De dos hace uno

 


"Por el camino y según su costumbre les enseñaba."
(Mc10,1-12).

Jesús es Maestro y nos enseña sobre una nueva vida que brota de Dios. Y en esa vida nueva no se puede "repudiar". Ningún ser humano es repudiable. Podemos pensar diferente, evolucionar diferente, elegir diferente, pero eso no nos hace enemigos. Al principio no era así. Ha sido la falta de amor lo que nos ha opuesto, nos ha alejado, nos ha roto. Por eso la invitación de Jesús es: vuelve al origen de todo, de tu vida, de tu familia, de tus decisiones y descubre el regalo que supone todo lo que vives. No maldigas las tinieblas, enciende tu luz.

Divorcio, repudio, dureza de corazón, adulterio son realidades que forman parte de las relaciones de pareja. Jesús trae un mensaje diferente: hombre y mujer, una sola carne, Dios une. Una complementariedad que provoca crecimiento, derrama amor y da frutos de bien


“Serán los dos una sola carne”
Así es el milagro del amor; no conduce al dominio sino a la comunión. Ninguna ley humana puede destruir esta igualdad de hombre y mujer querida por Dios. Da tu apoyo a las iniciativas que potencien la igualdad en dignidad de hombre y mujer, la complementariedad de sus dones para un mundo mejor. 
Mirar juntos la vida, vivirla juntos. Darse más que dar, día tras día. Abrazos entrañables, abiertos a la vida. Gracias, Señor, por tu amor. Gracias, por cada mujer y cada hombre  unidos en el corazón.

Tenemos que reconocer que estamos muy lejos de lo que Dios realiza. Más bien, se tiende a pensar hoy que Dios viene a ser una especie de "aguafiestas" que nunca facilitará a los seres humanos el acceso a la felicidad. Pero su amor desmedido obra el milagro de unir en el Amor.


“Lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre.”
Cuanto cuesta la responsabilidad del compromiso, y no vemos que sin formación, sin una fe madura, sin conocer a la otra persona no puede haber una entrega de por vida. Es saber lo que hacemos y porque lo hacemos.

La fuerza vital de las Familias unidas en la Fe, guardan la integridad de valores, la primavera del amor, la fortaleza de las nobles convicciones.

Dios y Padre santo, autor del universo,  que creaste al hombre y a la mujer a tu imagen,  Tú bendices y multiplicas el amor de nuestras familias. Te pedimos humildemente por todas las familias,  especialmente por las que sufren. Descienda, Señor, sobre ellas tu bendición  y la fuerza de tu Espíritu. Que en la alegría te alabemos, Señor,  y en la tristeza te busquemos;  en el trabajo encontremos el gozo de tu ayuda  y en la necesidad sintamos cercano tu consuelo. Que tu Espíritu de Amor, Señor, transforme nuestra vida y nuestras familias den buen testimonio de esperanza,  fe y solidaridad con los pobres.

 
Madre, auxílianos en el dolor y la tristeza.
Que a nadie le falte tu amor y tu consuelo.
Ruega por nosotros y por todos los que sufren.
Gracias, Madre buena.



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