Revisión
(Mt 5,27-32).
Jesús se muestra mucho más exigente que la ley mosaica. Con el "pero yo os digo..." el Señor muestra una ética de máximos que se corresponde al esfuerzo por alcanzar la perfección de lo humano. Renunciar a ello es conformarse con la mediocridad con el riesgo de deshumanización.
En el crepúsculo de los tiempos, estas palabras nos confrontan con la necesidad de una purificación radical, de una conversión profunda que nos salve del abismo que nosotros mismos hemos cavado.
«No cometerás adulterio» Vivimos un tiempo donde parece que todo vale, vivimos de apetencias y de lo que nos gusta en cada momento, nada es para siempre. Además la fidelidad es algo que no interesa, no nos damos cuenta que quién no es fiel se condena a si mismo por falta de amor. No cometer adulterio es apostar por la fidelidad. Sin limitarse a una relación de pareja, se puede ser adúltero cuando se traiciona la amistad. Cuando no se ve lo bueno de las personas, no se tiene fe en ellas. Cuando se trata mal a quien te aprecia y respeta.
“Sácatelo y tíralo." Eso nos dice Jesús de todos los pensamientos que no nacen de la verdad y del amor. Tenemos que hacer constantemente limpieza de criterios heredados que no son Evangelio. Desde pequeñitos nos han educado con consejos. Ser competitivos, ganar siempre, devolver lo que nos hagan. Prejuicios contra los diferentes. Buscar nuestro propio interés. Y cuando conocemos a Jesús lo que antes nos parecían ganancias lo consideramos pérdidas. Renovemos diariamente nuestra mente y nuestro corazón para ser cada día más parecidos a Él.
Tu mirar es amar.
Enséñame a mirar a los demás como Tú los ves.
Enséñame a mirar embelleciendo a quien miro.
Enséñame a mirar a los demás como Tú los ves.
Enséñame a mirar embelleciendo a quien miro.
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