"Levántate y anda."



“¡Ánimo, hijo!, 
tus pecados están perdonados” 
(Mt 9,2)  

Con los años y la falta de ejercicio me noto atrofiado.
También las cargas de la vida hacen mella en mi ánimo.
Descanso en la Palabra de Dios y siento que Jesús, que quiere sanar mis parálisis, me dice: "levántate y anda."

SOY PARALÍTICO
Soy paralítico.
Si mis miedos y fantasmas se apoderan de mí.
Si el pasado me atrapa y me impide ser feliz.
Si mi dolor y preocupaciones son el centro de mi existir.
Soy paralítico.
Sáname y hazme andar, Señor, rompe las cadenas de mi corazón.


"Ponte en pie, coge tu camilla 
y vete a tu casa".



Pon en nuestro camino "camilleros" que nos conduzcan a ti.

Jesús siempre está a favor de la vida.
Cuando la encuentra encorvada, la levanta.
Cuando la encuentra pisoteada, la dignifica.
Cultiva hoy el lenguaje del ánimo.
Un gesto de cercanía, una palabra de aliento, una mirada limpia y pacificada, una sonrisa... pueden transmitir vida a los más debilitados en la esperanza.  

Me perdonas para que pueda perdonar.
Me animas para que pueda animar.
Me amas para que pueda amar.

Dios perdona con caricias, amor y ternura

Dios nos ha imaginado erguidos y llevando el timón de nuestra vida.
El paralítico se ha dejado ayudar, pero hasta encontrarse con Jesús no ha hecho nada.
Cuando la parálisis interior nos atenaza, no podemos dar un paso.
Todos hemos cometido errores.
Escuchar en el sacramento de la penitencia: «tus pecados quedan perdonados...» debería ser un impulso para seguir adelante.

- Señor, caminaré en tu presencia.
La fe que tenían los portadores del paralítico y el perdón de Jesús se encuentran.
Del encuentro surge un nuevo comienzo para el paralítico.
Pasa por tu corazón la situación de parálisis, de incapacidad para caminar y ser libres, que viven muchos pueblos de la tierra.

Ilumíname, Señor.
 Ayúdame a encontrar un estilo de vida liberador.  

Señor, hoy pongo ante ti todos los nombres y rostros que he encontrado en mi camino en este día.
Tú los conoces y sabes lo que necesitan.
Bendícelos.
 Pon alegría en sus vidas, esperanza en sus corazones.
Sana sus males.
Gracias.
Bendito seas.

Señor, Tú eres el más grande,
el más comprensivo, el más amoroso.
Tú muestras tu poder con el perdón y la misericordia,
nunca con la venganza y la violencia.
Cierras los ojos a nuestros pecados,
para que nos arrepintamos,
porque somos tuyos,
nos llevas en tu corazón
y quieres que tengamos vida, vida abundante.

Gracias por salir a nuestro encuentro
en las personas que nos aman y en las necesitadas,
en los acontecimientos que nos hacen llorar y reír,
en tu Palabra y en los sacramentos.

Que sepamos acogerte con alegría,
para que tu mirada nos conquiste
y tu amor nos impulse a compartir.


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