Necesito ver y tocar
Entro Jesús,
se puso en medio y les dijo:
La paz
esté con vosotros.
Los discípulos
se llenaron de
alegría
(Jn 20, 19-31)
"Paz a vosotros”.
La presencia de
Jesús no inquieta, no destruye, no oprime, sino que es portadora de paz para
todos.
Ante nosotros se
abre un futuro de esperanza porque Jesús está vivo en medio de nosotros y nos
invita a seguir el camino de la verdadera vida, de la vida plena.
La paz es fruto
del cultivo de un jardín interior.
Es ahí donde
recreas un ambiente de serenidad, alegría, bondad y belleza para el ser.
Y es
responsabilidad de todos y cada uno; es nuestra tarea. Cuida la paz y no te
preocupes en expandirla por el entorno.
Vuela sola.
Paz.
Paz a vosotros.
Palabras que son
bocanada de aire fresco, que son alegría, alivio, vida y consuelo.
Paz a vosotros.
Palabras que
iluminan tinieblas y son aliento, que son fuerza, presencia, huracán y cielo.
Paz a vosotros.
Los ruidos
aturden.
Vayas donde
vayas, allí están.
Es ardua tarea
escuchar a Dios, al corazón o al Universo; prestar atención a las palabras que
conmoverían nuestras entrañas, y nos orientarían por el camino de la sabiduría
del Evangelio.
Procura acopio de
fortaleza interior.
Gracias, Señor, por
la paz que nos regalas.
Es un don precioso de tu parte.
Es la paz que adquiriste con tu cuerpo ofrendado en la cruz.
Es la paz que barre la arrogancia y la venganza.
Es la paz que nos pone en el camino de la fraternidad.
Es un don precioso de tu parte.
Es la paz que adquiriste con tu cuerpo ofrendado en la cruz.
Es la paz que barre la arrogancia y la venganza.
Es la paz que nos pone en el camino de la fraternidad.
“¿Porque me has visto has creído? Bienaventurados los
que crean sin haber visto”
En la Iglesia,
nacida del costado de Cristo, descubro la presencia del Señor resucitado.
Él, por medio de
la Palabra, los Sacramentos y la Comunidad reunida, nos entrega su Espíritu y
nos envía a anunciar y hacer visible su amor y su misericordia.
Hoy tocare el
costado de cristo sentiré su corazón al comulgar...
Gracias Señor mío y Dios mío..
Señor Jesús y Dios nuestro Misericordioso,
ayúdanos Tú a vencer nuestros miedos,
nuestras dudas, y todo lo que nos aleja de Ti.
Llénanos nuestro corazón de tu Paz,
para que seamos personas cercanas a los demás,
de corazón sensible, y con puertas abiertas
a todas las personas que no necesiten.
Llénanos de la
Alegría de tu Evangelio,
para que él logre transformarnos
en evangelizadores de tu Buena Noticia.
Envíanos, Dios nuestro, a quienes más nos necesiten,
para que seamos testigo de tu Amor y Misericordia,
en medio del mundo, cada día y en todo momento.
Danos tu Espíritu Santo, para lograr ver el mundo
a través de los ojos de la fe, de Tu Amor y tu Paz,
y haz que él nos transforme con tu Fuego del Amor,
en verdaderos creyentes que prediquen con valentía
tu Evangelio, a todas las personas que Tú nos pongas
en medio del camino de nuestra vida cotidiana.
Te damos las gracias por el Sacramento del Perdón,
con el cual podemos reconciliarnos contigo
cuando nos equivocamos o nos alejarnos de tu Amor.
Te pedimos a Ti, Padre Bueno y Misericordioso,
que tu Espíritu Santo nos ilumine para acudir a Ti
cada vez que necesitemos recibir la gracia de tu Amor
tu Perdón y la Paz de tu Divina Misericordia. Amén.
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