Porque comen
Tiene gracia ayer los fariseos en el evangelio se quejaban porque los discípulos de Jesús no ayunaban; y hoy se quejan porque comen.
Todo el sentido de la religión es la mejora de la vida humana. No está creado el ser humano para cumplir normas y leyes. Lo divino y lo humano no están compitiendo en un pulso eterno. Dios es amor y nos regala por pura gracia participar de su propia vida. Nuestra identidad se reconoce en la de Dios. Somos imagen y semejanza del mismo amor de Dios.
Templo, ley y sábado son las tres columnas de Israel y Jesús se coloca por encima de ellas como Mesías. Cristo nos hace pasar de la esclavitud de la ley a la libertad de los hijos de Dios. Él es nuestra ley.
Jesús define prioridades. El Sábado, la Ley, el Templo, las Instituciones, normas, reglamentos…deben estar al servicio de la persona. Toda la creación está orientada al ser humano. Poner en el centro al hombre y la mujer para que crezcan, cuide y se cuiden.
El Señor siempre dejó claro que en los planes de amor de nuestro Dios el ser humano ocupa el lugar central. Esto lo olvidamos con frecuencia al convertir al semejante en medio en vez de fin. Así lo vivió y expresó el Maestro, sin embargo seguimos convirtiendo los fines en medios.La plenitud de la Ley es vivir el amor y compartirlo. El único culto agradable a Dios nace en el corazón del hombre y no hay más normas o leyes que la del amor: "Ama y haz lo que quieras"
La misericordia es fruto del más alto grado de amor,
Se podrían establecer tres ecuaciones:
El que no ama se siente superior a todos.
El que ama se siente igual a todos.
El que ama mucho se siente inferior a todos.
Cada uno de nosotros se halla en una de estas tres posiciones,
En la muerte, quien no ama.
En la vida, quien ama.
En la santidad, quien ama mucho.
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