"Nacer de nuevo"
"Dijo Jesús a
Nicodemo:
Te lo aseguro,
tenéis que nacer de nuevo".
(Jn. 3,7b-15)
Nacer de nuevo es renovar la mirada, dejarse empapar por
el Espíritu, vivir una vida nueva.
Cuando tratamos de controlarlo todo, no damos
posibilidades a que lo nuevo aparezca.
Tenemos miedo al cambio.
Y el reino de Dios
es novedad.
Hay que nacer de nuevo.
Derriba el muro del miedo que nos impide ir más allá de
lo previsible, de lo de siempre.
El Espíritu es creativo.
Señor, me esfuerzo
cada día por seguirte, aunque muchos de mi amigos pasen de Ti. Busco la verdad
y la justicia, como Nicodemo. Y Tú me pides algo desconcertante: "nacer de
nuevo". ¿Nacer de nuevo a mi edad, Señor?
¡A duras penas
consigo corregir mis defectos, como para "nacer de nuevo"! Pídeme,
Señor, que comparta algo con los pobres. Pídeme, Señor, que asuma algún
compromiso. Estoy dispuesto a hacer cosas por ti y por los demás.
Pero no me pidas
"nacer de nuevo". No sé qué es "nacer de nuevo", No sé cómo
podría "nacer de nuevo". Me resisto a "nacer de nuevo",
aunque intuyo que ese es el verdadero camino. Rompe las rutinas, las
seguridades, los apegos que no me dejan "nacer de nuevo". Ayúdame a
entender que yo solo no puedo "nacer de nuevo". Nadie puede darse a
luz a uno mismo.
Sólo Tú, sólo tu
Espíritu, sólo tu Amor pueden hacer posible que yo "nazca de nuevo". Ayúdame,
Señor, a abrirte mi corazón de par en par. Ayúdame a dejarme conducir por tu Espíritu. Ayúdame a dejarme transformar por tu Amor.
“Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del
cielo, el Hijo del hombre”
Me fío de ti,
Jesús,
amigo y compañero de camino,
que te hiciste carne como nosotros
y pisaste el polvo de nuestras calles.
Me fío de ti, Hijo de Dios.
Me fío de ti, hermano de todos los crucificados,
que los liberas del mal y de la muerte
para que vivamos contigo
llenos de alegría
siempre.
amigo y compañero de camino,
que te hiciste carne como nosotros
y pisaste el polvo de nuestras calles.
Me fío de ti, Hijo de Dios.
Me fío de ti, hermano de todos los crucificados,
que los liberas del mal y de la muerte
para que vivamos contigo
llenos de alegría
siempre.
"Que todo el
que cree en él tenga vida eterna."
Es un descanso hondo para el alma este saber de la fe.
Si caminas con paso comprometido, la vida se convierte en
don que crece como nueva y alegre conciencia; un don que perdura.
La vida en Cristo no acaba.
Culmina en paz y Amor.
Miremos siempre a Cristo, muerto y resucitado, y
dejémonos conducir por su Espíritu, para tener vida eterna en nosotros; para
ser signo de su amor en medio del mundo.
El germen de la vida nueva, ha sido tallado en nosotros
por el bautismo, que él sea que renueve todo nuestro ser hasta alcanzar su
plenitud en Cristo resucitado.
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