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"Trabajad no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna."
 
 Jn 6,22-29

Más allá del hambre física el hombre lleva consigo otra hambre. Se trata de hambre de vida, hambre de eternidad y de sentido. Hay que trabajar mucho para saciar ese hambre en nosotros y en los demás

La multitud seguía a Jesús porque le había dado pan hasta saciarlos. Analizar la razón para seguir a Jesús y no caer en el materialismo ni en las recompensas exteriores.


"Van en busca de Jesús".
Con la sencillez y la sinceridad, de los pequeños, busquemos a Jesús y lo encontraremos. Busca aquello que te da vida, alegría, sentido, impulso... Busca a Jesús en personas y lugares que generen esto en ti... Busca y descubre a Jesús... Si lo tienes, lo tendrás todo...

"Trabajad no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna."  Lo que nos ata a las cosas nos aleja de la presencia del Padre. Construyamos la vida a lo largo del camino pascual ligeros de equipaje a sabiendas que lo que necesitemos Él nos lo dará.

Muchas personas están atrapadas por el materialismo, trabajan por el alimento que perece. La fe en Jesús nos abre a la trascendencia y nos mueve a trabajar por el alimento que perdura para la vida eterna. Qué suerte elevar la mirada y comprobar que allí está lo mejor de nosotros

Somos libres para decidir dónde ponemos nuestro objetivo y prioridad, si en lo efímero y pasajero o en lo que nunca nos podrán arrebatar. Si construimos la vida pensando en la satisfacción inmediata de todos nuestros deseos y recompensas. O si vivimos confiando y acogiendo lo que nos toca vivir sabiendo que en todo colabora Dios para el bien de los que Él ama.


«Y, ¿qué tenemos que hacer para realizar las obras de Dios?». Respondió Jesús: «La obra de Dios es esta: que creáis en el que él ha enviado». La fe es relación, es respuesta y es agradecimiento por el don recibido. Creer en Él nos lleva a vivir como Él vivió. Vivir una vida de fe es caminar con Dios en cada momento, no dejarle fuera de nuestro ser y hacer. Los hombres y mujeres de Dios, los que creemos en Él, estamos llamados a hacer de la vida entrega, testimonio y compromiso. 

La creación es un regalo que fluye de la mano abierta del Padre de todos. Hay que mirarla con la mística de los ojos abiertos. La contemplación de la creación, descubrir que todo ha sido creado en el Verbo, nos lleva a la alabanza, al agradecimiento, a una fe más profunda. Para llegar lejos, entramos en la interioridad; para ser “uno”, “nosotros”, con Jesús, abrazamos a todo el mundo; para disfrutar de su gozo, abrazamos a los más necesitados y, por ello, más capaces de amor.

Dios lo llena todo y todo te puede llevar a Dios.
Ábrete confiado a su Presencia. 
Jesús, pan y hermano,
te busco de todo corazón porque sin ti me siento vacío.
Deseo lo que dura.
Dame hoy el pan que tú eres y no volveré a tener hambre.
Dame el cáliz de tu vida y nunca más tendré sed.

 

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