Silencio… calma… espera…
Hoy solo se oye el grito de silencio de la creación.
Se oye porque la tierra, cual gigante pesebre, acoge en
su seno a su Señor.
Pero sus entrañas también se estremecen porque presienten
que la Vida resurgirá en su esplendor.
Sábado Santo.
Un tosco y áspero silencio lo cubre todo.
No sé por qué, pero hace bien y aunque araña el alma, es
necesario.
Sienten igual los abandonados por nosotros en las
fronteras.
Uno queda huérfano, abandonado, expectante.
Ante la negación de la muerte, ¿se puede confiar?
El silencio, que atruena por dentro, convierte la cabeza
en un bosque oscuro y lleno de grillos.
Pero, puede concluir con la premura de un segundo de
conversión.
"Te aseguro
que hoy estarás conmigo en el Paraíso."
Ora.
Espera.
Presta atención.
Llora.
Y déjate conmover el alma.
Hoy la Palabra ha enmudecido.
En lo hondo de cada corazón, el silencio.
No perdamos la esperanza.
Preparémonos para acoger la promesa de Dios.
La noche guarda un secreto, un tesoro que el alba
desvelará.
Aguardemos expectantes porque la muerte no tiene la última
palabra.
“Un gran silencio
envuelve la tierra... La tierra temió sobrecogida, porque Dios se durmió en la
carne y ha despertado a los que dormían desde antiguo. Dios ha muerto en la
carne y ha puesto en conmoción al abismo.” (Homilía antigua sobre el grande
y Santo Sábado)
Vivimos en la esperanza.
Nos mantiene la fe que persevera y se renueva cada día.
Caminamos tratando de llevar a cabo el mandamiento del
amor.
Y hay muchas cosas para las que no tenemos respuesta ni
explicación.
Pero confiamos en Dios, que es fiel y nos ha amado hasta
el extremo.
La hora de las
tinieblas
Acudimos a ti, Señor,
en las horas largas
cuando nada sucede
sino el desgaste.
Oímos ladrar los perros,
el viento sopla,
pasa un camión,
y nosotros sentados,
mirando por la puerta abierta,
como aguardando.
Nadie dice una palabra,
ni nos cruzamos la vista;
ya no sabemos qué hacer,
nuestros proyectos murieron prematuramente de inanición,
las ideas que creíamos geniales
son hoy monedas fuera de circulación. […]
en las horas largas
cuando nada sucede
sino el desgaste.
Oímos ladrar los perros,
el viento sopla,
pasa un camión,
y nosotros sentados,
mirando por la puerta abierta,
como aguardando.
Nadie dice una palabra,
ni nos cruzamos la vista;
ya no sabemos qué hacer,
nuestros proyectos murieron prematuramente de inanición,
las ideas que creíamos geniales
son hoy monedas fuera de circulación. […]
Por eso no te pedimos éxitos fáciles,
sino paciencia para seguir probando,
para nunca resignarnos,
para intentar siempre otra vez. […]
Hoy, que nos sentimos perdidos,
no te pedimos consuelo;
te pedimos compartir esta experiencia del pueblo.
(Pedro Trigo)
Silencio… calma… espera…
Acompañar a María en su dolor.
Pero hay luz para la esperanza.
Pronto triunfará la VIDA y todos seremos salvados.
Tiempo de lágrimas,
de silencio, de oración.
Tiempo para no desconfiar
de la generosidad de Dios,
ni asustarnos de la maldad de la humanidad.
Tiempo para que el corazón se prepare
para lo inesperado de Dios.
De Dios viene la salvación.
Tiempo para no desconfiar
de la generosidad de Dios,
ni asustarnos de la maldad de la humanidad.
Tiempo para que el corazón se prepare
para lo inesperado de Dios.
De Dios viene la salvación.
En el Misterio del sepulcro, cuando todo parece
irreversible, queda la FE y la ESPERANZA de María.
Sábado Santo.
Es la Esperanza la que nos prepara para vivir la Vigilia
Pascual.
Vamos a pasar de las tinieblas de la muerte la luz de la
resurrección.
Estamos en vela con las lámparas encendidas, el Señor va a
resucitar.
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