Dar sentido a la vida


 
El que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor  
(Mt 20, 17-28)

Subir a Jerusalén es entregarse a la burla, a ser azotado y crucificado. Subir es bajar a lo profundo de la inhumanidad, la injusticia y la incomprensión. No se puede entender en nuestras categorías humanas, donde subir es trepar, mandar, ser el más importante.

"¿Sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber?"


Desde la tranquilidad de la vida es fácil responderla, cuando se ha vivido el sufrimiento de cerca, ese cáliz se ha convertido en vida y el alma de esa vida sólo se encuentra quién nos ha amado primero. 

Beber del mismo Cáliz, es vivir amando como Cristo nos amó.
Sagrado Corazón de Jesús, haz nuestro corazón semejante al tuyo.
Cuaresma es tiempo de ser transformados por el Corazón de Cristo!

"El Hijo del hombre no ha venido a ser servido sino a servir"

Cuando Jesús está abriendo su corazón y anticipando su próxima Pasión, escandaliza la súplica de ocupar los primeros puestos"
Ellos reclaman trepar, tener puestos de honor y ascender frente a los otros. Él habla de entrega, de pasión y aparente fracaso.

A veces nos toca soportar la incomprensión y desprecio de los demás por nuestra fe. Eso nos da temor, y aparecen los complejos. ¡No desfallezcas! ¡Llévala con orgullo hasta el final! ¿Por qué esconder algo que te llena tanto?


Nuestro camino hacia la Gloria tendrá que pasar, necesariamente, por la cruz de cada día. Aún los actos más pequeños y aparentemente insignificantes, deben contribuir para que el anuncio del Evangelio llegue a todos. Si queremos ser importantes, tal vez no ante los hombres pero sí ante Dios, convirtámonos en servidores fieles del Evangelio que se nos ha confiado.




Quiero, Señor, que mi oración en este día me lleve a una actitud de humildad y de servicio desinteresado a mis hermanos. Si Tú, siendo Dios, no has querido venir a este mundo para ser servido sino para servir a otros, ¿Cómo puedo yo tener tanta cara que piense en otra cosa? Yo quiero ser tu discípulo, yo quiero vivir aprendiendo siempre de Ti. Y te suplico que en la oración de este día aprenda esta hermosa lección: mi vida sólo tiene sentido sirviendo a los demás.

Jesús mío: ayúdame a esparcir fragancia dondequiera que vaya; inunda mi alma con tu espíritu y tu vida, penetra todo mi ser y toma de él posesión, de tal manera que mi vida no sea en adelante sino una irradiación de la tuya.

Quédate conmigo. Así podré convertirme en luz para los otros. Esa luz, o Jesús, vendrá toda de ti; ni uno solo de sus rayos, será mío. Déjame predicar tu nombre sin palabras… con la fuerza evidente del amor que mi corazón siente por ti.




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