Él sabe
![Imagen](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjMGm6Jwd-JVDIeYWsOMrLKtFA9pqElQVSFXdJK6Sa1l-yHzdEFDWwyAhXVFv8ks-yJV3B1pIX0qUmF8xYSfA7jyvgA6U9H95KqZT_2bcHZFwzfHuSFrPuS687kV5bK5FuiQWAk8x4hfv4lKiMTdFn9S5b40IpGLpdFYfYw8aOqnLlSOvY7RQSkTdYkcAQ/w400-h400/GQfRWLOXQAAVVo8.jpeg)
“Vosotros orad así: Padre nuestro que estás en el cielo…” ( Mt 6,7-15). Orar no es cosa de palabrería, y tampoco de monólogos o reflexiones con uno mismo. Es abrirse la trascendencia, entrar en diálogo con el totalmente otro; es tratar con Aquel que sabemos que nos ama; es dejarse mirar por el creador y abandonarse en los brazos de mayor ternura. «Cuando recéis, no uséis muchas palabras» La oración nace del corazón, es como la mirada de una madre que sabe lo que pasa en el hijo sin que se diga nada. Igual la relación con el Padre, no necesitamos hablar mucho para saber lo que necesitamos y nos ayude a cumplir su voluntad. "Vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes de que lo pidáis." Lo sabe porque nos conoce, porque ha modelado cada una de nuestras vidas. No porque estemos programados o determinados. Nuestro "Abba" escucha el clamor de sus hijos, sabe lo que nos oprime y nos alegra. Su providencia es una continua llamada a nuestras vidas para rec