Jesús, plenitud de la ley

 


"Quien los cumpla y enseñe será grande en el Reino de los Cielos" 

(Mt 5,17-19)

Sé sincero: ¿Cuántas veces te acuerdas en tu vida diaria de los Mandamientos? Sí, los aprendiste de pequeño, pero ¿los pones en práctica? Revísalo bien…

En Jesucristo encontramos la plenitud de la Ley y el cumplimiento de todas las promesas hechas a nuestros padres. Acerquémonos a Él y dejemos que su gracia nos transforme, para que la Palabra se haga también vida en nosotros, por la acción de su Espíritu.

Ser cristiano no significa una pesada carga de normas sin sentido que tenemos que cumplir. Ser cristiano nos abre a nuevos horizontes de libertad, de crecimiento, de vida

Jesús no abolió la Ley, sino que le dio su plenitud. Los cristianos encontramos nuestra ley en la misma Persona de Cristo; viéndolo a Él y viviendo su vida, aprendemos a obrar bien

De guardar a guardar, hay mucha diferencia, según la medida de cada uno. El impulso verdadero para GUARDAR, los preceptos que nos dio Jesús, es la CARIDAD.

Las leyes y normas adquieren y sentido desde la Ley del amor, ¡Nada más exigente!

¿Intento vivir mi vida en plenitud?

Hemos comprobado en esta pandemia que ni todos somos buenos, ni todos nos ocupamos de quién más lo necesita. La plenitud de la Ley se da cuando sana y ayuda a vivir desde la reconciliación.

La plenitud no viene por la precisión de la norma, por el desarrollo de la misma en pequeños cumplimientos, sino llenándola de vida y de nombres. La manera de hacerla real es respetando y amando al prójimo, se llenará de verdad y plenitud.


De vida y canto

Aunque hablaras y cantaras como los ángeles,
si no tienes amor, de nada te sirve.
No te quedes en la norma,
que eso apaga tu luz y tu vida.
Vive lo que anuncias.
Vive lo que cantas.
Anuncia y canta con la vida.
Que fluya en ti mi amor hacia todos.
Si no me entregas toda tu vida,
tus versos no me sirven de nada.
Si tu canto no nace de mi fuente
serán vacías tus palabras.
No cambiará tu mirada.
Si mi Palabra en ti se hace vida,
entonces canta desde el alma.
Tu voz será cauce de mi Reino
llevando a todos mi Agua
nunca estancada, siempre viva.
Vive lo que crees.
Anuncia con la vida.
Refleja en ti mi vida. 
Vive lo que proclamas.
(Fermín Negre)





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