«A los tres días, lo encontraron en el templo,
sentado en medio de los maestros,
escuchándolos y haciéndoles preguntas»
(Lc 2, 41-51)
Hoy celebramos, el Corazón Inmaculado de María.
De María aprendemos a saber vivir la fe desde el corazón, a gustar a Dios desde
la intimidad, a disfrutar de su presencia en la nuestra.
A poner toda la confianza en Dios y esperarlo todo de Él.
Un corazón
roto por el sufrimiento de aquel a quien ama.
Un corazón que solo tienes 'ojos' para el fruto de sus entrañas, unos 'ojos'
que le hacen ver a Dios.
María guarda en el corazón todo lo que va a sucediendo para amar más.
Aprendamos de María que guardaba todas las cosas en su corazón.
A través de su sí se abrió paso la revelación del amor de Dios para la humanidad.
Su silencio, su presencia humilde, su disposición para ponerse en marcha hacia donde necesitan ayuda.
Su fidelidad junto a la Cruz...
Oh Dios, tú
que has preparado en el Corazón de la Virgen María una digna morada al Espíritu
Santo, haz que nosotros, por intercesión de la Virgen, lleguemos a ser templos
dignos de tu gloria.
Señor Jesús, la angustia que pasó la santísima Virgen al no
encontrarte es la peor pesadilla de cualquier padre de familia. Qué difícil
debe haber sido para ella el no entender tu aparente indiferencia a su
sufrimiento. Permíteme crecer en tu gracia para que, al igual que María, sepa
aceptar la angustia o el dolor, sin dejar mi oración, confiando siempre en tu
Divina Providencia.
Le pedimos a Nuestra Madre que nos ampare en estos duros
momentos de prueba para la Humanidad y nos guíe hasta el Corazón del Señor
¡Dulce Corazón Inmaculado de María sed la salvación de nuestras almas!
LUCERO DE LA MAÑANA
Lucero de la mañana,
norte que muestra el camino,
cuando turba de continuo
nuestro mar la tramontana.
Quien tanta grandeza explica
sin alas puede volar,
porque no podrá alabar
a la que es más santa y rica.
Sois pastora de tal suerte,
que aseguráis los rebaños
de mortandades y daños,
dando al lobo cruda muerte.
Dais vida a quien se os aplica,
y en los cielos y en la tierra
libráis las almas de guerra,
como poderosa y rica.
Si vuestro ejemplo tomasen
las pastoras y pastores,
yo fío que de dolores
para siempre se librasen.
Tanto Dios se os comunica,
que sin fin os alabamos,
y más cuando os contemplamos
en el mundo la más rica. Amén.
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