Enviados
“No seréis vosotros los que habléis,
el Espíritu de
vuestro Padre
hablará por vosotros”
(Mt 10,20).
La tarea del evangelio es hermosa pero entraña
dificultades.
SER CRISTIANO, MISIÓN DE RIESGO
Os entregarán, os
azotarán, os harán comparecer, os arrestarán, os odiarán, os perseguirán...
Al Jefe ya le sucedió, ¿de qué nos extrañamos?
Hoy pongo en mi corazón a todos los cristianos
perseguidos o que sufren a causa de la fe.
Los misioneros necesitan beber cada día en las fuentes
del consuelo.
Alienta a los misioneros que conoces.
Muéstrales tu cercanía.
Callaré y tú, Espíritu, hablarás en mí el lenguaje de
la paz y del amor.
"Que todos
sean uno", es la
petición de Jesús.
Sin embargo
también dice que entre sus seguidores habrá divisiones, que por su causa habrá
enfrentamientos.
Que habrá lobos
disfrazados de cordero...
Que su Espíritu
nos una y este mundo encuentre la paz.
El evangelio de
hoy nos pide coherencia: vivir conforme a nuestra fe.
En una sociedad
secularizada como la nuestra importan más los hechos que las palabras.
Importa
nuestra manera de acoger a los que acuden a nosotros y nuestra confianza en
Dios en toda circunstancia.
Si hay que
hablar, el Señor nos inspirará las palabras adecuadas.
Es cuestión de
mantenernos unidos a Él.
El Espíritu
viene siempre a animar la vida de la humanidad.
Nos da la
fortaleza para afrontar la realidad que nos toca vivir.
Invoca al
Espíritu al comenzar el día.
Déjate conducir por Él a la interioridad, a la
creatividad y a la comunión.
¡Tu Espíritu sobre mí!
Te abro la puerta sin miedo.
Te acojo en mi corazón.
¡Empieza lo nuevo!
La conversión es
un proceso que dura toda la vida.
Nutrirse cada
día del Evangelio y llevarlo en el corazón, en los labios, en las manos, en las
entrañas, para que poco a poco nos transforme.
Reaviva en ti el
don de Dios.
María nos lleva
siempre hacia la intimidad con Dios, haciendo que nuestras vidas sean llevadas
e iluminadas con la gracia del Espíritu Santo.
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