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¡Preparados!

 


“Al que mucho se le dio, mucho se le reclamará”  
(Lc 12, 39-48)

La fe católica conlleva una exigencia de máximos y no de mínimos. La fe es compromiso transformador, es camino de perfección, es exigencia y gozoso compromiso. Ingredientes poco deseados.

Estar preparados porque no sabemos cuándo viene el Hijo del hombre. Cuidar nuestro interior con la oración y los sacramentos. Cuidar nuestro exterior con las buenas obras y la fraternidad. Buscando siempre la voluntad de Dios. Mucho se nos ha dado. Mucho se nos confió.

"Al que mucho se le dio, mucho se le reclamará; al que mucho se le confió, más aún se le pedirá”. Que no nos suene a amenaza, sino a posibilidad. Si reconozco todo el cuidado y cariño que he recibido a lo largo de la vida, de forma espontánea y agradecida devolveré todo ese cariño recibido. Daré gratis lo que gratis he recibido. Crecemos en responsabilidad porque confían en nosotros. Es asombroso que Dios confíe tanto en lo humano cuando pone en nuestras manos lo más valioso: su vida y su amor.


«Al que mucho se le dio, mucho se le reclamará»
Muchos dones se nos regalaron a cada uno, y nuestra obligación es ponerlos en movimiento para que den tantos frutos que nuestra vida esté llena de sentido. No vivamos sin aprovechar lo que somos y tenemos.

Actuemos, vivamos, digamos y hagamos como si Él siempre estuviera presente. Es que esa es la verdad, Él siempre está. Nuestra vida es con Él. Hemos recibido mucho de Él, dones, capacidades... no las utilicemos pensando en nosotros. Pongamos al servicio de los demás lo que somos, que sea para la transformación de las relaciones, que sean relaciones justas, de paz y fraternidad.


"Al que mucho se le confió...".
-Yo no valgo nada, soy poca cosa, todo lo hago mal... Solución: resetea tus pensamientos porque Dios sabe lo mucho que vales y de lo que eres capaz. Confía en ti y en Él...

Dios es la sorpresa. Sólo te pide una cosa, prepárate para la sorpresa. Prepárate porque cada segundo es la posibilidad de entrar en el Reino de Dios.

Que la Virgen María nos ayude a permanecer atentos a la voluntad del Señor y a vivir su presencia entre nosotros.


Mi fuerza y mi esperanza eres Tú, Señor, 
en Ti confío, no temo. 
Mi gozo y mi descanso están en Ti, Señor. 
Tu Amor despierta las fibras de mi amor para servir.  
Señor, ayúdame a pensarlo. 
Despierta mi corazón para esos encuentros contigo.
Ayúdame a captar tu presencia cada día y en cada momento
¿Cómo callar cuando tu amor me ha tocado?
Señor, ¿cómo no anunciarte 
cuando has devuelto la palabra a mi vida silenciada?
Ante tu mirada compasiva, ya soy alguien único.
Ante tu mano tendida, 
me invitas a tender la mía confiadamente.
Que por tu palabra pueda anunciar tu reino.
Que por tu gesto compasivo, 
pueda yo tocar a otros con amor.
Que por mi vida transformada, 
muchos puedan saber del amor, 
de la libertad, de la alegría, del perdón.  
Amén.

 

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