No cerremos puertas

"A esta generación 
se le pedirá cuenta".   
(Lc 11,47-51).

Corren tiempos difíciles para la paz, para la cordura, para la justicia y la misericordia. Entre explosiones de bombas y alarma de sirenas la muerte extiende su sombra por las calles destrozadas. No pensemos que es inevitable. Aunque el odio dure siglos todos somos responsables.

"A esta generación se le pedirá cuenta de la sangre de todos los profetas derramada". Una generación a la que hay que pedir cuentas. Honran a quienes mataron. Profetas y apóstoles asesinados o perseguidos. Acaparadores del saber para manipular. Jesús es implacable con la hipocresía. Las apariencias, el postureo, la foto. La Verdad descubre el montaje.

Normalmente frente a la gravedad de los problemas solemos decir: "lo siento, no puedo hacer nada". Pero lo más cierto es que nos cuesta sentir como propio el sufrimiento de los demás. No lo sentimos, por eso no hacemos nada. No quiere Dios que vivamos desolados o paralizados por el dolor, pero sí nos quiere activados, creativos, esperanzados. Que cada día podamos construir Reino de Dios a nuestro alrededor.


"¡Ay de vosotros, maestros de la Ley, que os habéis quedado con la llave del saber; vosotros, que no habéis entrado y habéis cerrado el paso a los que intentaban entrar!"
¿Estaremos haciendo nosotros lo mismo? A veces nuestras actitudes con los otros que no piensan, creen, opinan como nosotros, se parece un poco a esto. En ocasiones los que tienen el servicio de autoridad también responden mostrando 'la llave del saber' y no facilitan la escucha, el encuentro, el compartir, el dejarse cuestionar y estar dispuestos a aprender. La tolerancia es camino de encuentro, la humildad es el modo de construir juntos, el dejar pasar es la forma de hacer camino con los otros, la escucha es el inicio de un aprendizaje. 


La propuesta de Jesús es de puertas abiertas, de tener sitio para todos en la mesa, de no hacer distinción de personas, de no discriminar a nadie. Su invitación es universal, genera fraternidad y no división, encuentro y no discriminación. Destruir es fácil, lo difícil es construir. No seas piedra de tropiezo y ayuda a caminar. Que cuando mires por encima del hombro sea para ayudar a levantar... No dejemos fuera, no cerremos puertas, no nos creamos en posesión de la verdad.

Señor Jesús, ayúdame a entrar decididamente, por la puerta del Evangelio.
Llevo mucho tiempo siendo cristiano, pero no acabo de pensar como Tú, sentir como Tú, rezar como Tú, arriesgar como Tú, tratar a los pobres como Tú, renunciar como Tú, compartir como Tú, entregarme como Tú...
En definitiva, no me atrevo a amar como Tú.
Qué tu Espíritu me dé el empujón que necesito para vencer la pereza y la mediocridad, y entrar cada día con mayor profundidad en tu Reino.
Ayúdame a ser puente que abra camino.
Qué nunca sea muralla que cierre el paso.
Para que muchas personas, algunas muy cerca de mí, que buscan la fuente de la felicidad y de la alegría, puedan encontrarse contigo, puedan descubrir y vivir que Tú eres el Camino, la Verdad y la Vida.
 Amén 


 

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