Luz que ilumine
La sabiduría de los sabios de Oriente llegó ante el niño en el pesebre de Belén a rendirle su homenaje y celebrar la llegada de Dios al mundo. Ojalá todos seamos como esos Reyes Magos que buscaron con sencillez las señales que los acercaran a la verdad.
Todo ser humano tiene en su interior un buscador de la verdad. Solo Jesús responde a nuestras inquietudes más íntimas, por eso cuando intuimos su luz, nos ponemos en camino.
"Ellos, se pusieron en camino y, de
pronto, la estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta pararse encima
de donde estaba el niño." Todos seguimos diferentes estrellas. Hay
fugaces que nos dejan perdidos. Hay estrellas que nos dejan estrellados. Pero
la estrella que nos lleva a Jesús es la que enciende en nosotros la luz que
vence toda oscuridad. Los Magos fueron fieles y la siguieron a pesar de todas
las dificultades. Para llegar a donde conduce la estrella hay que haber
recorrido un largo camino en la noche, dejando atrás seguridades y pasando por
tierras extrañas. Los Reyes Magos superaron el momento crítico de oscuridad en
el palacio de Herodes y siguieron la luz de la estrella.
Que el Niño sea la Luz que ilumine nuestras tinieblas. Cuando nos perdamos, cuando nos cansemos, no dejemos de caminar porque al final encontraremos una luz grande que ilumina a todos los pueblos.
Hay muchas estrellas en nuestra vida que hay que
seguir. Personas, momentos, propuestas que nos conducen dónde Él está. Palabras
de Evangelio que nos mueven a caminar. Personas que nos indican cómo llegar,
dónde ir, qué escuchar. Tenemos que estar atentos y confiar en su luz. Una vez
descubierta la estrella, y confiar en ella, tenemos que ponernos en camino y
seguir buscando. Confiemos en las luces que facilitan el encuentro con Él.
“Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría”. Abre, Señor, mis ojos, para ver las estrellas que me guían: * la reflexión pausada y sosegada de la vida, * el testimonio de tantos santos, * la lectura de la Palabra de Dios, * la alegría honda del corazón...
Adoremos, contemplemos, dejémonos transformar porque la Vida Invisible y Eterna, nos trae Vida Eterna y Verdadera.
¡Feliz día de Reyes!
Señor, has
puesto en nuestro corazón el deseo de ser felices, la esperanza de disfrutar
cada día un amor más grande, el sueño de vivir en un mundo nuevo, en el que
reine la paz.
Sólo Tú, Señor, puedes darnos esa felicidad, ese amor y esa paz.
Somos la obra de tus manos, Señor. Nos hiciste para Ti y nuestro corazón estará
inquieto hasta que no descanse en Ti.
Para encontrarte, hay que dejar comodidades, rutinas y egoísmos y ponernos en
camino, como los magos de Oriente; hay que estar atentos para descubrir las
estrellas que brillan en nuestro corazón y nuestro mundo; hay que tener unos
ojos limpios, para reconocerte en un bebé, en cada persona, en cada acontecimiento,
en el pan que comulgamos.
Danos un corazón agradecido y generoso que sepa adorarte, que sepa reconocer tu
grandeza en el niño más pequeño y pobre y ofrecerte con amor lo que sabemos, lo
que tenemos, lo que somos.
Comentarios
Publicar un comentario