Sin mi

 

 


«𝑺𝒊𝒏 𝒎𝒊́ 𝒏𝒐 𝒑𝒐𝒅𝒆́𝒊𝒔 𝒉𝒂𝒄𝒆𝒓 𝒏𝒂𝒅𝒂»
 

(Jn15,1-8)

Reconocernos sarmientos, necesitados de la vid, es aceptar nuestra condición limitada, dependiente y vulnerable. Sin la vid no podemos hacer nada, y lo que hagamos será imperfecto. Liberarnos de nuestro afán de suficiencia, conquistas y méritos para permanecer en Él.

Bella imagen utilizada por Jesús para destacar la estrechísima comunión de sus discípulos con él. Si un discípulo se separa de él ya no le llega su vida, ni puede dar fruto... Sólo servirá para quemarlo en un lugar aparte. Sin embargo, en él todo es posible y el fruto, abundante.
"El que permanece en mí y yo en él, ese da fruto."
Necesitamos unirnos a Jesús porque en cuanto nos separamos de su mirada, nuestro egoísmo lo acapara todo. Desear hacer el bien está a nuestro alcance, realizarlo no. Y muchos días los terminamos agotados de intentar responder a todas las exigencias con nuestras fuerzas y recursos. Pero la mayoría de las veces sentimos que lo hacemos fatal. Permanecer en la fe es lo que nos renueva la ilusión y la fuerza para vivir en la fe.

 

 "Para que dé más fruto". A nadie le gusta pasar por malos momentos, pero son necesarios esos momentos de crisis para poder crecer. Cuando lleguen, tranquilo: Él te acompaña.

Cuando damos fruto alegramos el corazón del Padre. Cuando convertimos nuestras casas en lugares de comunión y de acogida se despierta la sonrisa en los ojos de Dios. Cuando estamos atentos a cada hermano y hermana y los vemos como un don; cuando les dejamos espacio para que puedan decirse y formamos con ellos una comunidad, estamos dando gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.

«Permaneced en mi amor» Su propuesta es que nos unamos a Él para siempre, que no dejemos de gozar de nuestra relación de unidad. El permanecer lleva esfuerzo y habla de fidelidad, no es una relación cualquiera, es una relación con Él que es 'el siempre fiel'. Es una relación de amor. 

Sólo en Jesús podréis encontrar las razones últimas para vivir, para amar, para sufrir, para esperar; Sólo Él puede liberaros de las cadenas del pecado y de toda otra forma de esclavitud que socava vuestra verdadera libertad. Pablo VI


 

SIN TI, NADA, SEÑOR

Siento que soy algo, y resulta que soy poco y nada y, después de afirmarlo, veo, Señor, que me creo, grande e imprescindible ¿Cuándo entenderé que, sin Ti, no hay luz ni vida? ¿Cuándo comprenderé que, si me separo de Ti, mi vida es fracaso, cruz, pena sin gloria?
Sí; Señor.  Sin Ti, aunque no me lo crea a veces, siento que soy nada y que me aguarda la nada Perdóname por las veces que rompo contigo Por aquellos momentos en que, siendo solo hombre, alardeo de ser un “dios” pequeño.
Perdón, mi Señor, vid del sarmiento de mi vida: por presentarte frutos de segunda o de tercera, cuando tu esperabas de mi vida…algunos de primera
Acompáñame, Señor, y aliméntame con tu Palabra: que sea savia que corra por mis venas cristianas Auxíliame con tu Gracia, y corta todo aquello que hace estériles mis caminos.

SIN TI, NADA, SEÑOR 

Es imposible dar lo que uno no tiene Es difícil regalar lo que uno quiere para sí Es utopía ver al otro como hermano, siendo adversario Mas, contigo, Señor uno ofrenda hasta lo que no tiene no mide lo que su mano enseña y, antes que odio, sé que he de contestar con un amor sin límites. Ayúdame, Señor, a permanecer unido a Ti: TU ERES LA VIDA a pensar unido a Ti: TU ERES EL PENSAMIENTO a caminar unido a Ti: TU ERES EL CAMINO a  trabajar unido a Ti: TU ERES EL FUTURO a  amar unido a Ti: TU ERES EL AMOR a  mirar hacia el cielo: TU ESTÁS EN LA ETERNIDAD

SIN TI, NADA, SEÑOR…


 

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