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Estad

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  "Vosotros estad como los que aguardan  a que su señor vuelva."   (Lc 12,35-38).   Hay momentos en la vida que consiste en esperar, en aguardar, con paciencia.   Estad en vela. Atentos a la llegada del Señor. Con la esperanza puesta en él, y relativizando todo lo demás. Un Señor que no viene a ser servido sino a servir. Que no nos trata como esclavos sino como amigos. Que nos sienta a su mesa y nos hace bienaventurados. «Dichosos los criados a quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela» Para cumplir las obligaciones se necesita estar despierto y con un corazón lleno de la ilusión que da el saber que algo tuyo estás haciendo. No se trata de cumplir lo mandado sino de vivir lo que se hace. A los que están preparados, el mismo Jesús les llama "Bienaventurados" pues mantenerse en vela cuando la noche invita a dormir tiene mérito. Eso mismo les pidió el Señor a sus discípulos en Getsemaní, pero se durmieron: ¿no habéis podido estar en vela? La fe no

Atentos

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  “Al que mucho se le dio, mucho se le reclamará”  (Lc 12, 39-48) No somos dueños del tiempo. No podemos añadir horas a nuestra vida. No sabemos cuándo llegará a su fin. Somos seres limitados. Podemos vivir cada momento con toda la intensidad, dedicación y plenitud. Sabemos que mientras estemos vivos somos llamados a dar vida ¡Qué importante que la Vida te encuentre donde y haciendo lo que da sentido a tu vida! Jesús nos dice: “Estad preparados”. Estamos preparados cuando cumplimos con nuestra misión, con la tarea que Dios nos ha confiado. El Señor nos ha dado mucho. A todos. También a ti. Quizá no lo sepas. Quizá no valores todo lo que Dios ha puesto en tus manos. “Gracias Señor por los dones que me confías, danos fuerza para que sepamos aprovecharlos y podamos enriquecer al mundo, a la Iglesia y a nosotros mismos” Por otra parte, no debemos estar solamente a la espera de la última venida del Señor, la de nuestra propia muerte o la del fin del mundo.  Las ve

Preparados

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  “Tened ceñida vuestra cintura”  (Lc 12,35-38) Cada día el Señor viene a nuestra vida de múltiples formas y toca a nuestra puerta. Estar atentos y vigilantes es tener la capacidad de reconocerle y de abrirle. Hace falta no estar lleno de nosotros mismos. Como al pueblo de Israel en la noche de Pascua y a los discípulos al ser enviados al mundo, el Señor nos pide tener la "cintura ceñida", el discernimiento para reconocer su Venida, su Paso y su Presencia en cada persona y en cada acontecimiento. El evangelio es una llamada a despertar, a vivir atentos a los acontecimientos, a descubrir el paso de Dios por nuestra vida. Estar preparados, vigilantes. Poner la mirada más allá de estas realidades terrenas, para que cuando el señor llegue, nos sirva. ¿Cuál es la dinámica de mi vida cristiana: estar vigilante o distraído? Jesús nos invita a estar atentos a su voz y a ser luz ante nuestros hermanos. Ser como siervos serviciales y dispuestos a abrir a su Señor nada