El proyecto de Dios no se detiene.
El poder de los sumos sacerdotes y de los fariseos se tambalea, su autoridad está en peligro. Y eso ¡no lo pueden consentir!
La decisión de dar muerte a Jesús está llena de contradicciones y de palabras proféticas. Hasta los que quieren acabar con él, hablan en nombre de Dios. El paso de Dios es incomprensible y lleno de una verdad que no acabamos de entender.
Las autoridades judías creen que es conveniente poner un freno a Jesús, para evitar que la gente lo siga y se desestabilice el poder. Pero el proyecto de Dios no se detiene.
Jesús se identifica con todas las víctimas inocentes de nuestra sociedad. Todas
ellas, como él, son condenadas por oscuros intereses que no respetan y valoran
al ser humano.
Todos somos Hijos de Dios. Y eso nos convierte en una gran familia. Pero...
¿eres capaz de sentir cómo nuestra fe nos une? ¿Te ha ayudado esta Cuaresma a
ser más consciente de ello?
Salmo de alegría y esperanza
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