Vencerá

 


"Jesús iba a morir por la nación; 
y no solo por la nación, 
sino también para reunir 
a los hijos de Dios dispersos." 
 (Jn 11,45-57)

Palabras proféticas las afirmadas por Caifás, sumo sacerdote aquel año. Es verdad que las dijo desde una intención malvada y sin saber el alcance de sus palabras. Sin embargo, no sólo era conveniente sino necesaria la muerte del Hijo de Dios por la salvación de todos.

Ante los signos de Jesús se dan dos posturas. Quienes creen en él. Y quienes alertan a fariseos y sumos sacerdotes. El poder se ve amenazado por quien lo cuestiona con sus actitudes. No pueden dejarlo porque prevén perder. Inventan razones absurdas. Siembran miedo.


"Decidieron darle muerte".
Jesús se retira al desierto con los discípulos, a Efraín. La gente lo busca. Dudamos de su mensaje, nos molesta cuando es directo y nos mueve los cimientos. No lo dejemos fuera. Abramos el corazón para Él. Vencerá, su verdad, Él es la Verdad.

Si algo logra crear unanimidad es tener un enemigo común. Cuando Jesús es juzgado y señalado logra reunir todos los miedos y todos los odios hacia él. Y Jesús asume su destino, no como una pobre víctima, sino con la conciencia de ser hijo de Dios del que no se separa nunca. Y con la misión de que todos puedan conocer la bondad de ese Dios y volver a casa.

 Nuestra fe parece dormida, rechazamos a Cristo porque “molesta”. ¿No te das cuenta de que viene a salvarte?


Salmo de alegría y esperanza
 
Con un corazón limpio y
sincero queremos darte gracias
Tu Palabra es sincera y llena el corazón de alegría;
tus obras son grandiosas
y están iluminadas de verdad;
tú amas, Dios nuestro, la justicia toda la tierra está rociada
con la lluvia de tu bondad.
 
Dios, nos sentimos pequeños,
como granitos de arena, ante ti;
Tú tienes palabras de vida que no pasan;
palabras que se hacen acción;
solamente tú, Señor, tienes poder
para hacer lo que dices.
 

 

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