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Dos céntimos


“Esa viuda pobre ha echado más que nadie” 

(Mc 12, 38-44)

Muchas veces le damos al Señor algo de lo que nos sobra... La viuda del Evangelio, pudiendo dar una de las dos monedas, dio las dos. Tenía fe.

La viuda 'echo dos reales', en silencio, sin hacer ruido, con humildad...desde abajo, con verdad. Tanta verdad que era la vida lo que echaba en el arca de las ofrendas. Lo dio todo, esperando de Dios misericordia y gracia.


No podemos conformarnos con dar lo que nos sobra. Al final, uno da en la medida de la importancia que concede a las cosas.

Darse es poner en juego todo lo que somos. Es tiempo de darlo todo sin medida

La vida la podemos echar en el arca de las ofrendas o en nuestro cofre particular. Gastarla en la entrega, el compromiso por los demás, o guardarla para nuestro bienestar y comodidad. Quien más tiene más necesita. Quien menos necesita, mejor se da.


Jesús, dame tu gracia para transformar mi espíritu en la generosidad para vivir en una constante preocupación por tus intereses y por las necesidades de los demás. Que incremente mis actos de servicio y caridad, sin buscar nunca ventajas personales ni llamar la atención.


“Cada día, el Señor espera la ofrenda sencilla de nuestros trabajos, de las pequeñas dificultades que siempre encontraremos, de la caridad bien vivida, del tiempo gastado en favor de los demás, de la limosna generosa… Nuestras ofrendas a Dios, muchas veces de tan poca importancia aparente, llegarán mejor hasta el Señor si lo hacemos desde el amor a Él y los demás”. Francisco Fernández Carvajal

Oración para pedir a Dios generosidad

Señor, enséñame a ser generoso,
a dar sin calcular,
a devolver bien por mal,
a servir sin esperar recompensa,
a acercarme al que menos me agrada,
a hacer el bien al que nada puede retribuirme
a amar siempre gratuitamente,
a trabajar sin preocuparme del reposo.

Y, al no tener otra cosa que dar
a donarme en todo y cada vez más
a aquel que necesita de mí
esperando solo de ti
la recompensa.
O mejor: esperando que Tú mismo
seas mi recompensa.

Amén


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