Colaborar con él

 

"Id al mundo entero y proclamad el Evangelio 

a toda la creación." 

(Mc 16,15-18)

 Hoy celebramos la fiesta de la conversión de San Pablo

Aunque duela, hasta que no nos caemos de él, como le pasó a san Pablo, no nos damos cuenta de todas las señales que Dios lleva mostrándonos para que por fin escuchemos lo que nos tiene que decir. ¡¡¡ Cáete ya del burro!!!

Aquel encuentro cambió la vida de Pablo En adelante, Jesús será su vida No cambia la vida de la gente por ideas Pero si conoces a Cristo y lo amas, cambiarás Y muchos, por ti, se encontrarán con él

El mandato de Jesús al final del evangelio de Marcos, es para todo bautizado. Ir y proclamar la buena noticia que hemos recibido. Un anuncio acompañado por signos de liberación, comunicación, valentía e inmunidad. Dios cuida y provee a quienes envía.

El Señor habla a los once y les recuerda que los ha elegido, que ha pensado en ellos para una misión. Ellos y nosotros somos especiales para Él, nos conoce, nos llama, nos elige, nos envía. La misión es muy sencilla: anunciar y transformar. Están, estamos, llamados a expulsar el mal de este mundo, aquello que nos hace daño a los hombres y mujeres de este mundo.

Jesús nos llama a colaborar con él. ¿Cómo conocerá la gente la alegría del Evangelio si nadie se la muestra? Somos enviados a ir por el mundo entero a nivel geográfico y el mundo entero de nuestra vida interior. El mensaje es claro y sencillo: eres amado en todos los espacios de tu vida. Hay amor y gracia destinados para cada uno y ser llevados a la plenitud.

Jesús nos envía: Él está en el origen de todo, Él es el protagonista, nosotros los enviados. Ni el mensaje ni los destinatarios son nuestros. Enviados a proclamar la Buena Noticia. La creación entera espera la Buena Noticia pues a toda ella alcanza la salvación obrada por Cristo.

Gracias Padre, porque Jesús nos confía su misión y quiere necesitar nuestra inteligencia y nuestro corazón, nuestras manos, nuestros labios, nuestros pies, nuestro tiempo, al servicio de su buena nueva de salvación y de amor al hombre.

No permitas, Señor, que nos cerremos en la comodidad, en la apatía, en el egoísmo, en la falta de fe en definitiva. Llénanos de la fuerza del Espíritu, y cuenta con nosotros. Amén.