Levanta, no destruye
Los sumos sacerdotes, los escribas y ancianos quieren saber con qué autoridad hace Jesús lo que hace. La cuestión es profunda, hasta el punto que los compromete. Autoridad es, en su raíz latina, hacer crecer, aumentar. Jesús no contestará más que poniendo en evidencia su hipocresía. Quien desde las segundas intenciones busca la verdad, se queda sin verdad y sin respuestas. Quien tiene autoridad pone a los demás en el centro.
La autoridad y la dignidad las recibimos de otro que nos la da. Jesús es un humilde artesano de Nazaret. Los que le cuestionan son los jefes religiosos. El pequeño frente a los poderosos. Pero no se asusta. Es consciente de su valor, se siente Hijo de Dios muy amado. Y cuando uno vive amado no tiene miedo. Y cuando no hay miedo aparece la libertad interior. Y se despliega la confianza, la alegría, el descaro de quién no tiene nada que perder. Que vivamos la alegría de sabernos libres y acompañados.
Dame la fortaleza para ser testigo del Evangelio.
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