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¡Vive tu bautismo!




«Yo os bautizo con agua; 
pero viene 
el que es más fuerte que yo, 
a quien no merezco 
desatarle la correa de sus sandalias. 
Él os bautizará 
con Espíritu Santo y fuego» 
(Lc 3, 15-16. 21-22)

Jesús es el Hijo amado.
El que pasó haciendo el bien, curando a los enfermos y liberando a los oprimidos.

Él se hace Siervo, por amor, para liberarnos de la esclavitud del pecado y de la muerte, abrir el cielo y darnos su misma Vida; para hacer de nosotros, por Él, con Él y en Él, Hijos amados del Padre.

Como hijos de Dios estamos llamados a hacer lo mismo.
¡Pongámonos en marcha!





Hoy es la fiesta del Bautismo del Señor.







Hoy es un buen día para dar gracias por el don del bautismo de Agua y el de Fuego.
El Espíritu de Dios se derrama dónde y cuándo quiere.



Descubrir quién eres.
Cuál es tu misión.
Dónde están tus raíces y a dónde te diriges.
Emprender un camino.
Saber que no estás solo, que somos un pueblo que camina.
Escuchar en el corazón: 
"tú eres mi hijo, mi hija amada".
Nacer de nuevo.

Lo que más alegra al cristiano es haber sido bautizado.
Nada hay tan apasionante y deslumbrador.
Algunos bautizados desconocen su hondura y alcance.
Vuelve a sentir el agua derramada en tu cabeza, al Espíritu ungiéndote las entrañas y a Cristo grabado en tu corazón.
¡Vívelo!

Gracias, Señor, por hacerme hijo tuyo.
Gracias por hacerme miembro de tu Iglesia.
No dejes que olvide que mis privilegios como bautizado me deben llevar a corresponderte, porque toda mi existencia tiene como objetivo llevar a plenitud la vida de gracia que recibí en el Bautismo

Doy gracias por mis padres y padrinos que me acompañaron hasta las aguas del bautismo.
En ellas recibí de Dios un nuevo renacer, una nueva vida.

Gracias, Señor, por el sacramento del bautismo que nos hace hijos tuyos por medio del agua que riega y fecunda con tu gracia, y por el Espíritu que nos enriquece con tu vida hasta hacer que seas tú quien vive en nosotros y que tu amor nos posea para siempre.
Permanece Señor en nosotros, como surtidor inagotable en nuestro corazón, para llenar la sed profunda que todo ser humano tiene de Ti y para quitar los obstáculos que encontramos en el camino.
Gracias Jesús por la fe que nuestros padres y antepasados nos transmitieron.
Ayúdanos a vivir nuestro bautismo cada día, creciendo en tu amor, siendo tus testigos, viviendo como hermanos de todos.
Que nos demos cuenta de que somos tus hijos queridos, tus escogidos, tus preferidos, y miembros de la gran familia que es la Iglesia, que nos regala tu perdón cuando te fallamos y nos da el Pan de la Eucaristía para ser fuertes.
Gracias por ser nuestro Padre, gracias por amarnos, que nunca me olvide del regalo de tu amor y que haga crecer en mi la luz de la fe.




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