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Mostrando entradas de agosto, 2017

¿No podemos hacer nada?

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“Vio Jesús el gentío,  le dio lástima  y curó a los enfermos”   (Mt 14,14) Esta es la forma que tiene Jesús de mostrar el amor: mirar a la gente, experimentar la compasión en su corazón y sanar a todos los enfermos. Jesús vio a la gente, sintió lástima y actuó. Sin embargo, en muchas ocasiones no queremos ver la necesidad de la gente, no queremos enterarnos del sufrimiento de muchas personas. Y cuando vemos y sentimos lástima, no damos el paso siguiente: la acción, el compromiso. Nos parece que no podemos hacer nada. Y nos guardamos nuestros cinco panes y nuestros dos peces. Pon en práctica hoy estas tres actitudes de Jesús: mira a la gente, no vayas de prisa y mirándote solo a ti; compadécete, que es una forma mucho más fecunda que el juicio de vivir a las personas; sana a los enfermos con la sonrisa, la mirada, el amor. ¿Cómo curaré con la mirada, si no me dejo mirar antes por Ti? ¿Cómo seré fuente de alegría, si Tú antes no abres en mí las fuentes del

Luz y Vida

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"Se transfiguró delante de ellos,  y su rostro resplandecía como el sol"   (Mt 17, 1-9) Hoy  celebramos una fiesta llena de luz y de esperanza  para todos:  “contemplarle a Él en gloria”  es un estímulo para todos los creyentes y seguidores de ese Jesús. Esta  fiesta de la TRANSFIGURACIÓN es un alto que hace Jesús en su camino hacia el Calvario, en ese camino de entrega total y radical .  Es el encuentro con Dios que le reconforta y le da su fuerza para llegar hasta el final.  Jesús posee por un momento la gloria que le espera,  pero para llegar allá es necesario pasar por el camino de la Pasión y de la muerte . A veces Jesús nos transparenta el cielo y sentimos  "qué bien se está aquí", quedémonos.  Pero el Tabor siempre invita de nuevo al compromiso. ¡Dichoso quien se deja TRANSFORMAR por JESÚS: porque su vida irradiará LUZ y VIDA! Señor, te damos gracias porque nos miras con amor, conoces nuestras debilidades y malos momentos

Señor, dame la valentía de Juan Bautista.

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“Mandó decapitar a Juan en la cárcel”   (Mt 14,10) Tanto Herodes como la hija de Herodías son muñecos en manos de la opinión pública o la falsa obediencia. Quien no sabe controlar sus acciones acaba haciendo el mal que no quiere hacer, pero del que es responsable, dejándonos llevar por el orgullo o por la necesidad de quedar bien. Obrar en conciencia puede crearnos enemigos, pero nos sentiremos libres y en paz delante de Dios. Juan, el profeta, es valiente para la denuncia. No ha dejado que en sus labios se asome la adulación y la mentira. Jesús recoge el testigo de todos los mártires de la historia. Seguro que no te es fácil, pero intenta decir la verdad. Hablo con mis hermanos lenguajes tibios. Escondo tu verdad, tu profecía. Sana mi cobardía, Señor.  - Señor, dame la valentía de Juan Bautista.

¡Dame la fuerza de tu Espíritu!

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“Sólo en su tierra desprecian a un profeta”  (Mt 13,57). El mal utiliza la envidia y el chismorreo para ganar terreno. Los vecinos de Nazaret no aceptan a Jesús porque cuesta aceptar lo que dice un igual y menos si aprovechamos para crear dudas sobre su origen. Jesús a lo largo de su ministerio siempre lo hace «de igual a igual», no acepta títulos ni superioridad y por eso más de uno se cree con derecho o autoridad para menospreciarlo. En su tierra y en su casa no lo entienden.  Le duele a Jesús tener que decir esto. En nuestra tierra se sigue despreciando al que dice la verdad y no habla con falsedad.    Tú sabes que en Jesús encuentras respuesta a las expectativas más íntimas de tu corazón. Pero tienes que saber que puedes ser despreciado. - Señor, que Tú seas mi único Dios. Que ninguna dificultad frene mi amor a ti, Jesús. Quiero testimoniar tu amor con valentía.  ¡Dame la fuerza de tu Espíritu!  Danos un Espíritu fuerte para ser fieles,

El Reino es una oferta para todos.

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“¿Entendéis bien todo esto?”  (Mt 13,51) No se trata de mirar a Jesús desde una ideología.  Se trata de aceptar su mensaje, de respirar su perfume, de seguir sus pisadas.  Sé humilde para aceptar que las convicciones hondas tardan en llegar a tu corazón. Cuando paso contigo largos ratos, Señor,  afloran a mi mente las memorias más hondas,  siento que Tú me amas. El Reino es una oferta para todos. En el mar está toda la sociedad.  En la red estamos los que hemos sido llamados. En el juicio serán nuestras obras quienes abogarán por nosotros. Se nos alerta a no juzgar con excesiva facilidad. Dios es el único Juez. El único que conoce el corazón, humano y sabe las verdaderas intenciones. Demasiadas veces juzgamos por apariencias. - Señor, que mis obras sean consecuentes con lo que afirmo creer.

El tesoro

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“El Reino de los cielos  se parece a un tesoro escondido en el campo” (Mt 13,44) El Evangelio es la Buena Nueva que trae consigo una alegría contagiosa. (Francisco) porque contiene y ofrece una vida nueva. El evangelio de hoy rezuma alegría. Todo esfuerzo tiene un sentido y no supone obligación. El encuentro con Cristo únicamente puede ser contagioso si se vive con enamoramiento. Si todo nos habla de él. El seguimiento cristiano es contagioso cuando se vive a flor de piel y se alimenta con la Eucaristía y la oración personal. - Señor, que nuestro rostro resplandezca con tu presencia ¡Cómo le gustan a Jesús las personas que buscan! Su búsqueda les hace estar abiertos, perforar la vida cotidiana en busca de lo esencial. Al riesgo le sale al paso la alegría. Serás joven mientras busques, mientras preguntes, mientras te sorprendas. Si estás de vuelta de todo, compadécete de tu alma de viejo. Que no me canse nunca de buscarte, Señor. Que no d

El gozo de las bienaventuranzas

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“Los justos brillarán como el sol  en el Reino del Padre”   (Mt 13,43) En una sociedad donde todo puede controlarse con el móvil parece que Dios sobra y que el ser humano es el único amo. Cada uno de nosotros puede florecer en la buena tierra o dejar que las pasiones, la avaricia, la sensualidad, ahoguen la capacidad de optar por el bien. El mal está en todo lo que destruye a la persona y le quita la capacidad de decidir. - Señor, que en todo momento sea responsable de mis actos. Jesús se goza con los que han vivido las bienaventuranzas.  Es la alegría de la santidad que se extiende por toda la tierra. Contempla a Jesús, sigue los caminos de su evangelio, y te brillarán los ojos, quedarás radiante. ¡Cómo se extiende el perfume de la santidad! ¡Cómo te alegras, Espíritu, en tus obras! Bendito y alabado seas, Señor. Señor, me impresiona la paciencia que tienes conmigo y con todos tus hijos. Cuando te acercas y yo me alejo, Tú esperas y alient