Ir al contenido principal

Sembrar

 

«¿No entendéis esta parábola?»
 
(Mc 4, 1-20)  

En ocasiones no escuchamos lo que nos está diciendo porque esperamos que se manifieste en grandes acontecimientos y no comprendemos que las cosas de Dios son sencillas de entender porque se dan en la vida de cada día donde manifestamos como somos.

Él sembrador siembra sin calcular el grano ni analizar la tierra. Lanza la semilla con la confianza de que será acogida. El cuidado de la tierra ha sido el mismo, pero no la respuesta. El fruto de la Palabra depende de la libertad de quien la escucha y la hace vida.

Pocas parábolas son tan populares como la del sembrador; y esta además añade la explicación del mismo Jesús. Muestra la acción de Dios y la acogida que nosotros dispensamos a dicha acción, desvelándonos que hay que ser buena tierra para que la semilla de la palabra fructifique.


"El resto cayó en tierra buena: nació, creció y dio grano; y la cosecha fue del treinta o del sesenta o del ciento por uno."
Somos tierra buena. Es cierto que en los asuntos del Reino todos somos aprendices. Pero con una mirada limpia vemos signos del Reino por todas partes. Gente buena que madruga para ir a trabajar y hacer que todo funcione. Personal sanitario y docente que da cada día lo mejor. Padres, madres, abuelos que dedican su vida a sus familias. Jóvenes inquietos y solidarios que cuidan de otros. "Vio Dios que todo era bueno". Demos fruto en abundancia.

Jesús sale a los caminos con la esperanza y la alegría del sembrador. No se acobarda ante la oposición. Lo suyo es sembrar y exponer con claridad el secreto del Reino. Las semillas del perdón y de la posibilidad de empezar de nuevo un camino, van cayendo en toda clase de tierras.


Lo nuestro es sembrar. “Lo nuestro no es cosechar éxitos, conquistar la calle, dominar la sociedad, llenar las iglesias, imponer nuestra fe religiosa. Lo que nos hace falta son sembradores de esperanza”. Dios es quien hace crecer.

 

Gracias por no cansarte de sembrar en mi corazón la semilla del amor y la esperanza.


 

Comentarios

Entradas populares de este blog

"Señor, enséñame a orar"

“Cuando oréis decid: “Padre”  (Lc 11,2).    Los discípulos fascinados por las palabras y gestos de Jesús se preguntan: ¿De dónde le nace tanta vida al Maestro? Por eso le piden que les muestre el manantial que lleva en el interior, que les enseñe a orar, que les revele “eso” que le lleva a entregar la vida, gratuitamente, por los caminos.   Acoge en silencio profundo la palabra más bella, más entrañable y más nueva que Jesús lleva en su corazón: ¡Abba!   ¿Cuántas veces has dejado de orar? Por dejadez, desánimo...hay mil causas. El Padre es bueno, te espera paciente y sabe que en el fondo de tu corazón anhelas estar cerca de Él. Dile confiado: "Señor, enséñame a orar" En este mundo a veces tan chato y funesto donde pareces no estar, Señor, enséñanos a orar.  Sí, enséñanos a orar, a tener claro y a recordar que somos tuyos y no nuestros. Orar es conectar con la raíz del ser; es entrar en la onda del Padre, sin...

SAN JOSÉ

Salve, José, amante y tierno padre. Salve, guardián de nuestro Redentor. Esposo fiel de tu bendita Madre y salvador del mismo Salvador. Al buen Jesús pudiste ver sin velo y sobre ti sus miembros reclinó. Al Hacedor de tierra, mar y cielo con cuánto amor le besas y te besó. ¡Oh, qué feliz el nombre de Hijo que dabas! Ninguno fue por Dios tan encumbrado como tú, José. ¡Oh, fiel guardián de nuestro Redentor! Dichoso aquél, José, que tú proteges y el que con fe te invoca en la aflicción, jamás, jamás lo dejas sin amparo y protección. ¡Oh, San José, amante y tierno padre, santo sin par y espejo de virtud! Haznos amar a la divina Virgen y a nuestro Dios y Salvador. “Protege, oh bienaventurado José, protégenos en nuestras tribulaciones. Defiéndenos de las asechanzas del demonio, protégenos con tu patrocinio, y ayúdanos y sostennos con tu auxilio para que podamos santamente vivir, piadosamente morir y alcanzar en los cielos la eterna bienaventuranza”. (León XIII)

Gracias, Señor.

El titulo de esta entrada me la ha do el Papa Francisco esta mañana en su tuit  @ Pontifex_es Termina un año y estamos a punto de comenzar uno nuevo. Se cierra un libro y empieza un nuevo libro con las paginas en blanco. Hoy es un buen momento para hacer balance del año, pedir perdón, dar gracias y pedir ayuda.  En el año que termina ha habido de todo, pero la certeza del amor de Dios ha estado conmigo todos los días. Su ternura la he sentido muchas veces, y muchas veces su mano me ha levantado. Gracias, Señor porque no termino el año sólo y el nuevo lo puedo empezar contigo. Por eso yo no le pido nada al 2015, yo se lo pido a Dios. En tus manos Señor pongo mi vida en este nuevo año 2015