alegría y entusiasmo, seguro de que Tú vas con nosotros.
Gracias, Jesús, por
hacernos de los tuyos y darnos un corazón capaz de ser más grande que nuestras
fronteras de raza y sociedad. Amén.
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