La viña

 

"Se os quitará a vosotros el reino de Dios y se dará a un pueblo 
que produzca sus frutos".  
(Mt 21,33-43).

El propietario planta la viña, la rodea con una cerca, cava un lagar, construye una torre y la arrenda. Los arrendatarios reciben todo para producir frutos. Pero esos labradores no entienden la gratuidad ni su misión. Se quieren hacer dueños apaleando y matando.

El paso del tiempo es irreversible. Si ayer no aprovechamos nuestro día para vivir y construir Reino de Dios, esa oportunidad no volverá, se nos ha quitado. Menos mal que hoy tenemos otra. Produzcamos hoy el fruto que Dios espera. En toda ocasión, entre súplicas, que nuestra oración desborde gratitud, asombro, alegría, empatía. Y que nos acompañe la confianza radical de que la paz de Cristo nos habita pase lo que pase, vivamos lo que vivamos.


Jesús nos llama a su Viña, nos llama a su gracia, nos invita a permitir que aquellos diseños de vida en plenitud, que tiene desde siempre se realicen en cada uno de nosotros, si libremente y dócilmente le dejamos cultivar y fructificar.
 

No somos los dueños de la viña... somos trabajadores en la tarea que el Señor nos propone. ¿Trabajo para dar fruto? ¿Agradezco al Señor todos los bienes que Él me ha dado? ¿Los pongo al servicio de los demás?


El Evangelio nos invita a no poner la raíz y fundamento de nuestras vidas en arenas movedizas (nuestras fuerzas, capacidades, saberes, éxitos...), sino sobre la única piedra angular que de verdad sostiene...La piedra angular da consistencia y sostiene todo el edificio. Según esto, Cristo es nuestra piedra angular. Es verdad que no pocos "entendidos" (arquitectos) desprecian a quien puede garantizar la firmeza de nuestra existencia. Sin embargo, esa piedra despreciada es fundamental.  Una piedra que no pesa, si no que eleva... ánimo y a dejar que Él nos sostenga




Piedra angular
Piedra angular, tierra fértil,
nuestro cimiento.
Ese eres tú.
Roca fuerte que nos protege;
en Ti se levantan,
seguras,
nuestras ilusiones,
proyectos, anhelos,
En Ti se gesta nuestro amor.
Suelo firme en el que caminamos,
entrelazando los brazos
y compartiendo la marcha
con otros caminantes,
amigos, hermanos;
con otros peregrinos,
heridos, cansados;
con otros testigos,
que hablan de Ti.
Piedra viva con la que se construyen
casas abiertas,
templos humanos de amor y misericordia,
bienaventuranzas
y milagros cotidianos.
Piedra angular, tierra fértil,
nuestro cimiento,
Jesús.

(José María R. Olaizola, sj)





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