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Mostrando entradas de julio, 2020

Tú tesoro

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«El reino de los cielos se parece también a un comerciante de perlas finas, que al encontrar una de gran valor se va a vender todo lo que tiene y la compra» (Mt 13, 44-52) También este domingo Jesús nos ofrece tres parábolas: del tesoro enterrado en un campo, de la perla de alto quilate y pureza, de la red llena de peces. Las dos primeras hablan de algo precioso que, para adquirirlo, se está dispuesto a vender todo: el Reino. Vivir y ayudar a vivir el Evangelio... este es el gran tesoro. Por este tesoro merece la pena renunciar a todas las baratijas. ¡Atrévete a hacerlo! Jesús nos invita a vivir desde un profundo amor a Dios y a los hombres. Todo lo demás es secundario ¿Dónde está tu tesoro? ¿Cuál es la perla fina por la que venderías todo lo que tienes? ¿Qué es lo que da alegría, plenitud y felicidad a tu vida? ¿Qué es lo que hace que merezca la pena vivir? ... Donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón. ¿Cuál es tu tesoro, aquel por el que hipotecarías todo lo que

Que el Señor abra nuestros ojos para verle.

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« No se le dará más signo que el del profeta Jonás» (Mt 12, 38-42) La fe no entiende de pruebas ni demostraciones. Nos capacita para soportar las dudas, incertidumbres, inseguridades, pero no da certezas ni seguridades. La fe es una aventura que nos hace vivir el riesgo de una vida que no podemos controlar, pero si gastar. El misterio pascual de Jesucristo –su muerte y su resurrección– es el signo que este mundo, incluso sin saberlo, necesita y espera: un amor que destruye el pecado y la muerte, un amor que sacia nuestros deseos y anhelos más profundos. Alto y glorioso Dios: ilumina las tinieblas de mi corazón, dame una fe recta, esperanza cierta, caridad perfecta y humildad profunda. Dame, Señor, comprensión y discernimiento para cumplir tu verdadera y santa voluntad. Amén. (San Francisco de Asís)  

Envía tu Espíritu

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“El reino de los cielos se parece a un hombre  que sembró buena semilla en su campo”  (Mt 13, 24-43). Señor Jesús, comprensivo y acogedor. Todos conocemos personas buenas. Pero tu bondad supera nuestra imaginación: refleja el amor sobre todo amor de tu Padre, refleja el rostro materno de Dios, refleja el fundamento de nuestra fe, de nuestra esperanza y de nuestra caridad. Señor Jesús, empático y compasivo, eres el más intensamente humano de todos los humanos: eres infinitamente más comprensivo que nosotros, eres más sabio que nosotros. Señor Jesús, el lleno de autoridad, pero también lleno de paz, por ti tenemos algunas certezas: sabemos que la injusticia, sea la que sea, se impone por la fuerza, que el perdón, tan difícil y tan necesario, libera y abre puertas inimaginables, que la paciencia en ti y ante ti todo lo alcanza. Señor Jesús, ante ti sentimos que somos capaces de vivir, llenos de paz, aún en estos tristes y espeluznantes tiempos de pandemia; ante ti

¿Vamos tras Jesús?

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«Así se cumplió lo dicho  por medio del profeta Isaías»   (Mt 12, 14-21) Quienes planean acabar con Jesús son los fariseos. Religiosos, cumplidores estrictos de la ley, pero atrapados en las normas. Jesús va más allá de la norma, hasta llegar a entregar la vida por amor. ¿Vivimos en las normas y el cumplimiento, o vamos tras Jesús? No viene a romper la caña cascada... quiere que haya vida, que haya luz, que miremos el futuro con esperanza, que haya justicia, que se implante una sociedad del cuidado, que lo importante sean las personas y su dignidad... “Gracias Señor por tratarme siempre con ternura,  porque respetas y ensanchas mi libertad,  por contar con mi vida, pobre ya a veces casi apagada,  Dame la fuerza de tu Espíritu  para luchar contigo por la justicia  y levantar la esperanza del mundo” Jesús, Tú eres el amor discreto, casi escondido. No obligas a nadie a seguir tu camino. Tu arma nunca es la violencia. Tu fuerza es el amor que sirve y da la vida.  G

La verdadera ley

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«Si comprendierais lo que significa  “quiero misericordia y no sacrificio”,  no condenaríais a los inocentes»  (Mt 12, 1-8) En nombre de la ley, se permiten hacer cosas. En nombre del amor, se invita a ser feliz. La verdadera Ley es Él. Las personas para Él son lo primero, si están enfermos curarlos, si han pecado perdonarlos, si están tristes alegrarlos, si tienen hambre saciarlos, si están cansados aliviarlos, si están solos acompañarlos... La ley suprema es el bien del hombre. El mandamiento del amor. El Dios de la misericordia quiere que mostremos misericordia, no sacrificios ni rituales vacíos. Donde hay una persona que sufre, que tiene hambre, que es perseguida... la ley es ayudarle, defenderle, aliviar su dolor Por Vos iluminados Nos ha destinado a ser sus hijos. Nos ha llamado para ser sus compañeros. Nos ha invitado para ser sus amigos. Nos ha lanzado a las fronteras. Ha tenido en cuenta nuestras fragilidades. Ha iluminado y allanado senderos. Ha tran

Corazón de Madre

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«Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón»  (Mt 11, 28-30) Venid a mí Venid al Amor Aprended del Amor Las cargas conmigo son más llevaderas. El Amor hace las cargas ligeras Acepta con humildad lo que llegue a tu vida. Conozco tu cansancio y tus agobios. Y no estás solo. "Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin de los tiempos”. La ley del Señor es perfecta, es descanso del alma (Sal 18). Contemplemos su Amor; Él mismo nos llevará con suavidad a la más generosa disponibilidad.   CORAZON DE CARMEN. Corazón manso y humilde tiene la Madre. Corazón que acoge al que está cansado. Corazón que alivia cuando volvemos a casa. Corazón que limpia el rastro de nuestros agobios. Corazón que sustenta también nuestra carga. Corazón que aprende de su Hijo. Corazón que se llena de mar en julio. Corazón que presiente el leve roce, el susurro suave, la brisa.  Corazón de nubecilla. Corazón de María. Corazón de Madre. Corazón de Carmen.

Se revela a los sencillos.

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«Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra» (Mt 11, 25-27) El orgullo, la doblez, la ostentación, la apariencia o la artificialidad son muros que nos construimos para escondernos o protegernos de los otros; muros que también nos impiden gozar de la Presencia de Dios, que se revela a los sencillos. La sencillez lleva a la aceptación del otro sin ser rebuscado, sin malas intenciones, sin pensar mal de los demás... por eso entienden un mensaje que viene de Dios que nos ama. Gracias por la vida, por mi vida, por tus inspiraciones. Gracias Señor porque me llamas, porque me pides que colabore contigo; que sea tu instrumento como papel en blanco, donde Tú puedas ir escribiendo, como barro en manos del alfarero que va tomando forma, como hombre que sabe escuchar y está pronto a responder.

Lo vemos si acogemos y creemos.

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«Se puso Jesús a recriminar a las ciudades donde había hecho la mayor parte de sus milagros, porque no se habían convertido » (Mt 11, 20-24) Somos incapaces de ver y sentir las bondades de Dios. Gestos, palabras y fundamentalmente personas que son auténticos signos de su presencia en nuestra vida. Eduquemos la mirada, abramos el corazón para que Él nos transforme. Los milagros no son acontecimientos extraordinarios, desafíos a las leyes de la naturaleza, sucesos increíbles. El milagro es el paso silencioso de Dios por nuestra historia, tras cada acontecimiento, en medio de las dificultades. Lo vemos si acogemos y creemos. Dios llama e invita siempre a la conversión y envía a su Hijo para hacernos más fácil el camino. Él nos enseña a entregar confiadamente la frustración, el desencanto, el dolor a Quien lo puede transformar en algo nuevo.  Qué bueno dar cada día gracias a Jesucristo, por quien nos han venido todos los bienes, que ha entregado su vida por nosotros

La hora de la verdad

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  «El que encuentre su vida la perderá,  y el que pierda su vida por mí, la encontrará»  (Mt 10, 34-11, 1) Los criterios para el seguimiento de Jesús, como la aceptación de la propia cruz o la renuncia a lo que se ama por amor a Él, no suelen coinciden con la mentalidad de este mundo. Para el discípulo de Jesús, perder la vida significa ganarla para siempre. En ocasiones tenemos que denunciar, expresar una verdad que duele, proponer un cambio que quita seguridades, amar a aquellos que parecen enemigos, perdonar más veces de lo imaginado... y esto conduce al conflicto La Paz no es la ausencia de conflictos, sino la manera en la que vamos integrando nuestras prioridades, jerarquizando nuestros valores, buscando el sentido a nuestra vida. Jesús es la clave para alcanzar la paz, que nunca estará libre de “espada” El camino del Evangelio, cuando lo vamos viviendo, a pesar de nuestras fragilidades, es fuente de alegría. Que la Virgen María nos acompañe y proteja.   La hora de la

La tierra buena

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«El que escucha la palabra y la entiende;  ese da fruto  y produce ciento  o sesenta o treinta por uno».  ( Mt 13, 1-23) Jesús nunca fue un predicador aburrido o un ideólogo frío. Con sus parábolas, inmediatamente logra fascinar a su audiencia al involucrarlo en el esplendor de los símbolos, en la espontaneidad de las experiencias, en la vida cotidiana de las referencias. Habla de la vida. Podemos ver y no mirar. Oír y no escuchar. La Palabra, la semilla, la tierra, el fruto, precisan de la mirada que va más allá de lo que vemos, y de la escucha a una palabra llena de oportunidades, de fecundidad, de vida. Con delicadeza deja caer la semilla de su Palabra en nuestro corazón. Sabe cuando es el tiempo de la sazón. Sabe esperar y confiar. Nos ama, nos deja la mejor de las semillas, nos espera y conoce nuestras posibilidades. La parábola del sembrador nos dice que a pesar de las adversidades, el terreno pedregoso, las malas hierbas que amenazan y sofocan la semilla, el cultivo es

«No antepongan absolutamente nada a Cristo»

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«Dijo Pedro a Jesús:  “Ya ves, nosotros lo hemos dejado todo  y te hemos seguido; ¿qué nos va a tocar?”»  (Mt 19, 27-29) Él nos da la recompensa antes, su llamada ya lo es todo. No vivo el Evangelio para que Él me ame, vivo el Evangelio porque me ama, me ha elegido, llamado y me acompaña en la vida.   Dejar es conseguir, cuando renunciamos por un bien mayor. Seguir a Jesús es una elección, donde libremente decidimos con quien nos quedamos, y a quién y qué dejamos. No es nada fácil, pero en el camino del seguimiento no hay facilidad, sino don y gracia. Y después de todo seguimos necesitando certezas. No lo puedo negar, a mí como a Pedro, me cuesta confiar. Me gustan las certezas. Y Jesús nos lo promete… una vez más.  San Benito hizo vida este Evangelio. «No antepongan absolutamente nada a Cristo» , decía.  Lo dejó todo para seguir a Jesús. Hoy pedimos por Europa, para que fortalezca sus raíces cristianas. “Cuando emprendas alguna obra buena, lo primero que has de hacer es pedir constant

Ser reflejo del Evangelio

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“Mirad que yo os envío como ovejas entre lobos;  por eso, sed sagaces como serpientes  y sencillos como palomas”   (Mt 10,16-23) Nunca prometió Jesús que seguirle a Él y seguir su Evangelio fuera a ser fácil. Jesús nos envía como ovejas en medio de lobos, pero no tengamos miedo, sino FE. En las pruebas aceptadas a causa de la fe, la violencia es derrotada por el amor, la muerte por la vida. Quiero serte fiel Señor, cuando llegue la prueba, dame tu gracia y eso me basta Me gusta como Jesús nos quiere  sagaces  y  sencillos , pero sobre todo me da fuerza con su promesa:  “el que persevere hasta el final se salvará” .  La sencillez de no imponer sino de proponer. La sencillez de dejar sitio, de aceptar la diferencia y la discrepancia. Una sencillez que se nota en la manera de vivir, de mirar, de responder, de sugerir. Pidamos a Nuestro Señor Jesucristo que nos ayude a tener la sencillez de las palomas, pero también la sagacidad de las serpientes para así ser ovejas suyas entre

La fe hace brotar la oración

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«Cogió a la niña de la mano y ella se levantó»  (Mt 9, 18-26) A una mujer y una niña Él las coloca en medio, las cura y valora, las convierte en protagonistas, les agradece y exalta su fe, las pone de pie para que cesen los lamentos y la discriminación, las hace valiosas, nuevas, importantes.   « La fe hace brotar la oración, y la oración —en cuanto brota— alcanza la firmeza de la fe ». San Agustín Señor, el oficial romano y la mujer con flujo de sangre me recuerdan lo maravilloso que es vivir con fe. Tú sabes exactamente qué es lo que necesito, mas esperas que me acerque a Ti y con confianza te pida lo que creo necesitar, por eso te suplico por el don de una fe viva. Quédate conmigo Señor   Has venido a visitarme como Padre y como Amigo. Jesús no me dejes solo. ¡Quédate, Señor, conmigo! Por el mundo envuelto en sombras soy errante peregrino. Dame tu luz y tu gracia. ¡Quédate, Señor, conmigo! En este precioso instante abrazado estoy contigo. Que esta unión nun

«Venid a mí»

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«Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré»  (Mt 11, 25-30)   Jesús dando gracias a su Padre, por lo que hace, “así te ha parecido bien”. Con tu ejemplo de vida, nos enseñas, la sumisión, sin curiosos interrogantes, aceptas y obras según el querer de Dios-Padre. Ayúdanos Junto al reposo de cuerpo y mente, necesitamos descansar nuestro ser, nuestro espíritu en Dios. "Venid a mí -nos dice Jesús- ... que yo os aliviaré" ¿Dónde encontrarlo? En la quietud y el silencio orante, en la contemplación de la naturaleza, alimentados con su pan y su palabra... Sencillos, mansos y humildes, para acoger la revelación de las cosas de Dios. Para sanar nuestros cansancios, agobios y heridas en el remanso de Dios. Para todos los oprimidos por el peso de la vida, para las muchedumbres sin futuro y esperanza, para los pobres y marginados, deberían resonar hoy con fuerza las palabras del Señor : "Venid a mí, y yo os daré descanso". ¿Se las haremo

Vidas nuevas

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«Llegarán días en que les arrebatarán al esposo y entonces ayunarán»  (Mt 9, 14-17) La novedad crea inseguridad, incertidumbre, ignorancia, y a veces, rechazo. Es más seguro hacer siempre lo mismo. Nos sitúa en la zona de confort. Somos expertos y maestros. El reto es abrirnos a lo que está por conocer desde una actitud de aprendiz y de sorpresa El novio está profundamente enamorado. Espera una celebración de ese amor donde el importante es el otro. El novio está feliz. Un novio solo tiene ojos, detalles, gestos... para quien ama. Él es el novio y nos ama. Jesús, la gran aspiración de mi vida es poder amarte por encima de todas las cosas. Dame valor para poder renunciar a todo lo que me aparte de Ti; dame generosidad para saber ayunar siempre de mí mismo, de manera que pueda llenarme de tu amor y de tu gracia. Señor Jesús, te pedimos que, por intercesión de María tu madre, sepamos ser testigos de tu evangelio, que es novedad para el mundo.  Que nuestros corazones sean estos odres

¡Señor mío y Dios mío!

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«¿Porque me has visto has creído?  Bienaventurados los que crean sin haber visto»   (Jn 20, 24-29) Tomás se parece a nosotros, es cercano a Jesús, le ha conocido... tiene dudas, no es del todo fiel. Todo cambia con un encuentro personal. Dejemos que se produzca, dejemos que Él nos llame y nos transforme. La alegría de creer, el canto, la gratitud, la alabanza, brotan de un corazón orante tocado y abrasado por el amor de Dios. Tratar a solas con Él, escuchar y rumiar su Palabra, mirarle y sabernos mirados con misericordia infinita, nos inunda de gozo. ¡Señor mío y Dios mío! Las relaciones humanas deberían basarse en la confianza recíproca. Ser claros, sinceros, transparentes. Sin miedo, sin mentiras, sin ases ocultos en la manga, sin segundas intenciones. Ser así requiere valor. Jesús es luz que penetra las almas y amor que vence todos los miedos. Señor, como a Tomás me pides una fe viva. Una actitud activa, un corazón abierto, una vida mantenida siempre en pie de lucha, perseve

Dejemos a Dios ser Dios

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«Ponte en pie, coge tu camilla y vete a tu casa»   (Mt 9, 1-8) "Levántate y anda" Ponernos de píe, levantarnos de nuestras parálisis, romper los miedos. Levantarse es coger nuestra dignidad y valorarnos. La vida es hacer camino cada día aunque recorramos el mismo itinerario Levantarse requiere un impulso interior o la fuerza externa que nos empuje. Caer es signo de debilidad. Levantarse de voluntad y de gracia. El Señor nos anima y nos ofrece cada día la oportunidad de levantarnos y empezar. Estrenemos nuevo día El Amor no puede hacer otra cosa que amar. Jesús, el gran profeta, el hijo del hombre, el enviado de Dios no puede hacer otra cosa que perdonar, acoger, amar, reconciliar, sanar. Dejemos a Dios ser Dios, no intentemos manipularlo a nuestra conveniencia. Sólo contigo puedo levantarme para ver lo que realmente importa en esta vida, sólo con tu gracia y misericordia puedo liberarme del pecado, ayúdame a vivir la abnegación y a ver en cada dificultad una oportunida

¿En quién o en qué ponemos nuestra confianza?

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¿Qué quieres de nosotros, Hijo de Dios?  (Mt 8, 28-34). Jesús elige salvar a la persona, los endemoniados se convierten en hombres nuevos, sin el tormento del mal. Los toca, los escucha, los protege, los cuida, los acepta, los devuelve a la comunidad.  El mal se manifiesta de formas diversas. Es visible en los endemoniados furiosos, que alejan a la gente, pero que salen al encuentro de Jesús. Pero es más peligroso, el mal encubierto de los porquerizos, que provocan que el pueblo se aleje de Jesús. ¿Qué hacemos cuando todo va mal, cuando el mundo se nos trastoca, cuando la realidad nos pesa? ¿En quién o en qué ponemos nuestra confianza? A veces, esas preguntas transforman nuestra vida. ¡Vívelas! Buscar el bien y no el mal es la clave para caminar por la vida. Ayudar al hermano necesitado, cuidar de este mundo que es la casa común que Dios nos ha regalado a todos, abrir las puertas de mi casa y mi corazón para escuchar y acoger al que viene cansado y agobiado... Amar Jesús no e