“El esposo está
con ellos”.
Mc 2,18-22)
No encaja en nuestros viejos esquemas.
Choca con privilegios y prejuicios.
Jesús, con su Palabra y su ejemplo, nos invita a vivir de una manera nueva.
Hay que "morir" a todo lo que nos impide acoger la buena nueva para nacer con un nuevo espíritu.
La novedad precisa un cambio de mentalidad, una ruptura con el “siempre se ha hecho así”, y una apertura a cada momento.
Despertar la
fidelidad creativa.
Avivar el don recibido.
Dejar a Dios ser Dios.
Que las estructuras no condicionen.
Que las normas no ahoguen.
«¿Es que pueden ayunar los amigos del esposo?»
Avivar el don recibido.
Dejar a Dios ser Dios.
Que las estructuras no condicionen.
Que las normas no ahoguen.
«¿Es que pueden ayunar los amigos del esposo?»
Hoy el Señor te invita a mirar dónde y cómo estás
custodiando la fe.
Somos amigos del esposo, reconciliados bajo el árbol de la Cruz, testigos de vida nueva en el Espíritu
Nuestro ayuno es tu ausencia.
Un ayuno que deja un vacío imposible de llenar.
Sin ti el hambre se multiplica, nada ni nadie nos sacia como Tú.
Si faltas Tú nada tiene sabor, todo se vuelve insípido.
¿Para cuándo acoger la total novedad de Jesús y dejar de poner remiendos en mi vida?
Somos amigos del esposo, reconciliados bajo el árbol de la Cruz, testigos de vida nueva en el Espíritu
Nuestro ayuno es tu ausencia.
Un ayuno que deja un vacío imposible de llenar.
Sin ti el hambre se multiplica, nada ni nadie nos sacia como Tú.
Si faltas Tú nada tiene sabor, todo se vuelve insípido.
¿Para cuándo acoger la total novedad de Jesús y dejar de poner remiendos en mi vida?
La alegría
El que tiene a Dios en su corazón,
desborda de alegría.
La tristeza, el abatimiento,
conducen a la pereza, al desgano.
Nuestra alegría es el mejor modo
de predicar el cristianismo.
Al ver la felicidad en nuestros ojos,
tomarán conciencia de su condición de hijos de Dios.
Pero para eso debemos estar convencidos de eso.
Superemos siempre el desaliento…
nada de esto tiene sentido si hemos comprendido
la ternura del amor de Dios.
La alegría del Señor es nuestra fuerza.
Todos nosotros, si tenemos a Jesús dentro nuestro,
debemos llevar la alegría como novedad al mundo.
La alegría es oración, la señal de nuestra generosidad,
de nuestro desprendimiento y de nuestra unión interior con Dios.
Teresa de Calcuta
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