Nuestro GPS
Desde niños necesitamos que nos cojan de la mano y nos enseñen a caminar. En la vida de Dios es el Espíritu Santo el que nos introduce desde el bautismo en este camino que dura toda la vida hasta la eternidad. Necesita de nosotros plena confianza y disponibilidad. Tenemos que estar atentos a su propuesta, dejar que sea el Espíritu quien nos guíe.
Dejarnos guiar y no ceder a nuestros impulsos de saber. Reconocer que la verdad se teje en la docilidad al Espíritu, no a nuestras ideas. Apertura a Él para no caer en manipulaciones.
El Espíritu es como ese GPS de nuestra vida cuando estamos perdidos, desorientados, indecisos... No te olvides activarlo...
La Verdad de Jesús, pide resetear y reconfigurar nuestra mente y nuestra vida, pero este renacer es ¡un regalo del Espíritu! ¡Felices seremos si recibimos su Vida Plena!
Gracias, Padre, por el don del Espíritu en cada corazón humano. Que él nos guíe a la vida eterna.
A lo largo del camino descubrimos que cada paso que damos debemos aprender de los errores y de los aciertos, para así llegar a conocer que sólo hay una verdad y en ella construimos la vida al sabernos en su verdad.
Cómo niñatos mal criados muchas veces caminamos en direcciones erróneas. Pero la misericordia infinita de Dios nos regala poder volver a empezar. Entre idas y venidas recorremos nuestra historia de salvación.
Tenemos que ser lo suficientemente humildes y desear con todo nuestro ser tener el Espíritu de Dios para dejarnos modelar por Él, pues solo Él nos conducirá a la Verdad plena.
Es el Espíritu de la verdad el que eleva nuestra mirada, nos saca del fango de las mentiras y nos conduce hasta la verdad plena. El ser es uno, es bueno, es bello, es verdadero. Lo demás es la nada, el sinsentido, la negación de lo que somos. Ven Espíritu divino y haznos veraces.
Necesitamos la venida del Espíritu Santo; necesitamos que llene nuestros corazones y encienda en nosotros el fuego de su Amor para renovar la faz de la tierra.
Preguntas
Hay preguntas
esenciales que nos pierden y perdiéndonos, nos encuentran.
Hay preguntas sagradas que nos descentran y nos conducen a lo profundo.
Hay preguntas que no tendrán respuesta y se volverán pura presencia.
Hay preguntas silenciosas que esperan ser escuchadas.
Hay preguntas superficiales que pasan a cada rato y se desvanecen.
Hay preguntas sin fondo que nos regalan su profundidad incesante.
Hay preguntas misteriosas, cual oráculos, que buscan abrir caminos.
Hay preguntas incisivas que incomodan y lastiman.
Hay preguntas asfixiantes que solo buscan más aire.
Hay preguntas que aturden sólo porque otros las gritan.
Hay preguntas abiertas que nos despiertan definitivamente.
Hay preguntas que atraen, en las que se juega la vida.
Y hay, a veces, personas que se vuelven pregunta,
habitan nuestra intimidad, movilizan la vida entera.
Quién pudiera volverse pregunta
para estar siempre en camino
y nunca dejar de buscar.
(Matu Hardoy)
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