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El rnviado



"Hay uno que acusa: 
Moisés, en quien tenéis vuestra esperanza"
(Jn 5, 31-47)


El evangelio de hoy nos confirma que todo lo que Jesús dice es verdad y viene del Padre, por eso hay que buscarle a Él, enviado y testimonio fiel, que es quien nos da la vida.

¿Por qué tienes miedo de acercarte a Cristo?
¿Quizá por el qué dirán?
Déjate iluminar por su luz con total confianza.
Comienza tu propio camino de conversión para que llegue a ocupar el centro de tu vida.

Aceptar a Jesucristo significa dejar de buscar en nosotros mismos la salvación y la gloria, dejar de auto-justificarnos, para que sea Él quien nos justifique, revelándonos el amor del Padre, un amor que supera todas nuestras expectativas.


Al final, lo que nos acredita como testigos de Jesús son nuestras obras, por más que se nos olvide.

Comencé la Cuaresma con la imposición
de ceniza sobre mi cabeza.
Arrepentido, vengo ante ti, Señor,
reconociendo mi adoración
a dioses que no son verdaderos,
sino ceniza y pura invención mía.
Arrepentido, extiendo mis manos hacia ti
y te ofrezco mi corazón, Señor:
solo tú puedes perdonarme,
solo tú puedes ayudarme
a encontrar el centro de mi vida,
solo tú puedes liberarme
de las mentiras que me invento.


Solo en las manos de Dios encontraré la paz
Dios ha elegido en el universo la única señal en la que se reconoce: una cruz plantada en el corazón del mundo.
Los que la miran quedan salvados.
No te canses de mirarlo en la cruz.

Señor y Dios mío, aumenta mi confianza para que pueda creer con una fe más madura.
Ayúdame a olvidarme de mí mismo, llevar tu cruz y a lanzarme a encontrar tu voluntad.
Tú me conoces, soy débil, pero sé que con tu gracia puedo; en ti, está mi fuerza; contigo, no vacilo.
Quiero ser testimonio de la alegría de tu resurrección
Envíame a servir a los más empobrecidos
A llevar la esperanza hasta los confines de la tierra.


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