En el mundo

 


"Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, 
único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo." 
(Jn 17, 1-11a).
 
Jesús levanta los ojos al cielo para rogar al Padre. 
La vida eterna es el conocimiento del Padre 
y de su enviado Jesucristo. 
Un saber que no es intelectual sino relacional. 
Mediante las palabras y el trato cercano. 
En la acogida y en la fe. 
En el compartir y orar. 
 
La vida eterna ha sido imaginada con múltiples formas, 
pero nunca como conocimiento del Dios verdadero, 
lleno de bondad y misericordia, así como su enviado. 
Claro está que no se trata de un conocimiento intelectual 
sino cordial y vital. 
 
La experiencia de la vida lo demuestra.
Conocer es fuente de vida. 
Ignorar es fuente de muerte y de oscuridad. 
Conocerse a uno mismo, 
la sorpresa de conocer a alguien que te ayuda a caminar. 
Conocer los procesos, interpretar las señales,
 aprender nuevos lenguajes nos abre nuevas posibilidades. 
Con Dios pasa igual, conocerle, tratarle, reconocerle, 
es fuente de abundancia de alegría, de amor, de esperanza.


ESTA ES LA VIDA ETERNA: 
QUE TE CONOZCAN A TI, ÚNICO DIOS VERDADERO.

La vida no la dan los que vienen a solucionar los problemas, 
y aumentan la tristeza. 
El mensaje de la verdad es la vida 
que invita a crecer en la solidaridad 
y a saberse amado por Aquel que conocemos.
¡Ayúdanos a abrir el corazón, 
para poder recibir la torrentera de tu amor, 
para poder amarte con toda el alma!
En esto consiste la vida eterna: 
en dejarme amar, en amar y en amarte sin medida.
 
¡Cuando venga el Espíritu Santo nos conducirá a la Verdad Plena! Luz de nuestros pasos y fuerza de nuestra existencia.

"Ellos están en el mundo".  
Nuestro lugar es el mundo. 
Aquí anunciarle, aquí seguirle, 
aquí proponer su Evangelio al hacerlo nuestro proyecto de vida. 
No queramos salir del mundo, 
o estar en él sin conocerlo y sin implicarnos. 
Es el lugar de vida, el lugar del anuncio, el lugar del compromiso. Puede parecer y ser en ocasiones hostil pero es nuestro lugar.  
En el mundo estamos y lo hacemos con Él. 
Él está en el mundo con nosotros. 
Sin miedo anunciarle, sin miedo vivir su evangelio... aquí, ahora, hoy.

Tu cariño me conmueve, Señor.
¡Gracias! Metes mi vida en tu lenguaje de amor trinitario. 
¡Gracias! Llévame donde los hombres necesiten tu palabra de amor.

Gracias, Jesús, por darnos gratis el tesoro del a fe.
Danos ese conocimiento vital de ti.
Enséñanos a amar de verdad ya compartir nuestra fe.
Gracias, Señor, 
por confiar en mí y contar conmigo para colaborar contigo.
Contigo quiero vivir sin miedo.
Quiero ser reflejo verdadero de tu ternura.
Quiero que mis manos sean memoria autentica de tus gestos.
Quiero que mis palabras sean eco 
de tu Evangelio de libertad y de vida abundante.
Con humildad y con gratitud me siento entusiasmado 
y alegre por hacer mía esta causa tuya.
 

 

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