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Mostrando entradas de abril, 2020

Mi vida sin ti no será vida

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"Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo" (Jn 6, 44-51) La fe tiene que ser en Alguien, que camina con nosotros, que no nos abandona, la relación con Él es firme, eterna, para siempre, Él no falla. La fe la recibimos en esa relación de cercanía y complicidad. Es don y respuesta. La vida eterna es un don que Dios regala. En Jesús, el Padre lo pone ante nosotros. De nuestra parte está escucharlo, verlo, creerlo y comerlo. Es Pan de vida, para la vida y por la vida. El pan de la Eucaristía es anticipo de la fiesta que Dios prepara a todos sus hijos… El pan que mejor sabe es el que se da con amor. Todo lo que nace del amor y se da con amor permanece en el tiempo. Gracias, Dios, por este pan. Gracias, por esta esperanza Que la Virgen María nos ayude a crecer en el amor a Jesús. Madre Buena, Señora de la Eucaristía, alienta y conforta nuestra fe para que creamos en el fruto bendito de tu vientre, Jesús, y tengamos vida eterna. Se

"Venid a mí"

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«Venid a mí todos los que estáis cansados  y agobiados,  y yo os aliviaré»  (Mt 11, 25-30) La Pascua nos trae el mensaje de renacer. Podemos renacer gracias a la misma fuerza que resucitó al Señor Jesús, la fuerza de Dios. (Francisco) Jesús da gracias al Padre porque ha revelado el Misterio de Salvación a los sencillos y humildes de corazón, subrayando la íntima relación entre ambos. Vivamos con alegría la relación íntima con Jesucristo, el Camino, la Verdad y la Vida Que mi alma siempre sea pequeña ante Ti, Señor.. Necesitamos oír tu voz, experimentar tu abrazo, tu presencia, la ternura… y la compasión de tu Corazón y la fuerza de tu Resurrección.  Fiados en tu Palabra, Señor, seguiremos adelante aunque sea torpemente. Sostennos Señor, muéstrate, sobre todo a aquellos que no creen que estás vivo. Estamos cansados y agobiados. Cansados del confinamiento, la tristeza, la soledad, la enfermedad y la muerte, la precariedad económica... Y Jesús nos ofr

Un pan...

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«Yo soy el pan de vida.  El que viene a mí no tendrá hambre,  y el que cree en mí no tendrá sed jamás»  (Jn 6, 30-35) Jesús se presenta como la nueva norma de vida, Él es la Sabiduría de Dios. Solo los que escuchan sus enseñanzas se nutren del verdadero pan de vida y vivirán para siempre. El nuevo maná se llama amor, amistad, justicia, fraternidad, reconciliación... Es el pan que nos sacia que no es el pan de todos los días, sino el que baja del cielo. Su presencia nutre, a la vez que aumenta el apetito, hasta la plenitud del último día. Jesús es alimento. Quien lo recibe descubre unas fuerzas inesperadas: las de poder amar, en cualquier situación, a cualquier persona. No te canses nunca de pedir este Pan: "Señor, danos de ese pan". Que esta sea nuestra súplica e invocación este día y siempre. «Yo soy el pan de vida» Un pan que se entrega, generoso y gratuito. Un pan esponjoso, amasado con el amor y el servicio. Un pan que se reparte,

¿Por qué sigo yo a Jesús?

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  “Trabajad no por el alimento que perece,  sino por el que perdura para la vida eterna” (Jn 6, 22-29) «Cada uno de nosotros puede preguntarse: ¿pero cómo sigo yo a Jesús? ¿Y cómo sé, cómo puedo saber si sigo bien a Jesús o si soy interesado?» (Francisco) La búsqueda de Jesús puede ser sincera o interesada. Buscarlo porque con él justificamos nuestras ideas, necesidades o posiciones. O ir tras él, porque es el sentido de la vida, el motor de la existencia, la única razón para vivir y dar la vida. La búsqueda de Jesús es por una relación de amistad, por una respuesta generosa a la entrega total y amorosa de Él. Estar y ser con Él todo lo cambia, todo pasa a segundo plano... Es la fe en Él lo que mueve la búsqueda. Señor, necesito una decisión firme para buscar en todo tu gloria. Me hace falta constancia y perseverancia para superar las dificultades o los entusiasmos pasajeros. El día de hoy quiero aprovechar el tiempo para amarte y servirte

"Quédate con nosotros"

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«Quédate con nosotros,  porque atardece  y el día va de caída»  (Lc 24, 13-35) Todos hemos sentido el fracaso alguna vez, la tentación de dejarlo todo y buscar caminos más cómodos y menos comprometidos. Pero nos hemos encontrado de nuevo con el Señor, hemos sentido que nuestro corazón ardía con su Palabra, le hemos reconocido al partir el pan Y hemos vuelto "Como busca la cierva corrientes de agua, así mi alma te busca a ti, Dios mío." En estos días nos buscamos, se hace difícil vivir la fe en soledad, aunque a veces la soledad sea necesaria. La amistad con el Señor en la oración, no excluye que necesitemos la amistad humana. “Quédate con nosotros” le pedían los discípulos sin saber quién era. Y en el partir el pan reconocieron al Maestro. El que siempre está con nosotros, pues es verdad que ha resucitado. Jesús quédate con nosotros, queremos vivir contigo. Eres Tú, Señor, nuestra única alegría. Señor quiero vivir, siempre, cerca de T

"Id"

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“Id al mundo entero  y proclamad el Evangelio  a toda la creación"   (Mc 16, 15-20) Cuando la vida nos agobia, nos muestra su lado más amargo, necesitamos que alguien nos ayude a tomar aliento y alivie nuestro dolor. Alguien que nos dé la mano para poder incorporarnos de nuevo. Y el amor es lo único que podemos percibir capaz de trascender el espacio y el tiempo.   “Hoy la Iglesia celebra a San Marcos, uno de los cuatro evangelistas, el primero que escribió el Evangelio, con un estilo muy simple. Si hoy tenéis un poco de tiempo, leedlo. Da gusto leer la simplicidad con la que Marcos narra la vida del Señor”. (Francisco) En un mundo donde se adultera el amor y se manipula caprichosamente la verdad, la vida o la religión, el anuncio del Evangelio, fuente de vida y comunión, de paz y libertad, de justicia y alegría, de amor y misericordia, es más necesario que nunca. Desechemos el miedo de nuestro corazón y de nuestra vida. Estamos con Él, no hay

Él lo multiplica.

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«Los recogieron y llenaron doce canastos  con los pedazos de los cinco panes de cebada  que sobraron a los que habían comido»  (Jn 6, 1-15) Vivimos una situación difícil que nos sobrepasa: no podemos hacer nada. Cambiemos la mirada como Andrés:  ¿Qué tengo para que las cosas cambien un poco? Un pequeño 'pan' de tiempo o 'dos peces' de esperanza... compartamos. Parecía que era muy poco para alimentar a tantos, pero Dios para actuar en nuestra historia solo necesita lo poco que tenemos. ¿Pongo mis cinco panes y dos peces, lavándome las manos y quedándome en casa, para erradicar la pandemia? «Dadle vosotros de comer» Lo mismo nos sigue a nosotros en el hoy que vivimos. ¿Qué respondes? Ábrete a la manera de actuar de Jesús. Piensa en las posibilidades de dar pasos concretos ante las carencias de otros. Hoy más que nunca en lo que viviendo. Es poco, pero el Señor nos pide ese poco -que es todo- que podamos dar. Las

Con tu vida.

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«El que cree en el Hijo posee la vida eterna»   (Jn 3, 31-36) Hay muchas cosas que no entendemos, mucho dolor que nos atraviesa y al final solo queda confiar, pase lo que pase. Pido entre lágrimas, la conversión de mi propio corazón, la conversión de todos los corazones que este mundo necesita para ser más justo, más amable. Pido que nos dejemos alumbrar por la luz del Espíritu que nos renueva y fortalece. En el nombre de Jesucristo resucitado, lo pido. Jesús habla de Dios, se siente enviado para anunciar en medio del mundo un Dios de vida, un Dios que ama, un Dios que envía su Espíritu para que nosotros creamos, para que seamos continuadores de esa misión. Jesucristo resucitado nos entrega su mismo Espíritu, para que experimentemos en lo más profundo de nuestro ser la Vida eterna, la experiencia del amor y de la misericordia del Padre, la liberación del pecado y de la muerte, la paz y la alegría verdaderas. Somos testigos de lo que Dios ofrece gracio

El amor de Dios

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«Porque tanto amó Dios al mundo,  que entregó a su Unigénito,  para que todo el que cree en él no perezca,  sino que tenga vida eterna»   (Jn 3, 16-21) “El Evangelio de hoy nos vuelve a proponer las palabras que Jesús dirigió a Nicodemo: «Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito» (Jn 3, 16). Al escuchar estas palabras, dirijamos la mirada de nuestro corazón a Jesús Crucificado y sintamos dentro de nosotros que Dio nos ama, nos ama de verdad, y nos ama en gran medida. Esta es la expresión más sencilla que resume todo el Evangelio, toda la fe, toda la teología: Dios nos ama con amor gratuito y sin medida. (Papa Francisco) Hemos de pasar de la pregunta ¿Dónde está Dios? a la afirmación "Señor mío y Dios mío". Hemos de pasar de anunciar la Resurrección a SER personas resucitadas Hemos de pasar de discursos a ser signos, de llevar antorchas a SER antorcha. Hemos de... La vida ha dado un vuelco inesperado y ha puesto patas arriba nuestras

¡Nacer de nuevo!

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«Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre»  (Jn 3, 5a. 7b- 15) Para "nacer de lo alto" hace falta una transformación interior del ser humano abierto a la transcendencia. Hace falta abajarse, hacerse pequeño, humilde, necesitado de misericordia. Es entonces cuando nos podemos dejar empapar por la gracia. En nuestra pequeñez, Dios es grande. En mi fragilidad me haces fuerte Padre. Su Misericordia alcanza nuestra fragilidad, nuestra pobreza e incapacidad y nos abraza para que abarcamos la de los demás. Qué importante y necesario es ahora ser pacientes, serenos, equilibrados. Saber situarte en tu centro y anclar la vida en aquello que te da estabilidad y fortaleza para poder resistir en la tormenta. Siempre es buen momento para empezar de nuevo.  Silenciar. Respirar. Meditar... Creer para empezar, para continuar, para llegar la final. Creer en la tierra. Creer en el más allá. Creer en lo imposible. Creer si

La Novedad del Reino

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“Te lo aseguro,  el que no nazca de agua  y de Espíritu  no puede entrar en el reino de Dios...”   Jn 3, 1-8 Somos testigos de un Dios cercano al sufrimiento humano, que acoge y ofrece su amor a todos los hombres. Testigos no sólo con la palabra, sino con la vida. Solidarios, buscadores de la paz y la justicia.  Testigos que pasan por la vida haciendo el bien. Testigos de la esperanza. Para resolver un problema no podemos hacerlo con la misma mentalidad que lo creó. Es necesaria una renovación de la mente. Hay que nacer de nuevo. Nacer del agua y del Espíritu. Es difícil pero hay que confiar.  Dios abre puertas donde parece que sólo hay muros.  Libres para crear. ¿Nacer de nuevo?  Demasiadas veces pensamos que ya es tarde para cambiar, que nos queda poco más que la resignación.  Pero Jesús nos invita a nacer del Espíritu, a ser barro, amasados con agua y bajo la forma del Espíritu lleguemos a parecernos a Jesús. "Volver a nacer

"¡Señor mío y Dios mío!"

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«Recibid el Espíritu Santo;  a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados;  a quienes se los retengáis,  les quedan retenidos»   (Jn 20, 19-31) Vivir todos unidos.  Tener todo en común, repartir los bienes según la necesidad de cada uno. Tener un mismo espíritu, partir el pan, alabar a Dios... Ser familia, crear hogar y comunión.  Crear espacios de encuentro donde vivir, compartir, rezar y celebrar con alegría y sencillez (cfr Hch2,42-47) En medio de nuestro cerramiento, nuestros bloqueos, nuestro confinamiento, nuestros miedos, nuestras dudas, nuestra oscuridad, nuestras angustias, nuestras tristezas… irrumpe, se hace presente Jesús con su paz, esperanza, libertad, arrojo, vida, serenidad y fe. No cierres tu puerta a Cristo. Ábrela de par en par... viene a verte. Le conocerás al partir el pan. Nos conocerán en el partir el pan, en las palabras de vida y esperanza, en el amor compartido Jesús vive y se hace presente entre nos