Lo primero
El mandamiento primero, tiene un segundo indisolublemente unido a él. Amar a Dios y al prójimo están ligados. A Dios lo amamos cuando lo hacemos con los demás. De lo contrario, el peligro es la idolatría y la ideología. Hacer de Dios un ídolo, o reducirlo a una idea.
"Amar con todo el corazón", porque el corazón exige toda tu vida, porque Dios lo exige todo de ti, porque el amor lo llena y lo da todo. Amar a Dios y a los demás con TODO. Sin regateos, sin ahorros, sin reservas. Que nos importe solo el lugar en el que estamos, las personas con las que estamos en cada momento, vivir lo que vivimos. Hay suficiente belleza en estar aquí y no en otra parte. Si no vivimos y amamos del todo en el ahora, es que esperamos situaciones futuras que idealizamos y que no llegan. Y se nos escapa el tiempo y la vida. Amar lo real que cada día se nos regala. Ese es el mandamiento.
“Amarás a tu prójimo como a ti mismo” No podemos ser individualistas donde lo único que nos importe sea conseguir nuestras metas sin pensar en los demás. Cuando somos creyentes amamos en el encuentro, nos relacionamos con Dios y lo hacemos visible en la relación con los hermanos.
“Amar al prójimo vale más que todos los sacrificios” Lo que importa es amar. Aprender a amar es la asignatura más importante de la vida. Quien está por el bien del ser humano no está lejos del amor. Como un estudiante más, vete hoy a la escuela para aprender a amar. Fíjate en lo que necesitan los que están a tu lado. Aprende de los que han explorado ya la tierra del amor y son una presencia alentadora para todo camino.
Mi corazón se llena de nombres, de rostros.
Con todos los que me habitan te alabo
«No estás lejos del reino de Dios.» Quienes piensan con sensatez se acercan al reino de Dios. El problema surge cuando escasea la sensatez, cuando se actúa por prejuicios, cuando el individuo se ve hostigado por la presión social del pensamiento único. El Evangelio de Jesús ayuda a ser crítico, sensato y libre.
Dios Padre nuestro Misericordioso, te damos Gracias
porque Tú eres Amor y sólo Tú nos enseñas a amar sin condiciones, y nos enseñas
que el amor sincero es siempre el camino seguro y directo para llegar hasta Ti.
Señor Jesucristo y Dios nuestro, Tú que eres Camino, Verdad y Vida, hoy nos recuerdas que tan sólo el amor a Ti y a cada uno de todos nuestros
hermanos, es el camino que de verdad nos lleva a la vida.
Ayúdanos cada día a crecer en tu Amor, huyendo de nuestros egoísmos o
protagonismos, y alejándonos de nuestros propios intereses, para buscar el bien
común y amar a los demás, y así ser fieles discípulos tuyos cada día.
Ten Misericordia de nosotros, Dios nuestro, y ayúdanos a conocerte cada día
mejor, a través de la Oración con tu Palabra de Vida, para escuchar lo que Tú
nos hablas al corazón, y así poder conocerte más y amarte más.
Haz que tu Amor nos impulse con valentía a comunicar tu Buena Noticia a
cada hermano, y a predicar el Evangelio con palabras y obras, para que a quienes
Tú pongas en nuestro camino puedan conocer tu Amor a través nuestro. Amén
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