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Mostrando entradas de febrero, 2021

"Momentos Tabor"

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«Este es mi Hijo amado; escuchadlo».  (Mc 9,2-10)   En la vida pasamos por muchos momentos de dificultad y oscuridad. Sólo podremos afrontarlos si hacemos memoria de aquellos otros que nos han dado luz, fuerza y esperanza. Por ello es necesario recodarlos. ¿Qué recuerdos de luz renuevan mis fuerzas? La transfiguración invita a situarnos en la vida con perspectiva. Mirar los acontecimientos contemplando el horizonte al que nos dirigimos. No quedarnos atrapados en las dificultades, contrariedades, incertidumbres. Descubrir que estamos llamados a un más allá. Todos necesitamos "momentos Tabor" , experiencias del roce de Dios en nuestra vida, que iluminan e impulsan nuestro caminar. La Cuaresma nos lleva a transfigurarnos, a que la luz de la Pascua, del Resucitado, resplandezca en nosotros . En medio de nuestras oscuridades  la luz del Señor ilumina nuestras vidas por medio de la escucha atenta de la  Palabra de Dios. TABOR es el símbolo de la autocomunicación de Dios, su volunt

"Amar hasta que duela"

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“Sed perfectos como vuestro Padre celestial”.  (Mt  5,43-48) ¿En qué me parezco a mi Padre del cielo? Jesús pone el listón alto. Rompe las divisiones de buenos y malos. Todos son iguales para saberse amados, rezar por ellos, y sentir el sol y la lluvia. Nuestro modelo es Jesús. La perfección está en el Padre al que debemos acercarnos, pedir e imitar.   Es quizá lo más difícil que nos pide Jesús: amar al enemigo, Prueba a dejar de lado los prejuicios y la falta de entendimiento. Todos somos hermanos, con nuestras virtudes y nuestros defectos.   Los términos 'bueno y malo' tenemos que cambiarlos por hermano. La universalidad de su Palabra y de su amor tiene que llevarnos a la aceptación de la diferencia con la alegría de saber que 'suma' y no 'resta' Amar... ¿Siempre? Siempre. ¿A todos? A todos. Eso es difícil... Nunca fui fácil el camino de la felicidad.  "Amar hasta que duela"  (Madre Teresa de Calcuta). A veces no puedo evitar pensar en la debilidad d

«En todo amar y servir».

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    “Si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos” (Mateo 5, 20-26) ¿Cuándo entenderemos que la nuestra no es una religión de mínimos sino de  máximos? "Todo el que se deja llevar de la cólera contra su hermano será procesado""   ¡Ay, el orgullo! Debemos perdonar y pedir perdón. La teoría nos la sabemos de sobra. ¡Pero cuidado lo que nos cuesta llevarlo a la práctica! No tengas miedo a dar ese primer paso hacia la reconciliación.  ¡Adelante!   ¿Soy consciente del vínculo que establece Jesús entre la presentación de la oración y la reconciliación con el prójimo? "Vete primero a reconciliarte con tu hermano" Nuestra fe no es individualista sino comunitaria. Si no buscamos la paz con el que está a nuestro lado no podemos vivir la fe ni la esperanza  Que tu ofrenda sea amor y perdón. ¿No te ocurre, a veces, que buscas a tu Padre pero vas con el corazón roído de murmuración, crítica e animadversión hacia

Pedir, buscar y llamar

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  «Pedid y se os dará, buscad y encontraréis,  llamad y se os abrirá;  porque todo el que pide recibe, quien busca encuentra  y al que llama se le abre».                                                                 (Mt 7,7-12) ¿Hasta dónde estoy dispuesto a cansarme rezando para que mi oración dé fruto? “¿Dónde está Dios en esta pandemia?  ¿Por qué no acaba con este dolor?”. Nuestras oraciones parecen no dar sus frutos y nos desanimamos.  ¡Confía!  Déjate en manos del Padre, Él atiende siempre nuestra llamada. ¿Qué es lo que pedimos? En verdad, siempre hay quien nos da, incluso más de lo que necesitamos. Antes de comenzar a hablar, Dios conoce a fondo lo que realmente necesitamos y nos conviene. Poner todo en sus Manos, y confiar, es lo más acertado, para que se cumplan sus promesas. Cuaresma es tiempo de Fe, hecha Vida. Un principio bien sencillo y evidente para el que busca hacer el bien.  Pedir, buscar, llamar... Todo resulta positivo si vivimos dándonos. Quién trata a los demás

Un signo

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  "Pide un signo, pero no se le dará más signo que el signo de Jonás"  (Lc 11,29-32)   Los signos nos llevan a realidades más amplias, trascendentes.   Provocan a ir más allá de lo que vemos, oímos o tocamos. Nos invitan a ahondar en la vida, a tomar perspectiva y no quedarnos en lo superficial. Jonás, Salomón, Jesús son signos. ¿Tú eres signo?   Nuestra mente racional pide signos, que nos lo expliquen todo, y no somos capaces de ver los signos que nos muestra cada día, en nuestra relación con los demás y con nosotros mismos.   ¿Soy de los que buscan los signos de Dios o al Dios de los signos?   ¿Un signo? ¡Un corazón quebrantado y humillado, oh, Dios mío, tú no lo desprecias! , dice el Salmo 50. Pero, ¿es con esta actitud con la que yo me dirijo al Señor, con la que rezo, o más bien lo pongo a prueba constantemente, queriendo que él haga mi voluntad, pidiendo signos?   «Cuántas veces se nos escapa lo realmente importante porque solo vemos con los ojos del mundo y no con los

¡Pruébalo!

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  "Vosotros orad así".    (Mt 6, 7-15) La oración del cristiano es, ante todo, un acto de fe, de plena confianza en Dios. Por eso, Jesús ofrece a los suyos, las palabras con las que Él mismo se dirigía a Dios Padre Quizás desde muy pequeños venimos repitiendo, con mayor o menor devoción, la gran oración del cristiano. Pero sin duda, cada vez que lo hacemos, Dios "interrumpe todas sus ocupaciones" para escucharnos y atendernos como el mejor de los padres. La oración no tiene que estar llena de palabras. Lo importante es abrirse a la escucha de Dios y decir con un corazón humilde y agradecido, el Padrenuestro. Es la manera más sencilla de decir a Dios lo que Dios sabe, y nosotros realmente necesitamos. Un amigo dice que para pedir algo importante al Padre, es suficiente con guiñarle un ojo. Él sabe. Y no le falta razón. Él Padre Dios "sabe bien lo que nos hace falta antes que se lo pidamos". Pide, pues, con naturalidad y confianza, lo mismo que hace

La firmeza de la fe

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    “Tú eres Pedro, y te daré las llaves del reino de los cielos”. (Mt 16, 13-19). «La fiesta de la Cátedra de San Pedro es una tradición muy antigua con la que se da gracias a Dios por la misión encomendada al apóstol san Pedro y a sus sucesores». (Benedicto XVI) Hoy recordamos la importancia del ministerio que el Señor confía al Papa: confirmar y guiar a la Iglesia en la unidad de la fe. Estamos en comunión con el Papa Francisco, sucesor de Pedro. La firmeza de nuestra Fe, está fundada en la Palabra de Cristo: las tormentas no derrotarán a la Roca inconmovible de la Iglesia. Es la fidelidad de Cristo, la que sostiene la fidelidad del Papa, para guiarnos a todos. En un mundo desorientado y sin fundamentos, la fe en la Iglesia –formada por pecadores, pero redimida por la sangre de Cristo, el Cordero sin pecado– me libera de la tentación de reducir el cristianismo a una religión desencarnada, irreal o individualista. ¿Quién es Cristo para ti? Es la pregunta de todos los t

En el desierto con Jesús

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   “Era tentado por Satanás, y los ángeles lo servían” (Mc 1, 12-15). Es el Espíritu el que empuja a Jesús al desierto. El que lo lleva a un lugar solitario para ser tentado. La tentación es necesaria para encontrarnos con nuestras sombras, limitaciones, debilidades. Reconocer nuestra vulnerabilidad y convertir nuestra vida a Dios.   En Cuaresma, el Espíritu Santo nos empuja también a nosotros, como a Jesús, a entrar en el desierto. No se trata de un lugar físico, sino de una dimensión existencial en la que hacer silencio y escuchar la palabra de Dios, para que se cumpla en nosotros la verdadera conversión. (Francisco)   40 días para adentrarnos en las profundidades de Dios en el desierto: lugar de escucha, oración y batallas interiores. En el desierto le dejamos sitio a Él. Pasar por el desierto es comenzar un cambio, después de esa experiencia no se vuelve a ser el mismo. El desierto es el contraste entre la confianza plena en Dios y la inseguridad de uno mismo para poder salir de él

Una llamada

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  “Dejándolo todo, se levantó y lo siguió”  (Lc 5,27-32) Nuestra fragilidad se fortalece, nuestras heridas son sanadas, nuestro pecado es perdonado cuando nos encontramos con la mirada misericordiosa de Cristo, con su humanidad que nos rescata del polvo. Hoy es tiempo propicio, tiempo de reconciliarnos, tiempo de salvación.   Mucha gente espera una llamada. Espera oír su nombre de una manera nueva, digna, acogedora.  Espera una llamada que les rescate de la soledad, que cambie su desesperación en esperanza; una llamada que les recuerde que están invitados al banquete de la vida, que Dios los ama. No mirar hacia atrás tras encontrarle. Ante su llamada no hay posibilidad de un 'luego'. Levantarse, ser nuevos, nada de estar encogidos... su llamada nos llena de dignidad. De pie, sin estar escondidos.... y seguirle . ¿Espero a ser justo para seguir a Jesús, o le sigo desde mi condición de pecador? Sí, tú también eres pecador. Y yo. Está en nuestra naturaleza humana. Pero Cristo nos

Para encontrarnos con Él

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  «Llegarán días en que les arrebatarán al esposo, y entonces ayunarán».  (Mt 9,14-15)   La Cuaresma es tiempo para reanimar la vida; para revisar la ética que nos guía. Es tiempo para ahondar en las raíces de nuestro ser y dejar que brote con más fuerza la coherencia. Es tiempo para abrazar el olvido de sí, y envolvernos en el abrazo del Padre; para mirar al otro y por el otro. Es tiempo para esperar, para volver a dirigir la mirada a la paciencia de Dios. Es tiempo de esperanza en la reconciliación, a la que san Pablo nos exhorta con pasión:  «Os pedimos que os reconciliéis con Dios» (2 Co 5,20).   ¿Cuál es el verdadero motivo de mi ayuno?   El ayuno no es únicamente dejar de comer. Ni es una moda fitness. Es signo de renunciar, por amor, a algo que nos produzca satisfacción. Un sacrificio por el que purificamos nuestras debilidades. ¿Estás dispuesto a ello?   Ayunamos para encontrarnos con Él. Ayunamos de lo que nos separa de Él, de lo que le deja fuera.  Un ayuno que conduce a un

¿Te atreves?

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    “El que pierda su vida por mi causa la salvará”.  (Lc 9, 22-25). Perder para ganar y ganar perdiendo. Son esas aparentes contradicciones que se esconden en el evangelio. En lo profundo nos muestran la esencia de la vida, que sólo es vida si se entrega. Me doy y soy más. Me pongo al servicio de los demás y mi vida crece. Tiempo compartido que se llena de verdad. Momentos de profundidad y encuentro que renuevan el sentido de lo que hacemos y somos. Conocer a Cristo es una verdadera revolución. Un auténtico y apasionante reto. Pero hay que estar dispuesto a aceptarlo. ¿Te atreves?   El Hijo del hombre, que no tenía donde reclinar la cabeza, quiere reposar en nuestra cruz –en nuestra debilidad, nuestras enfermedades, nuestros fracasos, nuestros miedos– para que experimentemos que, donde abundó el pecado y la muerte, sobreabundará el amor y la vida. La cruz es el signo de nuestro Bautismo, el signo de nuestra pertenencia a Jesucristo, el signo de que de verdad seguimos sus huellas. ¡Por

Iniciamos la Cuaresma

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  “Tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará”. (Mt 6, 1-6. 16-18). Iniciamos Cuaresma Vamos subiendo a Jerusalén, caminando con Jesús. Vamos a dar la vida con Jesús, para vivir el gozo de Resucitar con Jesús, a una vida renovada.   En este tiempo de conversión renovemos nuestra fe, saciemos nuestra sed con el “agua viva” de la esperanza y recibamos con el corazón abierto el amor de Dios que nos convierte en hermanos y hermanas en Cristo (Francisco) Que la cuaresma que comienza nos sea de verdad tiempo de conversión. Morir para vivir, es finalizar una historia gris, para iniciar una historia de luz, pasando por la Cruz, a la Vida Renovada. Es tiempo de cambio, es Cuaresma! No hagas las cosas por aparentar ante los demás, por puro postureo. ¡Haz las cosas de corazón! ¿Cuál es tu plan para esta Cuaresma? Nosotros te proponemos, como el Papa Francisco, renovar la Fe, la Esperanza y la Caridad. "Que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha" Es tiempo de honestidad,

Abre nuestros corazones

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  «Estad atentos, evitad la levadura de los fariseos y de Herodes». ( Mc 8, 14-21).    Jesús quiere poner a los discípulos en guardia contra el orgullo y la soberbia de los fariseos, que pensaban en un Mesías triunfal, en un jefe, que con prodigios grandiosos someta al mundo. Para Jesús no se trata de alcanzar el poder, sino de servir a la humanidad necesitada.   Jesús, evoca el recuerdo de los dos relatos de multiplicación de los panes, para que los discípulos puedan entender que lo opuesto a la levadura de los fariseos y los herodianos, es el repartir o compartir el pan con los necesitados. Este es el único milagro que se debe realizar en este mundo, mientras se va proclamando la gran noticia del reino de Dios. El hecho de compartir el pan no empobrece, sino que, todo lo contrario, enriquece; sólo así se recoge la riqueza del Reino de Dios.   Tenemos que pedir la gracia de poder discernir entre las levaduras que encontramos en nuestro mundo. Si la levadura no es buena, el pan result