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Mostrando entradas de enero, 2024

Tan cerca

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  "No pudo hacer allí ningún milagro,  solo curó algunos enfermos  imponiéndoles las manos.  Y se admiraba de su falta de fe."   (Mc16,1-6). Jesús enseña en la sinagoga de una manera diferente. Llama la atención su sabiduría, sus milagros. Un comportamiento que no tiene que ver con un hijo de carpintero. Reaccionan con escándalo, con desprecio. La fe se aleja cuando la certeza del conocimiento se acerca. Resulta admirable que gentes tan cercanas a él, que tantas veces le habían escuchado y tantos milagros le habían visto realizar, fueran ahora tan reacios a creer en él. La fe abre los corazones al actuar de Dios. Por eso dice el evangelista que allí no pudo hacer milagros. Jesús se sorprende de nuestra falta de fe y se apena de vernos tan encogidos, tan asustados, tan poco libres. Si tuviéramos fe como un granito de mostaza viviríamos desplegados, confiados, alegres. La seguridad de ser hijos de Dios nos haría contemplarlo todo admirados. Viviríamos llenos de paz, d

Levántate

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  «No temas; basta que tengas fe».   (Mc5,21-43 Dos mujeres con vidas paralelas. Una, con flujos de sangre desde hacía doce años. Otra, una niña de doce años postrada en cama. Una, toca el manto a Jesús. Otra, es cogida de la mano por él. Jesús toca y es tocado. Una, quedó curada y salvada por la fe. Otra, se puso en pie. Padres, como Jairo, reciben la fatal noticia: "Tú hija se ha muerto". Y desesperan o caen en depresión. Jesús sólo pide: "No temas; basta que tengas fe". Cuando ya no hay esperanza, el Señor es nuestra esperanza. Aunque todos se rían de él, es capaz de levantarla de la muerte. Cuando los problemas nos superan y nos damos cuenta que por nuestras propias fuerzas no podemos superarlos es cuando debemos vencer el miedo que nos atenaza para mirar con los ojos de la fe y acercarnos con humildad a quién nos da la vida. “Se reían de Él” , dice el Evangelio:   Y yo, ¿de quién me río?, ¿cómo reacciono cuando se ríen de mí? Señor, nos reímos d

Libera y sana

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  "Vete a casa con los tuyos  y anúnciales lo que el Señor ha hecho contigo y que ha tenido misericordia de ti." (Mc 5,1-20) Jesús va a la región de los gerasenos y es encontrado. Un hombre poseído de un espíritu inmundo. Jesús cura a un endemoniado que "se pasaba el día y la noche en los sepulcros y en los montes, gritando e hiriéndose con piedras." Jesús libera a aquel hombre de esos espíritus. Recupera su serenidad y se sienta, el vestido de su dignidad y su juicio.  Y como con demasiada frecuencia los negocios han estado reñidos con Jesús de Nazaret. Su acción liberadora con las personas no casa con el interés general. Como no están dispuestos a perder sus cerdos y los beneficios que les reportan, le suplican al Señor que abandone su tierra. Señor, también hoy hay personas poseídas por una legión de demonios: aislamiento, miedos, culpas, autodesprecio, dolor, fracasos… Ayúdanos a no esquivarlas, a estar cerca, a ofrecerles tiempo y cariño, a valorarlas..