Caminos de reconciliación
Demasiada violencia hay en nuestro mundo, y en nuestras ciudades, y en nuestras calles y dentro de nosotros mismos. Frente al odio que busca venganza, nadie habla hoy de perdón, de reconciliación. La paz no es fruto del equilibrio de fuerzas sino de la justicia y la misericordia.
"Pero yo os digo." En tiempos de Jesús se decían muchas cosas, como en nuestros días. Mil consejos, normas, ideologías, mensajes oficiales, negacionistas, proclamas diversas. Aparecen nuevos gurús que desvelan secretos ocultos que nadie más conoce. Tenemos que decidir cada día qué creer, a quien dar crédito. Yo elijo fiarme de Jesús. "Pero yo os digo" es prestar nuestra atención a una palabra que habla de amor, de tratarnos bien. De no juzgar, de no exigir, de no reprochar. Si no vivimos en paz entre nosotros es imposible estar bien con Dios.
«Vete primero a reconciliarte con tu hermano» De poco sirven nuestras limosnas y obras si no tenemos un corazón sano donde el rencor hacia el otro no tenga lugar. Buscar la paz y la justicia con el hermano es el primer paso para que la ofrenda que hagamos esté llena de sentido
Reconciliarse con el hermano no quiere decir hacer como que no se ha hecho daño, que no ha pasado nada. Reconciliar es poner paz en medio del dolor. Es aceptar que algo se ha roto. Es acoger la diversidad. Es discernir que hay relaciones en las que hay que alejarse.
La reconciliación es don y tarea, es camino para el encuentro con Dios y con los demás. Dedica unos momentos, antes de orar, a ponerte a bien con los hermanos.
La mansedumbre
del Corazón de Jesús restablece nuestra paz, nos une a su Divino Misterio y nos
concede sabiduría.
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