Proclamemos
Jesús resucitado, completada su obra redentora, vuelve al Padre. Antes confía a sus discípulos una misión: nos envía a proclamar la Evangelio a toda la creación. Para cumplir tal misión, necesitamos la efusión del Espíritu Santo, verdadero protagonista de la misión encomendada. Jesús no nos deja solos, promete la fuerza que viene de lo alto para predicar la conversión y el perdón de los pecados. A cambio, sólo nos pide que proclamemos el Evangelio.
"Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación". (Mc 16,15-20). Las últimas palabras de Jesús son un mandato: dad gratis a todos lo que a vosotros os ha salvado. No podemos contener la alegría de saber que nuestra vida es amada. Que Dios la ha pensado para poder gozar de su compañía toda la eternidad. Y hay tantos que lo ignoran. Jesús en un gesto de confianza total delega a su comunidad su misma misión. "Al que vosotros recibe, a mí me recibe. Al que a vosotros os oye, a mí me oye." Una misión acompañada por Él en todo momento. Es nuestra paz.
Señor Jesús, en tu Ascensión, nos recuerdas que somos ciudadanos del cielo. Y que tenemos una misión preciosa: hacerte presente con nuestros gestos y palabras, ser transparencia de tu amor.
Hoy, día de la Ascensión, se renueva la misión y el envío... Lo que has visto y oído, la mayor alegría de tu corazón.... ¡Transmítela a todo el que encuentres!
«Jesús fue llevado al cielo…». «El Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales…». Jesús se va, pero no se desentiende de los que ha mandado al mundo entero a proclamar el evangelio. Que seamos anunciadores más con obras que con palabras. El anuncio del Evangelio es necesario que vaya acompañado de unos gestos, unos compromisos, una manera de vivir que sea 'señales de su presencia'.
Lo que quiero ser
Quiero ser pastor
que vele por los suyos;
árbol frondoso que dé sombra al cansado;
fuente donde beba el sediento.
Quiero ser canción que inunde los silencios;
libro que descubra horizontes remotos;
poema que deshiele un corazón frío;
papel donde se pueda escribir una historia.
Quiero ser risa en los espacios tristes,
y semilla que prende en el terreno yermo.
Ser carta de amor para el solitario,
y grito fuerte para el sordo…
Pastor, árbol o fuente, canción, libro o poema…
Papel, risa, grito, carta, semilla…
Lo que tú quieras, lo que tú pidas,
lo que tú sueñes, Señor… eso quiero ser.
(José María R. Olaizola, SJ)
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