¿Tenemos compasión?






“CINCO PANES Y DOS PECES” 
(Mc 6,38)  

Así es la fe: gratuita, desinteresada, confiada.
Como el que puso en las manos de Jesús cinco panes y dos peces.
Un pequeño “sí”, dicho confiadamente, abre la puerta de la humanidad a la generosidad de Dios.
Haz tuya hoy esta oración de santa Teresita: 
  
Toma mi vida; es tuya.
Ponla en el altar,
Señor, junto a la tuya.
También yo quiero ser, contigo, eucaristía.
Sea lo que sea, te doy las gracias.  

Es tanto el trabajo por hacer, tanta la misión y tanto el cansancio.
Dadles vosotros de comer.
Tanta nuestra falta de esperanza en ti y en tu poder.
Dadles vosotros de comer.
Y tanta nuestra desconfianza en nosotros, que somos tan poco.
Dadles vosotros de comer.

Se buscan personas que multipliquen sus 5 panes con su entrega, que pongan sus 2 peces al servicio de los demás, y así alimenten al mundo con sus vidas.

Jesús es el verdadero y definitivo Pan del cielo, enviado a saciar para siempre nuestra hambre y nuestra sed de plenitud y de felicidad.
Presente en la Palabra y en la Eucaristía, se entrega por nosotros, revelándonos el amor misericordioso del Padre.



Si Jesús se compadeció de aquella multitud ¿cuánto más la Madre?
Llévanos María hasta tu Hijo para que sacie nuestra hambre al ofrecerle los cinco panes y dos peces de nuestra vida y servicio.

María sabe que estamos hambrientos de gracia.
Ninguna se pierde, ella recoge todas las que se vierten y nos las distribuye para que no desfallezcamos.

Dios viene porque se da cuenta de nuestras necesidades, porque tiene compasión de nosotros.

Señor Jesús, tienes compasión de los que no te encuentran y te acercas a todos,
Tienes compasión de los que te tememos y te haces pequeño.
Tienes compasión de los que somos demasiado duros y te manifiestas como ternura.
Gracias, Jesús.

Tienes compasión de los que tenemos hambre y te conviertes en pan de vida.
Tienes compasión de los que no te entendemos y te haces Palabra.
Tienes compasión de los que nos sentimos solos y perdidos y te haces nuestro compañero de camino.
Gracias, Jesús.

Tienes compasión de los que sufren en su cuerpo o su alma y te presentas como nuestro médico y medicina.
Tienes compasión de los que somos perezosos para servir y te haces nuestro esclavo.
Tienes compasión de los que pecamos y cargas con las consecuencias de nuestros errores.
Gracias, Jesús.

Tienes compasión de los que nos cuesta entregarnos y te ofreces por nosotros en la cruz.
Tienes compasión de los que tenemos la muerte y con tu resurrección abres las puertas de la Vida eterna.
Tienes compasión de los somos cobardes y miedosos y nos regalas la fuerza de tu mismo Espíritu.
Gracias, Jesús.


Y nosotros, ¿vemos las necesidades de los hermanos, tenemos compasión, actuamos?

Contaba la Madre Teresa de Calcuta:
"En cierta ocasión, una mujer me habló de una familia hindú con ocho hijos que no habían comido en varios días.
Reuní inmediatamente todo el arroz que pude y lo llevé a la casa.
Aquellos niños estaban al borde de la muerte por inacción y me recibieron con voces de alegría. Su madre cogió el arroz, hizo dos mitades, repartió una a sus hijos y luego se marchó con la otra.
Cuando volvió, le pregunté:
“¿Dónde has estado”.
Y ella respondió:
“Hay una familia musulmana en la puerta de al lado, tienen también ocho hijos y tampoco han comido en varios días, como nosotros”.

¡Qué grande es Dios que tanto nos ha amado!
Se ha compadecido de nuestros sufrimientos y nos da el alivio para seguir adelante en los momentos más difíciles de nuestra vida.
Él ha querido darnos el Alimento de los alimentos: su mismo Cuerpo, el Pan de los ángeles.
Sólo bastan unas pocas palabras para hacer un milagro de multiplicación: "Tomad y comed todos de él, porque esto es mi cuerpo que será entregado por vosotros"

Señor, gracias por enseñarme el camino que debo seguir: vivir la caridad en todo momento.
Ayúdame a abrir mi corazón para deducir lo que puedo hacer por los demás, no con mis propios talentos, sino poniendo éstos en tus manos, para que los multipliques y pueda, así, convertirme en un auténtico discípulo y misionero de tu amor.

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