Caminar, vivir, acoger


"No se turbe vuestro corazón, 
creed en Dios y creed también en mí." 
(Jn 14,1-6)
 
Vivimos muy deprisa y con demasiada ansiedad.
Y así, nos perdemos las maravillas del camino.
Con facilidad se agita el corazón 
y el Señor nos pide serenidad. 
Sólo en la paz del corazón se disfruta de la cercanía 
y de la misericordia de Dios.
Busquemos la serenidad para agradecer.
 
Creer en Dios, creer en Jesús, 
para que no se turbe el corazón.
Las dificultades, el sufrimiento,
 los conflictos y el miedo se hacen fuertes.
 
"En la casa de mi Padre hay muchas moradas."
Jesús está con nosotros.
Nos prepara sitio para estar siempre con él.
En la que cabemos todos.
Dios en su infinita misericordia no aleja,
ni expulsa a nadie, de su casa, de su corazón.
Nosotros tampoco podemos rechazar a nadie.
Cuando la ideología sustituye a la fe,
convertimos las relaciones en un "casting",
y decidimos quien sí y quien no
dejamos entrar en nuestras vidas.
Por eso impresiona el amor universal de Dios
que no hace acepciones,
ni tiene favoritos, sino que nos ama a todos.
 

 
«Yo soy el camino y la verdad y la vida»
Muestra la Trinidad.
Lo que es el Hijo, la Verdad revelada,
y nos muestra el camino que es el Padre
que nos invita a andar a no quedarnos quietos,
llenos de la vida que da el Espíritu
para que tengamos esperanza y la demos en abundancia.
 
Caminar por su camino.
Vivir en su verdad.
Acoger su vida.
 

En el Camino que es Jesucristo,
podemos tener la certeza que está sosteniéndonos,
para alcanzar la Verdad que nos hace libres.
 
Él vino para que tengamos vida en abundancia.
No para juzgar.
Mucho menos para condenar.
 
En un momento que no podemos salir de viaje sin GPS,
pon tu vida en el mejor guía,
el mejor compañero y el mejor cinturón de seguridad...
Camina sin prisa y seguro a su lado.
 
Somos peregrinos, hacia el Cielo,
y Jesús es la Verdad que nos hace libres,
para avanzar por el Camino,
hacia la Vida ETERNA.
 
Jesús quiere que estemos siempre a su lado,
porque él es el camino y la verdad y la vida.
Jesús Maestro:
que eres el Camino, la Verdad y la Vida,
 permítenos recibirte por la fe
y encontrar en ti la plenitud de nuestras vidas. 
 

 


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