Somos

 

 

“Yo y el Padre somos uno”.
 
(Jn 10, 22-30).

Los judíos piden pruebas a Jesús para saber si es el Mesías. Los signos no los convencen, y las palabras no las acogen. Si no conocemos a Jesús desde una experiencia creyente; si no escuchamos su voz y lo seguimos, es difícil que nuestra fe crezca y se fortalezca.

La relación de las ovejas con el Pastor es estrechísima. Sus ovejas escuchan e identifican su voz, se saben conocidas por su pastor, y por ello, le siguen. Ser cristiano es, ante todo y sobre todo, seguir a Jesús, dejarse tocar el corazón por él, formar parte de los suyos.


"Mis ovejas escuchan mi voz".
Déjale hueco en tu vida. En tus proyectos, en tus sueños... escucha lo que tiene que decirte. Ya no será sólo tu proyecto, será tu sueño y el sueño de Dios...

"No perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano." Hay formas de afrontar las cosas cargadas de miedo, de inseguridad, de deseo de control, de soledad. Y hay una confianza que se apoya en la relación con Dios. Que nos hace dejar espacio a las personas y a las circunstancias para que sean. Sin ser demasiado rápidos en juzgar si son buenas o malas. Dios nos hace libres, nunca nos retiene, pero sabe que nada nos podrá separar de su amor.

Jesús nos exhorta hoy: nada os arrancará de mi abrazo. Ni el dolor, ni la enfermedad, ni la muerte, ni el odio, ni la fragilidad, ni el pecado, ni la indiferencia, ni la contradicción del existir. Nada. Nada nos puede secuestrar, arrebatarnos, alejarnos de Él. Somos de Cristo

 

"Yo y el Padre somos uno" Jesús no es sólo un rabí influyente de hace más de dos mil años, para nosotros es Señor de lo que somos y hacemos como Magdalena le reconoció la mañana de Pascua. Es Dios, amigo y cercano, con el que nos relacionamos. Aquel Dios que Él anunciaba como novedad se descubre para siempre en Él, en sus gestos y palabras. Somos hijos de Dios y cuando caminamos con él somos parte de Él. Testigos que nunca abandona ya que ninguno que dio al Hijo se perderá. Necesitamos formarnos para que nuestro conocimiento no sea vacío sino lleno de contenido y verdad.

 

Señor Jesús,
Que Tú seas mi Pastor,
nuestro Pastor,
que no busque otros pastores
Que me guíen en mi vida.
Señor que conozca tu voz,
Tus maneras de hacer,
Que te siga de cerca,
Que sea una buena oveja.
Señor Jesús,
Porque así lo has querido;
Siendo Tú el único Pastor universal,
siendo Tú nuestro Pastor…
nos has escogido para que,
siguiendo tus pasos,
seamos pequeños pastores
 de unas ovejas.
Dame tu Espíritu, Señor,
Para seguirte como familia de tu misma familia,
Para imitar tu entrega generosa.
Para vivir ilusionado el camino
Que conduce al amor.
¡Gracias, Pastor bueno! 

 

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