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¡VIVE!




“Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado” (Jn 21, 1-14)

Volver al puro y santo Evangelio.
Volver a leer despacio, y a meternos en las historias que narran los textos. 
Volver a estar junto a Jesús en cada escena y a empaparnos de cada palabra y de cada gesto.
Dejándonos envolver por su amistad.
Gozando de su compañía.
Y aprendiendo.

La presencia de Jesús en nuestra vida se siente en lo más hondo del ser.
El amigo que nos conoce más que nosotros mismos y que nos ama, nos acepta tal como somos.
Sin reproches, sin condenas.
Una presencia que vivifica, que alegra, que fortalece.
"Es el Señor".

El encuentro se plenifica, se hace fiesta, en la fracción del pan.
En ese compartir con Jesús, sentimos que se renueva nuestra vida, nuestra vocación, dejamos de tener miedo, confiamos en que la pesca será abundante

“Vamos también nosotros contigo”.
Que juntos, todos verán en el amor que nos tenemos, que no hay prueba difícil.
Todo es más fácil si vamos contigo, Señor.


Cristo resucitado, por medio de la Palabra y de los Sacramentos, va transformando nuestra realidad cotidiana, con sus gozos y fatigas, en historia y en acontecimiento de Salvación.

Señor Jesús, muerto y resucitado,
el camino que conduce de la cruz a la resurrección
es sorprendente.
Es “evangelio”, buena noticia.
Te doy gracias por tantos “evangelios”:
a pesar de mis traiciones,
tú siempre me amas;
a pesar de mis vacilaciones,
tú me abres al optimismo.






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